Día del ingeniero agrónomo: “Montañas de vida”, un cuento de María Inés Stoppani
Este 6 de agosto, en el Día del Ingeniero Agrónomo, María Inés Stoppani preparó para colegas y amigos este homenaje. El cuento que se reproduce a continuación se llama "Montañas de vida".
Por María Inés Stoppani
Entré por una pequeña puerta en el gigantesco recinto y lo hice doblado, como un junco por el viento. Todo era silencio. La luz tenue de dos bombillas de farol, como diminutos soles, aclaraban la oscuridad.
Trepé por la escalera y fui hacia un camino en altura, delineado por dos barandas, de las que me tomé con las manos.
Reviví el temor a lo desconocido. Mi pulso se aceleró. Miré de reojo hacia abajo y me pareció sentir vértigo. Había un precipicio a ambos lados y montículos gigantes, dorados, a veces algo rojizos, como dunas de preciada arena. Pero no eran granitos de arena. Estaban unos al lado de otros, respirando, viviendo. Hablaban un idioma que yo solo reconocí como silencio.
Cuánta vida junta, pensé. Y con cuánta armonía.
—¿Dónde estoy? —casi susurré para no molestar, mientras continuaba turbado, caminando el sendero.
Nadie contestó.
—¿Dónde estoy Señor? —Elevé los brazos y pregunté al Supremo, en un tono más fuerte—: ¿Es esto la tierra o estoy en el cielo?
La voz de Dios no me contestó con sonido, pero puso en mí el conocimiento:
«Es la tierra, mi querido Ingeniero Agrónomo. Estás en un silo celda, de granos de trigo y de sorgo, en Argentina».