Día del Deportista sampedrino: Humberto Villarruel y una vida ligada al ciclismo, su gran amor
Protagonista principal de la gesta más importante de la disciplina a nivel local como lo fue la participación del equipo Arco de Oro en el Rutas de América en 1974, conoció el deporte gracias a su hermano mayor y compitió desde que era un adolescente hasta casi los 70 años cuando "el médico" le "sacó la bicicleta", tal explicó a La Opinión. A sus 84 años, recordó andanzas como cuando se volvió de Mar del Plata pedaleando y, también, su relación con el fútbol y el boxeo junto a Rinaldo Ansaloni.
Cuando el 13 de octubre de 2019 Humberto Villarruel fue agasajado por el Círculo de Periodistas Deportivos en la primera celebración del Día del Deportista sampedrino en la Plazoleta del Deporte, no ocultó su emoción. El exciclista, sentado en una reposera frente a la escena principal, no pudo contener las lágrimas cuando se paró a recibir su distinción por ser un referente de la actividad y entre los aplausos, el intendente, Cecilio Salazar, se acercó a saludarlo.
"Beto" pedaleó desde que era un adolescente hasta casi los 70 años cuando "el médico" le "sacó la bicicleta", tal explicó a La Opinión en una charla telefónica en la que admitió que es "un loco de la bicicleta": "Me encanta mirar ciclismo también, el ciclismo es mi vida y la bicicleta lo es todo".
Villarruel nació en Capital Federal, a siete cuadras de La Bombonera en el barrio La Boca y, como no podía ser de otra manera, es hincha de Boca. De muy pequeño emigró a San Pedro donde tuvo sus primeros contactos con el ciclismo gracias a su hermano mayor: "Empecé, me gustaba y siempre me gustó ganar. Empecé a andar en bicicleta a los 16 años. Ya competía, yo quería ganar".
"Terminaba de trabajar en Vialidad Nacional y me venía desde Mar del Plata pedaleando, me decían que estaba loco"
A lo largo de la conversación, dejó en claro que él siempre quería "ganar". Por eso, compitió hasta que "el médico" le "sacó la bicicleta" y dejó en claro que "a nadie le gustaba" que él triunfara. En su Curriculum Vitae sobresalen participaciones en certámenes argentinos, participaciones en la Doble Bragado y, tal aportó su hijo Juan Emilio, "récord de carreras ganadas consecutivas en Zárate". "Largaba y me iba enseguida. O me dejaban ir o no me querían correr", dijo entrerisas Humberto, de 84 años.
Además, en 1974 fue parte del plantel de Arco de Oro que compitió en el certamen Rutas de América que comenzó en la Casa Rosada en Capital Federal el 23 de febrero y terminó, después de diez etapas, en el velódromo de Montevideo, Uruguay, el 3 de enero. Esa vez, según datos que proporcionó el especialista Román Baca, fue la única en la historia que un equipo sampedrino intervino en un certamen internacional. Junto a él estuvieron Mario Garibaldi, el tandilense Daniel Gallegos y el limeño Héctor Carrizo. De ellos, Gallegos no largó y Carrizo abandonó. Los dos ciclistas de San Pedro siguieron dando batalla hasta que a Garibaldi tuvo un inconveniente en su rodado y, aunque pudo llegar con el pelotón, Villarruel quedó solo en la pelea contra el resto de los elencos sudamericanos.
A la par de su actividad como atleta, Villarruel trabajó en Vialidad Nacional y su función lo llevó por diferentes ciudades del país. Una de ellas fue Mar del Plata desde donde varias veces se volvió pedaleando hasta San Pedro para "entrenar", recordó: "Terminaba de trabajar y me venía desde allá. Los hermanos Curuchet, uno de ellos Juan (N. de R.: representó a Argentina en cinco Juegos Olímpicos y fue medalla de oro en Beijing 2008 junto a Walter Pérez), me decían que estaba loco".
Como su vida es la bicicleta, tal lo describió, tuvo una bicicletería que fue "Rodados Paponia". "La bicicleta es la vida del ser humano", sostuvo y contó que le "encanta" mirar por televisión los grandes eventos como el Tour de France.
Por último, también estuvo ligado el fútbol como jugador de Paraná y El Porvenir. Se desempeñaba de wing izquierdo y, por tener los mismos colores que Boca, es simpatizante de Independencia. El boxeo fue su otra disciplina y se dio el lujo de guantear con Rinaldo Ansaloni -participó en los Juegos Olímpicos Londres 1948 y en Helsinki 1952; fue campeón en los Juegos Panamericanos de Buenos Aires en 1951 y argentino cuando noqueó el 19 de diciembre de 1953 a Ángel Casano- de quien recordó que lo "fajaba": "Me amagaba de izquierda al hígado y me la metía en la cara, en el club IFC ahí teníamos el ring. Después hice dos o tres peleas".
Por eso, cuando Humberto Villarruel hace un año recibió una distinción en el marco del primer Día del Deportista sampedrino, recordó en milésimas de segundas su vasta trayectora el ciclismo y no hubo forma de que no se emocione acompañado de su familia y ante el aplauso de muchos colegas, la mayoría de otras disciplinas, que le rindieron tributo.