Detuvieron a un pasajero con marihuana y cocaína
Un joven de 28 años fue interceptado cuando bajaba de un micro Chevallier. Llevaba encima una importante cantidad de marihuana y dos envoltorios con cocaína. Un amigo suyo lo esperaba en un automóvil y fue detenido más tarde. Ambos están sospechados de comprar los estupefacientes para fraccionarlos y venderlos, porque la policía halló un listado con nombres que corresponderían a los “clientes”.
Personal policial detuvo este sábado a dos jóvenes que portaban una importante cantidad de drogas. Uno de ellos, regresaba de la ciudad de Buenos Aires, en un micro de larga distancia, cuando la policía lo interceptó. Fue en las últimas horas de la tarde, en la intersección de Av. 3 de Febrero y Sarmiento. El pasajero descendía del micro en ese cruce porque aparentemente, un amigo suyo lo estaba aguardando a bordo de un automóvil para trasladarlo.
Los agentes detuvieron a una persona que pasaba por el lugar para solicitarle que oficie de testigo del operativo. “Mi marido iba a la ferretería Nación cuando vio el movimiento y la policía lo paró. Se quiso negar a salir de testigo, pero le dijeron que no podía y lo llevaron igual”, comentó la esposa de este hombre.
Además del pasajero del ómnibus de la empresa Chevallier, que viajaba con un hermano, los efectivos aprehendieron casi inmediatamente al amigo y posible cómplice que lo esperaba.
Una fuente del caso, comentó que la policía estaba investigando desde hacía un largo tiempo a esta persona que luego fue identificada y tiene 27 años. En la mochila que portaba cuando descendió del transporte, llevaba un envoltorio con 250 gramos de marihuana y otros dos conteniendo un total de 9 gramos de cocaína. Pero lo más llamativo del caso, es que los efectivos encontraron que cada “paquete” tenía colocado un nombre de pila que podría indicar quién estaba a cargo de la distribución, y hasta un listado con nombres que corresponderían a los “clientes”.
Su compañero, de 28 años, también fue detenido pero su situación procesal podría ser diferente, si es que se determinara que no tuvo responsabilidad en el caso.
“A mi marido lo tuvieron hasta las cuatro de la mañana, hasta que terminaron todas las pruebas con reactivos. Así determinaron que la droga era pura y del tipo que sospechaban. Después le hicieron firmar un sinfín de papeles”, dijo la mujer del testigo.
Según comentaron vecinos, el sospechoso vive en inmediaciones de la Escuela Nº 4 y el segundo detenido en el barrio Villa Lolita. Son amigos desde la infancia y han sido vinculados con el consumo de drogas en otras oportunidades aunque no contarían con antecedentes policiales.
Los “repartidores”
En distintos relatos, diferentes jóvenes consumidores de drogas han reconocido que no existen en San Pedro grandes “dealers” o distribuidores de estupefacientes. Todos coinciden en confesar que la droga llega a la ciudad en pequeñas cantidades, que transportan los mismos jóvenes que consumen. Las villas miserias de Buenos Aires u otras ciudades más cercanas, son los puntos de “contacto” con otros traficantes. En diferentes grupos de amigos o conocidos, siempre existe uno que suele realizar los viajes y comprar la cantidad suficiente para luego repartir entre sus pares. “A lo sumo, obtiene una ganancia para salir hecho con lo que consume”, dicen los que saben.
Juicios espectaculares que sólo sirvieron para acusar a vendedores minoristas y continuas detenciones de consumidores que quedan libres a los dos días, son la contra cara de una realidad cada vez más compleja en cuanto al notable crecimiento de la circulación de drogas. Los policías especializados en el tema han demostrado ineptitud, y nadie se anima a asegurar que, además, existe corrupción. En el medio, están los chicos que ingresan a la adolescencia y están cada vez más expuestos a un negocio demasiado grande.