Detrás de la serpiente de agua
Francisco De Narváez visitó San Pedro. Caminó dos cuadras en las que saludó a vecinos y realizó un acto en la Sociedad Rural, donde criticó al Gobierno Nacional, repasó algunas de sus propuestas y no disipó las incertidumbres sobre quiénes lo representarán aquí en las próximas elecciones.
Mitre y 3 de Febrero, 17.30 del Viernes. El cronista se acerca a sus colegas y pregunta: “¿Ya viene?”. Nadie lo sabe. Ni los periodistas que llegaron temprano, ni los 80 vecinos apostados tras carteles blancos que dicen “De Narváez – Estrada – CGT Azul y Blanca”, menos aún las ajustadas calzas de las promotoras de visera blanca que reparten volantes que afirman: “La seguridad se hace”. Tampoco lo sabe Rogelio Estrada, que está apostado delante de todos, como para que no queden dudas. Argentino Genorio, el tercero de la CGT disidente —detrás de Barrionuevo y Camaño— no sabe nada sobre la hora de llegada y no parece preocuparle demasiado; se entretiene fotografiándose con las chicas ante la cámara más fálica. Un muchacho con cara, cuerpo y gesto de patovica va y viene. Él será quien una hora después anuncie: “Ahí llega”, mientras ordena a las chicas que copen la calle.
De Narváez y su tatuaje de la serpiente de agua visten de sport, sin corbata, con saco gris con pitucones negros en los codos. Señal para el votante: “Soy como ustedes, un tipo común, que gasta los codos en el escritorio, trabajando”. Sonríe, mucho. Sus camarógrafos indican a los periodistas que hablemos con su representante de prensa. Llegó tarde y empezamos a sospechar que lo que hará en la Rural no tiene nada de “conferencia de prensa”. Su representante nos impide acercarnos y anuncia: “Los atendemos allá”.
El Colorado —que deberá explicarle a la Justicia las llamadas de su Nextel a Héctor Benítez, nombre que usaba el “Rey de la efedrina” Mario Segovia— camina las veredas angostas de la Mitre, se detiene en una joyería y besa a una vecina. Sonríe, siempre. Sus guardaespaldas le abren paso para que las manos de “la gente” puedan tocarlo.
Cuando llega al Butti, cruza raudo de vereda. Se abalanza sobre unas adolescentes que lo miran sorprendidas. Las besa y, sí, les sonríe. Gira y mira a su público, unas 50 personas que lo siguieron desde que se bajó de la misma camioneta a la que de improviso se sube para salir a toda velocidad hacia la sede de la Sociedad Rural.
Una vez allí, apoya los pitucones en la mesa, flanqueado por el vicepresidente de CARBAP y un referente local de Sociedad Rural. Discurre. Retenciones sí, pero menos hasta eliminarlas. Confrontación, no. Cambiar la composición del Congreso para equilibrar fuerzas, pero no para desestabilizar a Cristina. Giros para la hinchada del tipo: “Kirchner nunca fue a la Sociedad Rural, ni cuando fue intendente, gobernador ni presidente. Lo suyo es un problema ideológico contra el campo”. Perlas para la seguridad / inseguridad. Nada que no se haya escuchado por televisión en los múltiples spots y apariciones disfrazadas de notas periodísticas, tanto en sus medios —radio La Red, diario El Cronista Comercial, Canal América, sólo por nombrar los más conocidos— como en muchos otros. Hasta en las localidades del interior de la provincia, como la nuestra, aparece De Narváez recorriendo un barrio —aunque del conurbano— y respondiendo preguntas sobre el dengue, la inseguridad, las retenciones.
Como la cita en Sociedad Rural no resultó una conferencia de prensa, como decía en su gacetilla, sino un acto hecho y derecho, a la medida del público esperable, las preguntas fueron pocas y se respondieron solapadamente. El clima de “todos felices, gracias Francisco” y de “ajá, sí, sí,” que se vivía en el lugar se disipó cuando el candidato a renovar su banca de Diputado tuvo que responder a las consultas sobre el armado local de su Trío con Solá y Macri. “Si yo tuviera un telebeam, les diría que en este momento están todos en off-side”, comenzó. Evitó meterse en la rosca local y llamó al tan mentado diálogo, a la unidad, sumó un florete a la contienda aseverando que la expresión local de la Mesa de Enlace tiene que proponer candidatos y trabajar para la decisión en torno a las listas, pero dejó bien claro que las encuestas tienen la última palabra, asegurando: “Quienes más trabajo tengan y mejor midan serán quienes encabecen las listas”.
Los referentes de Felipe Segundo se ocuparon de mostrarse juntos. Patricia Rocca y Cecilio Salazar se sentaron pegaditos y se les sumó un poco más tarde Carlos Casini. Américo Quintana y sus compañeros de Recrear y el Partido Conservador pidieron cancha personalmente a De Narváez. Recibieron un “ahora no, ya es tarde, ya nos vamos”, por boca del propio candidato.
La rosca continuó a puertas cerradas. En la calle, unos volantes de impresentable diseño pedían al empresario del tatoo que no reconociera a Carlos García —sindicado por el Pro de Gustavo García como “referente” y enviado, dicen, por el propio De Narváez—porque era de Capital y la gente de la segunda sección electoral tenía derecho a elegir entre sus coterráneos. Los felipistas, que se sienten en mejor posición que el resto, charlaban en la plaza. El público se dispersó arrastrando al cronista y contagiándole su incertidumbre. Hasta el día del cierre de las listas, todo puede pasar en el Pro Peronismo. Muchos parroquianos suben las apuestas para ver quién alcanza la bendición de la serpiente en el cuello. Haga la suya, elija y gane.