Detenido, el responsable de un prostíbulo deberá cumplir condena en la cárcel
Un hombre de apellido Colantono fue detenido el viernes, tras ocho meses de investigación en la que se confirmó que, a pesar de haber sido condenado en 2012, seguía dedicándose a la explotación de servicios sexuales. Una modificación en la ley lo expone a un mínimo de cinco años de prisión. Su condición de reincidente agrava su situación procesal.
La semana pasada, una investigación del fiscal Darío Giagnorio de la que participó personal de Prefectura Naval Argentina permitió desbaratar un prostíbulo ubicado en Lavalle 460 y detener a su responsable, un hombre que por tercera vez es detenido por proxeneta y que ahora, gracias a una modificación en la ley, deberá pagar con cárcel su conducta delictiva.
Por tercera vez en diez años, Néstor Horacio Colantono fue apresado por facilitar el ejercicio de la prostitución. En 2012 fue condenado en un juzgado correccional, cuando ese delito tenía como pena la imposición de multas, pero ahora se expone a cinco años, como mínimo, de condena.
Prefectura llegó al domicilio tras una denuncia anónima que disparó una investigación ante la sospecha de que podría haber trata de personas. La información precisaba que en ese lugar había ejercicio de la prostitución y que Colantono era el responsable de comercializar los servicios sexuales.
Con los elementos de prueba suficientes, tras meses de escuchas telefónicas, Prefectura allanó la casa y, una vez más, como en 2009 y 2012, encontraron a una mujer adulta ejerciendo la prostitución, quien aseguró estar allí por propia voluntad, a dos clientes ocasionales y a un responsable de la casa, acusado de regentear el prostíbulo.
El fiscal Darío Giagnorio informó a La Opinión que “en principio no hay trata sino explotación y con el agravante de la reincidencia”. Tras ser indagado el sábado, Colantono permanece detenido y el titular de la UFI 6 pedirá al juez que confirme prisión preventiva.
La oferta de sexo en sí misma no está penada por la ley pero sí facilitar su ejercicio y desarrollar la actividad en establecimientos acondicionados para ello, como los denominados prostíbulos. La Justicia no persigue a las prostitutas pero sí a los proxenetas.
La ley considera que hay explotación “cuando se promoviere, facilitare o comercializare la prostitución ajena o cualquier otra forma de oferta de servicios sexuales ajenos”.
“Es una actividad históricamente lucrativa, es un negocio”, dijo Giagnorio y aseguró: “Cuando se evalúan los números finales se concluye que las chicas explotadas cobran muy poco dinero y los ‘fiolos’ son los que se quedan con el grueso del dinero, porque les cobra el alquiler, un porcentaje por los servicios, etc.”.
Durante el allanamiento, Prefectura secuestró material de profilaxis, agendas, teléfonos celulares y otros elementos de interés para el trámite de la causa. En el marco de la investigación, el fiscal llamará a declarar como testigos a los clientes/prostituyentes: tanto al jubilado oriundo de una localidad que en ese momento estaba con la meretriz como al que esperaba, así como a los que aparecen en las anotaciones y en las escuchas telefónicas.
“Hay una lista. En los meses posteriores, a través de las escuchas, se determinarán los titulares de los teléfonos y se los citará como testigos, porque el cliente es testigo en la causa, y deberá explicar a qué se deben las llamadas telefónicas y qué sucedía en ese lugar”, explicó el fiscal.
Quienes conocen el movimiento que había en esa casa y que saben quiénes eran las mujeres que ofrecían servicios sexuales allí aseguraron que la trama de explotación se reproduce, con las mismas protagonistas, en otros puntos de la ciudad y apuntan a un bar de copas ubicado en proximidades de un reconocido club.