Desde la cárcel, Ulises Fernández pidió a la familia Gomila que siga buscando al asesino
El único detenido por el crimen de Ariel Lido Gomila dialogó en exclusiva con La Opinión. Aseguró que es “inocente” y que no tiene “nada que ver” con el homicidio. Reconoció que es consumidor y que sus antecedentes lo llevaron a esconderse durante más de un año. Desligó a Sampol de las drogas que había en su casa.
Detenido en la alcaidía de la Unidad Penal N° 3, Ulises Fernández esperó un llamado de La Opinión. Tenía ganas de hablar y de contar en público lo que ya expuso en el expediente de la causa por la que estuvo prófugo durante más de un año y por la que permanece alojado en una celda, con prisión preventiva: el asesinato del viverista de El Espinillo, Ariel Lido Gomila.
Ulises Fernández habla rápido y fuerte. Parece tener mucho para decir en el poco tiempo que podrá entablar comunicación telefónica con periodistas de este medio. Su intención, aseguró, era hacer un repaso por su situación, sostener públicamente su inocencia y enviarle un mensaje a los familiares del productor que murió tras recibir un disparo de delincuentes que habían entrado a robar a su casa en el campo: “Yo le digo a la familia que siga investigando el caso, que no se queden con que fui yo, porque yo no tengo nada que ver”, sostuvo.
A la espera de una resolución
En la alcaidía Ulises Fernández se siente mejor que en el pabellón del Penal. Allí recaló a poco de ser detenido en Garín, partido de Escobar, donde vivía en la clandestinidad, prófugo desde el primer allanamiento en su casa, al otro día del crimen que se le endilga.
En su espacio de detención recibe visitas los días martes y viernes. Prefiere que sus hijos no vayan a verlo. Considera que “no es un lugar para ellos”. Cuando recuerda sus días de prófugo y estos siete meses que lleva en prisión lamenta no haber podido despedir los restos de su madre, que falleció en el ínterin.
La causa avanza y en pocas semanas su abogado podrá replantear la situación de Fernández respecto de la prisión preventiva. Se espera que solicite sino la excarcelación, muy difícil de obtener, por cierto, sí una morigeración que le permite cumplir con el arresto en su casa, mientras espera el juicio oral en el que se ventilarán los hechos de aquella noche de enero de 2016.
“Ahora hay que tomar declaraciones testimoniales a mi favor, porque supuestamente yo estaba herido, pero yo estoy bien, no tengo nada, era todo mentira”, se entusiasma el reo respecto de lo que pueda suceder.
La noche que mataron a Gomila
“Yo estoy detenido injustamente. Supuestamente fueron cuatro y el único detenido soy yo”, se quejó Ulises Fernández y aseguró: “Yo estoy ‘engarronado’, no tengo nada que ver”.
Como bien dice, él es no sólo el único detenido sino además el único imputado, el único nombre que se conoce respecto de quienes aquella noche fueron a El Espinillo a robar a la casa de los Gomila.
Está preso por el caso porque hay un testigo que lo señala en proximidades del campo, como si escapara en plena madrugada, momentos después de que Ariel Lido Gomila llegara junto a su esposa y se encontrara con los ladrones, a los que intentó repeler con un arma de la que efectuó disparos. La respuesta armada de los delincuentes fue fatal para el anciano viverista.
“Yo no estaba en el lugar del asesinato”, repitió Fernández en más de una oportunidad durante la charla. “No tengo idea de cuándo fue”, enfatizó al referirse a la noche del crimen.
“Al testigo lo conozco, porque con él tuve problemas”, aseguró y detalló: “El que me acusa es una persona con antecedentes, que ya ha tenido varios problemas. Lo conozco personalmente, porque tuve problemas personales. Él no es ningún trigo limpio. Me vendió una moto trucha, ‘clavada’, fui a hacer la verificación policial y me saltó que estaba ‘clavada’, tenía la numeración adulterada”.
Allanado y prófugo
“El día que se hizo el allanamiento yo no me encontraba en mi casa porque hacía cinco minutos que me había retirado, había llegado con mi señora, que en ese momento era Silvina Sampol”, contó Fernández.
La noche del allanamiento, al otro día del asesinato, en la casa que compartía con la entonces consejera escolar electa por Cambiemos, la policía no encontró a Fernández. Lo que encontró fueron 54 gramos de cocaína y más de un kilo de marihuana, por lo que el Fiscal Manso acusó de cómplice en la comercialización de drogas a Sampol y espera fecha del juicio.
“Yo estaba con Silvina en mi casa. Habíamos ido a comer al restaurante La Posta. Cuando cae la policía yo no estaba, pero no es que me fugué, que vi a la policía y salí corriendo”, dijo Ulises Fernández.
“El allanamiento me cae a las 12.00 de la noche, cuando vengo de comer en La Posta, me llamó un amigo para decirme si quería comer algo, y yo ya había comido, íbamos a repartir (la droga). En ningún momento me fugué, yo no estaba en mi casa”, aseguró.
Desde esa noche, a Ulises Fernández lo persiguió la Justicia hasta que lo atraparon en marzo de este año, catorce meses después, en una casa que alquilaba en Garín y compartía con una joven con la que había formado pareja. Allí estaban también el pequeño hijo de esa mujer y el sampedrino Pablo Colantono, prófugo por otro hecho delictivo.
En el lugar hallaron gran cantidad de drogas y el Fiscal Manso sostiene, desde el principio, que la actividad principal con la que Fernández se mantenía antes del crimen y durante su condición de prófugo era la venta de estupefacientes.
“Yo soy consumidor. Yo compraba y la repartíamos entre cinco o seis personas, que no tenemos adicción, somos consumidores”, dijo el prisionero. Respecto de la droga que hallaron en su casa, dijo que la tenía “para repartir” y explicó: “Para un mes, son 200 gramos de marihuana para cada uno. La cocaína eran 50 gramos, 10 por persona, la tomábamos en una noche, cuando nos reuníamos”.
En ese marco, precisó que ya no tiene relación alguna con Sampol, porque formó “otra familia”, aunque la defendió y la desvinculó de la droga que había en su domicilio. “A ella la engarronaron, le metieron algo que no tenía nada que ver. Los alumnos de ella saben la clase de persona que es. La droga estaba en su casa porque yo convivía con ella y justo ese día la íbamos a repartir en mi casa, como en otras oportunidades la repartimos en casa de otros pibes”, dijo.
Un mensaje para los Gomila
Consultado acerca de si quería decirles algo a los familiares de Ariel Gomila, que desde el día del crimen trabajaron junto a la Justicia y reclamaron públicamente por avances en la investigación, Ulises Fernández no dudó: “No les pido disculpas, porque yo no lo asesiné”, sostuvo.
Su discurso apunta a Manso: “Yo creo que el fiscal tiene algo personal contra mí o contra Silvina (Sampol)”, acusó Fernández, cuyas palabras para los Gomila fueron que insistan con la investigación y la búsqueda del asesino.
“Les están vendiendo ‘sanata’, porque yo pasé un año y medio prófugo y llevo siete meses detenido acá, son más de dos años; y, en la causa, el único que se está comiendo el garrón soy yo. ¿Dónde están los otros culpables, cómo no se sigue investigando el caso?”, se preguntó el reo.
Ante las versiones que indican que se lo había visto en otras oportunidades en el vivero de Ariel Gomila, Fernández respondió que había ido una sola vez, porque tuvo que a “hacer un flete” para trasladar plantas a San Nicolás.
“Yo era un vendedor ambulante, vendía naranjas y duraznos en la calle, plantas nunca vendí, si compraba era chiquitaje y en otros viveros”, dijo.
“A la familia yo no le tengo que pedir perdón, porque yo no lo maté”, reiteró. Aunque su abogado, Juan Luciano, dijo en junio pasado, en diálogo con Sin Galera, que su cliente “estaría en condiciones” de aportar elementos que “darían con la identidad real del homicida”, y que podría reconocer al asesino “por referencias”, Fernández aseguró: “Yo no sé quién lo mató. Yo no sé quién fue”.
Antecedentes y “mala junta”
Ulises Fernández sostuvo que ya “no tenía mala junta” y que “vivía trabajando de lunes a viernes en Escobar, estaba cortando pasto, todo eso, parquización” para la fecha en la que sucedió el asesinato.
“Yo estaba haciendo parquización porque se me había roto la camioneta, pero yo soy vendedor ambulante, vendía fruta en la calle”, explicó.
Sobre su condición de prófugo buscado por la Justicia que no se entregó durante más de un año a pesar de saber que lo buscaban por un crimen, el detenido señaló: “Yo no aparecí antes porque tengo antecedentes. Y a un homicidio, alguien con antecedentes, no lo pasa en dos días; y supuestamente el Fiscal tenía todo para dejarme 25 años. Yo estaba a la deriva, a la buena de Dios, que me ayudó para todo. El Fiscal decía que tenía todas las pruebas, ropa con sangre, proyectiles un montón de cosas”.
“Yo estoy en prisión por algo de lo que soy inocente”, sostuvo reafirmó: “Quiero demostrar mi inocencia”.
En ese sentido, se quejó del accionar de la Justicia. “No puede ser que las personas que tienen antecedentes tengan que pagar los delitos de los demás. Yo hace diez años estuve detenido y me había dejado de joder, había formado una familia y vivía bien, no me hacía falta nada”.
Puesto a reconocer su pasado delictivo, confesó: “Yo sé que hace mucho tiempo he hecho muchas cagadas, me he mandado varias cagadas, pero las he pagado. Yo tengo antecedentes, pero no por eso me tienen que acusar de un homicidio”.