Denuncia por abuso sexual sacude a la comunidad del jardín Belén
Padres de una niña que concurre al establecimiento denunciaron en San Nicolás tras un diagnóstico que hizo una psicóloga a partir de una serie de dibujos. Otros padres exigieron explicaciones a las autoridades. El Padre Tulio se puso al frente de la contención de la comunidad educativa y religiosa, consternada por la situación. Hay sospechas de que podría haber sido una práctica sostenida.
Una denuncia por abuso sexual infantil intraescolar presentada en San Nicolás y que apunta a empleados del jardín Belén como sospechosos de haber cometido los hechos que se investigan mantiene en vilo a esa comunidad educativa y consternada a toda la sociedad sampedrina, que sigue de cerca los avatares del caso.
Entre acusaciones cruzadas por cómo manejó el tema la institución; el pesar de las docentes, que son quienes están a diario con los chicos; y las disputas entre grupos de padres que reviven otras polémicas internas que hubo en el jardín, la Justicia todavía no puso en marcha la maquinaria investigativa.
Una denuncia que desató la crisis
Todo comenzó cuando una familia advirtió cambios de actitud en una niña que comenzó a desarrollar resitencia a concurrir al establecimiento. Una consulta con psicólogas especializadas derivó en la sospecha de que podría haber sido víctima de algún tipo de abuso sexual.
Inmediatamente sus padres consultaron a las autoridades del jardín Belén, donde según relatan se minimizó la situación, y luego hicieron la denuncia penal, presentada en la Fiscalía N° 10 de la Dra. Sandra Bicetti.
Desde entonces, se esperan los pasos judiciales habituales ante una denuncia fuera de la jurisdicción de las fiscalías descentralizadas: que el Fiscal General remita a la que estaba en turno en San Pedro al momento de la denuncia, que habría sido presentada el 17 de noviembre. Si así fue, el expediente recaerá en la UFI 5 que conduce Marcelo Manso, que aunque fue parte de la comunidad educativa del jardín Belén, donde concurrió su hija, no se excusará y llevará adelante el caso si se lo asignan, según adelantó a La Opinión.
En el establecimiento educativo, desde la semana pasada la vida institucional dio un giro que modificó todas las relaciones entre los miembros de esa comunidad educativa y religiosa.
Una reunión que tuvo lugar el jueves provocó malestar entre padres que consideraron que las autoridades deberían haberles informado antes sobre lo que sucedía. La grieta que se abrió ese día se profundizó al siguiente, cuando dos grupos de entre 20 y 30 padres cada uno, fueron recibidos por el sacerdote Tulio Mattiusi, representante legal del jardín, y los funcionarios del área de Seguridad del gobierno municipal Eduardo Roleri –cuya nieta cursó en ese jardín– y Juan Carlos Agüero, quienes fueron para “ponerse a disposición” de las partes ante la gravedad de la situación.
Una investigación y casos en estudio
La causa –que todavía no tendría imputados, puesto que el nombre de un varón que se desempeña como auxiliar comenzó a circular luego de la denuncia– procurará establecer si en el jardín Belén hubo situaciones que pueden ser consideradas abuso sexual de acuerdo a lo que dice el Código Penal.
En las reuniones del viernes, padres desesperados llegaron llorando a pedir explicaciones. Desde la vereda se podían oír sus gritos, con alusiones a presuntos juegos sexuales del tipo “cosquillas en la cola”, o frases que habrían pronunciado los chicos en las que señalaban cosas como “el pitulín se besa con la cola”.
Hay padres que asumieron que sus hijos podrían haber sido víctimas. Otros que revisaron todo lo que pudieron a los suyos. Hubo quienes los llevaron al médico para evaluar. También los que buscaron asistencia psicológica y los que se pusieron a analizar uno por uno los dibujos de sus chicos en los últimos meses.
“Si esto pasaba hace diez años, cómo no saltó antes, nunca. No sé. Yo no soy psicólogo, soy cura”, se le escuchó decir al Padre Tulio durante la reunión. El sábado le dijo a La Opinión que ofrecer declaraciones le parecía “una falta de respeto a los padres”.
De todas maneras, dijo que “al jardín todavía no llegó nada de la Justicia” y que se estaban “enterando de toda esta situación ahora”, al tiempo que aseguró que acompañará “dentro de lo posible a los padres. Estamos dolidos, como ellos”, aseguró.
El presunto abusador señalado por los casos fue apartado de su cargo, a pesar de que, como bien dijo el sacerdote, no hay en el jardín ninguna notificación judicial al respecto.
Las reuniones con padres siguieron. Las disputas dentro y fuera de los grupos de WhatsApp, también. Un puñado de adultos entregó una carta al padre Tulio el pasado domingo para pedir la renuncia de los responsables del establecimiento, entre ellos, que la de la directora, Silvina Basante, estuviera a disposición. La autoridad educativa estuvo ausente durante las reuniones que se sucedieron entre el viernes y el domingo. Había ido a Salta a un encuentro de oración.
La batalla sin sentido
Las versiones, comentarios, fotos, capturas de pantalla, detalles, llamados y audios que revelan la desesperación de las familias han llegado a manos de la mayor parte de los periodistas de la ciudad. A diferencia de lo sucedido en otras ocasiones, como la de un profesor de un jardín de infantes de Santa Lucía, el presunto delito ha dejado de estar en el centro de la escena para trasladarse a una batalla sin fin entre adultos que han perdido el rumbo respecto a las víctimas de esta situación: los alumnos.
La mera insinuación sobre la repetición de estos hechos desde hace años remite a quienes han pasado por ese establecimiento a preguntar y preguntarse por todo; pero la falta de decisión y contención desde que se conocieron las primeras inquietudes se reproducen con el mismo patrón en el ámbito de la educación pública y privada: silenciar, dejar pasar, no arriesgar, buscar atajos y si es posible ocultar todo hasta que “se olvide”.
Pidieron la detención del profesor de música de Santa Lucía
Tras dos declaraciones bajo el sistema de cámara Gesell con resultados positivos respecto de las acusaciones de abuso sexual simple que pesan sobre el docente del jardín privado de gestión religiosa del instituto Margarita O’Farrell de Maguire, el Fiscal Marcelo Manso solicitó al Juzgado de Garantías de la Dra. María Eugenia Maiztegui que libre la orden de detención contra el imputado.
En las últimas dos semanas, Manso ya pidió la detención dos veces, ante la falta de respuesta de Maiztegui. El lunes recibió un oficio en el que la Magistrada le informará que “encontró un error en la foliatura” y que antes de resolver sobre la detención, la Fiscalía deberá corregir el “problemón” de haber numerado mal alguna página.
“Hubo dos declaraciones en cámara Gesell que dieron positivo. Relataron situaciones de abuso simple que en la Gesell aparecen como verosímiles. En esas declaraciones surge cómo fueron los hechos y en función de eso solicitamos la detención”, explicó el Fiscal a La Opinión.
La causa comenzó a principios de mayo, cuando una madre denunció al profesor de música. Luego, otros padres hicieron lo propio a partir de mantener conversaciones con sus hijos que les permitieron sospechar.