Demolición de la cantina del exbalneario: exfuncionario de Obras Públicas cuestionó la decisión
El arquitecto Santiago Barceló, exdirector de Planeamiento durante la gestión Pángaro y el interregno de Giovanettoni, recordó la nota que envió en 2016, cuando el gobierno demolió los quinchos de proveeduría, en la que advirtió que avanzar sobre la antigua cantina sería "un error histórico irrecuperable". Además, cuestionó la obra del paseo Agenor Almada: "Llenan todo de cemento, un trabajo sin plan".
Como era de esperarse, la demolición del edificio de la antigua cantina del exbalneario municipal, ahora Paseo Agenor Almada, tuvo voces a favor y en contra, una polémica que se dirimió en redes sociales a partir de la publicación que hizo La Opinión al respecto este sábado.
Entre los que dieron el visto bueno a la decisión hubo quienes señalaron que ese edificio estaba derruido y que era un lugar donde "se juntaban los drogadictos", entre otros planteos que fueron respondidos con opiniones que señalaron que si se reacondicionaba podía evitarse lo que los otros describían.
Una de las voces autorizadas para la crítica fue la del arquitecto Santiago Barceló, quien formó parte del equipo de Obras Públicas que ideo el Paseo Público durante la gestión Pángaro y que en 2015, junto a Carlos Codern, volvió a la función pública como director de Planeamiento cuando Guacone renunció y el concejal Giovanettoni quedó a cargo del Poder Ejectuivo, interregno que duró poco menos de un año.
"De paso rellenan los humedales de escombros y llenan todo de cemento", se quejó Barcelo respecto de la obra del paseo Agenor Almada que, en efecto, tiene un paso peatonal con adoquines que llega casi hasta el riacho. "Realmente un trabajo sin plan, obras del neoliberalismo innecesarias, costosas y en contra del ecosistema", cuestionó el arquitecto.
Además, Barceló recordó la nota que elevó en 2016, cuando el gobierno demolió los edificios donde funcionaban quinchos de proveeduría y advirtió que no debería avanzarse sobre los baños y la antigua cantina, que ahora fue desmantelada.
"Son de carácter patrimonial, ya que representan una época donde la provincia realizaba obras de desarrollo turístico", había señalado en ese momento, cuando aconsejó que en lugar de demolerse "deberían ser reciclados restaurados y puestos en valor, dándole nuevos usos a través del sistema de concesión que establezca el municipio".
"El municipio debería dar a conocer el plan en audiencia pública ya que se trata de un espacio público. Demoler estos dos edificios característicos de una época, testigos de un pasado con una identidad propia, seria un error histórico irrecuperable avasallando la memoria colectiva de los sampedrinos", había dicho Barceló.
Su prédica había tenido consenso en un sector de la población, que recordaba los tiempos de esplendor del Balneario municipal, de los que ese edificio era el último vestigio. El gobierno de Cecilio Salazar no estaba entre los que pensaban como él y la antigua cantina ya no existe.