A fines de marzo de 2016, el Gobierno municipal comenzó con la tarea de demolición de las edificaciones erigidas en el predio que ocupaba Actur y que pasó a formar parte del Paseo Público. Desde entonces, se trabajó en el desmantelamiento del sector de vestuarios, los pasillos de madera y el quincho, que estaban en malas condiciones y que se deterioraron con la última inundación, para luego trabajar en los cuerpos de baño. El Colegio de Arquitectos elevó en su momento una nota al intendente para manifestar la preocupación por la destrucción de esas instalaciones y el antiguo restaurante, los que consideraban edificios de carácter patrimonial, “que representan un época”. A un año de iniciadas las tareas, la semana pasada La Opinión divisó en el lugar a Martín Noseda, Director de Servicios Sanitarios, en su recorrida por los baños en los que se había trabajado para remodelar, sin demoler. “¿De qué vivimos los arquitectos si no?”, preguntó un empleado que marcaba las mejoras al funcionario que entendió que los cuerpos sanitarios construidos con fondos de la Cooperadora de Acción Turística resistieron el paso del tiempo.
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