¿Demagogia y Constitución?
“A la Constitución, le faltan reglamentar muchas de sus reformas” decía no mucho tiempo antes de su paso a la inmortalidad, el Dr. Raúl Sánchez Negrete – Estudioso hasta el final, Raúl era un analista fino y sensible de nuestra norma fundamental y las reformas que le hicieron en el año 1994 –
Después de las tinieblas y abismo al que nos llevó el Gobierno Militar surgido en l976, nuestro país recuperó con mucho dolor la democracia en 1983. El sistema se va afirmando en forma auténtica pero -también- aún plagada de defectos y vicios. Se dice que la democracia es el mejor y el peor de los sistemas políticos, por ello ha sido defendida y atacada por igual es que lleva en su mismo seno, la semilla de la corrupción y la demagogia, dos de sus “enfermedades”
Por ejemplo, es habitual y común hacer “clientelismo”, una forma abyecta de captar la voluntad popular.
La corrupción como fenómeno político institucional, es inherente al ser humano y se da en todo el planeta, eso no nos inhibe para rechazarla con todo nuestro corazón y carácter!
La demagogia es halagar los oídos del pueblo para lograr un beneficio propio.
Este procedimiento en especial ha sido utilizado (a contrario sensu), por quienes critican -siempre- a los grandes líderes nacionales, a quienes les han colgado el sambenito de “demagogos”. Hoipólito Irigoyen lo sufrió en muchísimas ocasiones y Perón también! A este se le adosó el mote de “Segundo Tirano Prófugo”, lo recuerdo muy bien.
Sin embargo hoy hacen “demagogia” muchos dirigentes, incluso algunos prelados, caso Casaretto, caso Bergoglio que, a fuerza de denostar sobre la nueva y exquisita Ley de Medios, afirman “que ninguna ley es más importante que la pobreza”. Claro también se puede decir que ningún obispo es más importante que aquel curita que lucha en las villas miseria para reparar como puede el dolor de los vulnerados en sus derechos! O que en una mesa carenciada el pan es más importante que un manjar… Hablar y no hacer nada o casi nada es vender humo, demagogia.