Deciden la clausura de dos boliches

Sin la polémica ni la tensión del verano del 2005, este fin de semana los boliches volvieron a ser noticia. Es extraño, pero parece que cuando se lo propone la policía o los inspectores, van y encuentran irregularidades.
Un operativo policial con varios móviles y efectivos, y con el apoyo de las patrullas municipales recorrió los locales nocturnos y en dos de ellos descubrió -sin ninguna sorpresa- que había menores de edad. Siguiendo el habitual procedimiento, los chicos fueron trasladados a la Comisaría, se llamó a los padres para que los retiraran, y se labraron las infracciones para los boliches, pero todo siguió funcionando normalmente.
El Juzgado de Paz –que sigue a cargo del juez de Baradero- es el que tiene que intervenir ahora y decidir si se tiene que labrar o no una clausura para los dos lugares en cuestión, Lehenbiziko y Vendetta.
Más allá de la sanción que se les imponga, el problema es la persistencia de estas situaciones y la falta de un control permanente que no sólo descubra lo que todo el mundo sabe, sino también funcione preventivamente. En síntesis, que se impida el ingreso de los menores a los boliches. Desde Inspección General, dicen que los controles se hacen no tan rigurosamente como antes, pero en forma periódica. Y que hace dos semanas se hizo un operativo similar pero que en los dos boliches ahora infraccionados no se habían detectado menores, motivo por el cuál tampoco trascendió el operativo. “Lo hicimos como a las tres y media de la mañana. Vino personal de San Nicolás de Bomberos pero no había anomalías, eran todos mayores, estudiantes, etcétera”, explicó el Inspector Verdón.
En esa oportunidad, sí se clausuró un bar que aún permanece con las puertas cerradas porque no tenía ninguna habilitación municipal a pesar de haber funcionado varios meses, sobre todo cuando Vendetta estaba en calle Balcarce.

Primero, el delito
El control de la nocturnidad es un aspecto clave para mantener el orden en la ciudad durante los fines de semana, y aunque la policía está de acuerdo con esto, los jefes explican que lamentablemente no siempre se cuenta con recursos para estar presente de la forma en que se quisiera. “La mayor preocupación es prevenir los hechos delictivos”, dijo un jefe policial para excusarse porque los boliches no son controlados siempre, como se debería.
El mismo problema repartido entre la municipalidad y la policía, recae en una cuestión política que es la de decidir disponer de mayor personal que pueda ocuparse. A pesar de las horas extras de los inspectores, y de las famosas horas Core de la policía, los responsables de este tipo de operativos siguen afirmando que no alcanza ni la gente, ni los móviles, ni el tiempo.
“Los operativos son ordenados por la Jefatura policial, nosotros también tenemos facultades para proceder a hacerlos, pero los fines de semana la mayor preocupación es otra”, afirman desde la Comisaría.
Este fin de semana, la fuerza local contó con el apoyo del grupo GAD de San Nicolás que posibilitó mantener el control en barrios y lugares conflictivos, y sumar a esto el control del centro en los boliches. El resultado fue positivo, en una tarea y en la otra.