De “sobredosis” a “descompensado por Ketorolac”
El profesional colombiano radicado en Rosario fue trasladado desde el sanatorio al Hospital con un cuadro de salud grave. Si por un lado aseguran que se inyectó drogas peligrosas con fines de relajación, la versión oficial de Coopser dice que tomó un analgésico.
El caso habría pasado desapercibido, oculto en el maremágnum de cosas que suceden en la salud sampedrina si no fuera porque alguien que estuvo cerca del tema decidió que la comunidad debía saberlo y contactó a un periodista de La Opinión. Su relato parecía inverosímil, pero todo es posible. Daba cuentas de un médico del Sanatorio Coopser que había sido internado en el Hospital tras una sobredosis con drogas inyectables.
Este semanario reconstruyó la historia a partir de diversas fuentes que le dieron veracidad a ese relato original. Ansiolíticos, drogas para relajarse. Un jueves por la noche en un servicio de terapia intensiva tranquilo. Problemas familiares. Desarraigo. Un combo posible.
La versión oficial llegó alrededor de diez días después del hecho y 48 horas luego de que La Opinión diera a conocer el caso. Desde el Sanatorio Coopser informaron que el médico “se descompensó” y que nada tenía que ver con drogas.
La versión “sobredosis”
Es la que da cuentas de que la ambulancia del 107 llegó al sanatorio donde funcionaba la clínica San Martín alrededor de las 01.00 del viernes 19 de mayo porque había un médico que había sufrido un paro cardiorrespiratorio.
Fue otro médico el que lo encontró en esa situación. En la Guardia lo tuvieron que intubar. El paro habría surgido a raíz del autosuministro inyectable de al menos dos drogas consideradas peligrosas: midazolam y fentanilo. Otra droga, flumazenil, habría sido la que permitió rescatarlo.
“No, no; tengo que hacer guardia”, dijo en el momento en que recuperó la conciencia, cuando intentaban abrir una vía respiratoria alternativa.
En Sanatorio Coopser hablaban de un intento de suicidio. Quienes conocen esas drogas sostienen que no habría sido el caso. “Si te querés matar, te clavás cuatro o cinco midazolam en bolo y abrís un goteo con 10 ampollas adentro y listo. Creo que no pasó por ahí la cosa. Se habrá querido relajar”, consideró un médico que suele trabajar con esos medicamentos.
Versión Coopser
Leonardo Martino, Jefe de Médicos de la exclínica San Martín, fue el vocero de Coopser para ofrecer la versión oficial. Confirmó que el profesional asistido es de nacionalidad colombiana, que reside en Rosario y que había dado cuentas de problemas familiares en su país de origen.
“Tenía un edema de glotis: se tapan las vías respiratorias y el cerebro deja de recibir oxígeno”, explicó. Relató que lo ventilaron, que “volvió en su conciencia”, pero que aún así decidieron trasladarlo.
“Lo que el médico me planteó es que tomó un analgésico y eso le provocó el edema”, señaló Martino y aseguró: “Si una persona al ventilarla recupera la conciencia es porque no está drogada”.
Aseveró que no había señales de que se haya inyectado y consideró: “Imaginate que si tiene una sobredosis de una droga que casi le produce la muerte, no puede estar a las dos horas así”, en relación a que a las 3.00 de la mañana firmó el acta voluntaria, pasó por el sanatorio Coopser a pedir plata prestada y se fue en remis a Rosario, con la comunicación verbal de que prescindían de sus servicios.
Qué hacen las drogas midozolam y fentanilo
El midazolam se utiliza como ansiolítico, no tiene efecto analgésico ni anestésico y su aplicación, generalmente, es intravenosa. Tiene un rápido efecto hipnótico y relajante, sedativo. En Estados Unidos se utiliza para cumplir sentencias de pena de muerte, por lo que se trata de una droga riesgosa.
El fentanilo es un opiáceo cuyo uso “recreativo” está extendido, por sus efectos narcóticos. Su potencia es superior a la morfina y, aplicado de manera inyectable, actúa en 30 segundos con un efecto que puede durar entre 5 y 15 minutos.
Produce analgesia, euforia, sedación, disminución de la capacidad de concentración, náuseas y vómitos, sensación de calor en el cuerpo y retención de orina.
Provoca depresión ventilatoria y puede causar rigidez del músculo esquelético, especialmente en los músculos torácicos y abdominales. Su ingesta excesiva puede imposibilitar la respiración y hasta causar coma. Combinado con anfetaminas o antidepresivos aumenta el riesgo de depresión respiratoria.