De Olivia, la vida y las malas voluntades
Hace un mes que la tengo conmigo, es negra con el pecho blanco, al igual que las puntas de las patitas.
Olivia, así la bauticé quizá para adornar un poco su facha orillera. Olivia es una perrita de tres meses aproximadamente.
Yo pasaba por un lugar a la entrada del pueblo y escuché que lloraba en su idioma de perra.
Después de dudar un rato, porque sabía lo que me esperaba, la alcé y la guardé en mi cartera y me la traje.
Es juguetona como todo cachorro. He estado tratando de ubicarla todo este tiempo y no he podido pero estoy contenta porque la salvé de las tormentas y el hambre.
Mucha gente podría quererla, todos me contestan “ya tengo2, ella está junto con tres gatos y así yo no la voy a poder tener más.
A mí me da mucha lástima pero voy a tener que dejarla otra vez en la calle.
Cuando me voy ella me saluda y cuando llego nuevamente también.
Ellos no tienen maldad.
Por eso escribo esto a ver si la puedo salvar, así desesperadamente, y cuando digo salvar hablo de la desidia, la indiferencia, el abandono de la gente. Ellos, los animales, tienen un mundo lleno de pureza sin dobleces ni cinismos, yo los quiero cada día más por eso cuando digo mezquindades me refiero a la mala voluntad de la gente para hacerse cargo de un animal.
Yo ya sé que muchos no pueden pero también es cierto que cada vez más es como que pierden la sensibilidad, en cambio ellos, los animales, siempre permaneces iguales, fieles y sin vueltas.
Si alguna persona quisiera darle una oportunidad a Olivia, puede pasar a verla después de las 18.00 en 25 de Mayo 753.
Gracias.
Juana Barbarito
LC. 4.470.676