De la Cooperativa Las Canaletas a los Juegos Olímpicos
La sampedrina que participó de los Juegos Río 2016 destacó el esfuerzo, la dedicación y el trabajo como principal herramienta para llegar a lo más alto. El intenso amor por su madre y su familia. Los Juegos por dentro. La foto que no fue. Predicar con el ejemplo: “A los chicos de la Escuela les digo siempre que ellos pueden llegar donde yo llegué, aún más lejos. No importa de dónde salgan”.
Para entrevistar a Brenda Rojas, elegimos el lugar en que más cómoda se siente para hablar de ella, en la Cooperativa Las Canaletas o como ella le dice, “mi lugar”. Es la segunda de cuatro hijas mujeres, Giuliana, Celina y Morena son sus hermanas y su madre Patricia, la luz de sus ojos. Nació el 15 de octubre de 1995 en San Pedro y su destino estuvo siempre ligado al agua, ya que siempre vivió cerca del Río. Comenzó Canotaje a los 13 años en la Escuela, cuando dividía su tiempo entre los botes y las pistas de atletismo. Sus sueños fueron siempre a corto plazo, pero nunca dejó de soñar. Destaca el trabajo y el esfuerzo antes que el talento, describiendo su esencia interior de dedicación plena a lo que hace.
En su cabeza está todavía el recuerdo fresco de la mañana del viernes 19 de agosto en la que debutó oficialmente corriendo el K4 500 Metros junto a Magdalena Garro, Sabrina Ameghino y Alexandra Keresztesi. “Ya caí de donde estuve. Cuando estaba allá sabía la dimensión que tenía, el lugar que ocupaba. Yo, estaba todo el tiempo ansiosa, es la primera vez que me pasa de estar tan exaltada. Para la primera carrera no pude dormir, si lo hice 5 horas fue mucho. Cuando ya pasó eso, me relajé mucho más y cuando llego la última competencia, estaba tranquila, relajada, no tenía nervios. En el momento de la alineación empecé a temblar de nuevo, hasta el momento de la partida fueron todos nervios” explicó Brenda.
La competencia
“El bote dio más de lo que yo pensaba. Hicimos todo y estoy tranquila porque dimos todo. La última competencia fue la mejor para nosotras por comodidad, ya que en las demás siempre nos pasó algo, pero en la última nos vaciamos. Es muy bueno tener esa sensación y quedarse con eso. Dimos todo lo que teníamos”. El bote nacional ocupó la séptima posición en la primera serie y en las Semifinales fue 6º, clasificándose a la Final “B” en donde quedaron en el quinto puesto.
El entrenamiento y el Enard
Brenda entrena con el equipo Olímpico en Rosario. Recibe, como la mayoría de los atletas de elite, una beca del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo, lo que le permite poder ocuparse del entrenamiento de forma full time, sin tener que trabajar para mantenerse.
Hay frases que la definen a Brenda como lo que es y lo que le ha costado llegar al lugar donde estuvo, compitiendo con los mejores exponentes del mundo en su especialidad. “Yo creo que con las ganas todo se puede. Si no tenés talento te va a costar más llegar, pero si sos perseverante, llegás igual. Arrancar perdiendo me ayudó un montón, yo arranqué de chica y siempre perdía, pero siempre tenía ganas de seguir remando y creciendo. Nes todo ganar en la vida, sino, no tengo que hacer más esto, son más las veces que pierdo que las que gano”.
La Cooperativa, “su” lugar
“Yo arranqué a los 13 años a remar acá, lo siento como mi lugar. Siempre pensé que no tenía que ir a un club para conseguir algo. A los chicos de la Escuela les digo siempre que ellos pueden llegar donde yo llegué, aún más lejos. No importa de dónde salgan, mientras que le dediquen tiempo y que lo sientan, que se apasionen. Hay que venir todos los días con las mismas ganas”.
Su mama Patricia, su “ejemplo”
“Mi mamá para mi es todo (se emociona), a mi me hubiese encantado que ella haya podido ir a los Juegos, yo quería que este ahí. Igual, sentí el apoyo desde acá, eran un montón del barrio que estaban todos en mi casa. Yo quería que viese todo lo que yo viví, que conociera la Villa Olímpica, quería que esté conmigo, yo sé que ella sabe adónde llegué” explica Brenda con la voz entrecortada y emocionada, como cada vez que habla de su mamá.
“Ahora no tiene que laburar más mi mama por mí, ella me bancaba las concentraciones y no daba más. Tenemos una familia y ella trabajaba 16 horas en una época para poder mantenerme a mí con el deporte y a la familia. Yo le pedía que lo hiciera, que yo sabía que si lograba una medalla, iba a llegar la beca, y así fue. En el Sudamericano lo logré”.
Sus sueños
“Yo estaba en la Selección Junior y mi sueño ahí era clasificar con las más grandes. Me enfermé y no pude ir a la prueba, lloré todo el día, pero el Entrenador me dio la oportunidad de correr, hice los tiempos y quedé en el bote. Quería estar en la Selección con ellos y lo logré. Después soñé que quería estar en un K4 y también lo logré. Después gané una medalla y fui a los Juegos Olímpicos. Nunca me propuse un sueño tan grande, siempre fui de a poco. Me asusta en dos años haber podido cumplir tantas cosas. Ahora comienza todo de cero, arrancar de nuevo. Que yo haya llegado a un Juego no te da la seguridad de que vaya a otro. Hay que luchar en los selectivos, en los Sudamericanos, comenzar con pequeñas metas hasta llegar a lo más grande”.
Brenda Rojas demostró que el trabajo y la dedicación son parte esencial para lograr un objetivo y poder cumplir las metas. El sacrificio, el sudor y las lágrimas son fundamentales para llegar al éxito. El talento es secundario a veces, cuando se impone el trabajo. No importa de dónde salís ni donde vivís, importan las ganas y el empeño que se le pone para hacer algo, sea lo que sea.
La Guardería del Amanecer
Brenda de chica fue a la Guardería del Centro el Amanecer en donde le enseñaron cosas que luego aplicó a su vida. “Sería buenísimo que volviera a tener las actividades que había en el Centro y la Guardería. Jugábamos todo el día en el Parabólico, son lindos recuerdos y a todos los chicos del barrio nos hacía bien estar ahí, estábamos contenidos. Ojalá volviera”.