De amistades y amigos
Los taxidermistas de la política han analizado hasta el cansancio el valor que sostienen realizar militancia a partir de un grupo de amigos que se juramentan avanzar en pos de objetivos determinados. La amistad decíamos en una nota que no pudo salir la semana pasada, es un sentimiento que configura a un grupo y el sentido de pertenencia desde donde (quizá) todo es posible. Decíamos que Darío GRANDINETTI refería que trabajar con POSTIGLIONE y Fito PAEZ – dos rosarinos como él- le agregaba una suerte de “plus”, de valor agregado a la relación artística. Nosotros sabemos cuando decimos: “vamos a comer un dorado” de qué se trata, refiere el actor. En otro sentido, en una historia libresca que cuenta de algún modo la vida y la historia de Los Redonditos de Ricota y su líder el “INDIO” SOLARI, se hace pie en las amistades consecuentes que varios de ellos tenían desde que habitaban en LA PLATA en una casa- colectiva que dieron en llamar “La Cofradía de la Flor Solar”, donde habitaban jóvenes de ambos sexos sin pretensiones amatorias sino de convivencia, la época de los “hippies” y bohemios de la década del 70’ en el siglo pasado. De ese grupo de amigos nacieron los “Redonditos” grupo mítico de rock que hizo de ese lazo una especie de pacto de sangre importante. Los amigos y la identidad tienen mucho que ver tanto en una ciudad como en la otra. En ROSARIO la cuestión tiene ribetes importantísimos como es bueno recordar la vida y obra de dos personajes de ese origen: Alberto OLMEDO y José Omar “el Pato” PASTORIZA. Ambos eran “amigueros” a la máxima potencia, varios habitantes de nuestra ciudad lo saben y lo han disfrutado durante años. En SAN PEDRO un grupo de amigos propició, hace algunos años, la candidatura de un intendente que, según dicen, al llegar al sillón de Pellegrini Nº 150 se desprendió de esos amigos con total desinterés. Alguna vez se tendría que escribir esa historia… Una de las características especiales de la amistad en SAN PEDRO es la de relativizar todo lo que refiera a cargo ó poder político, gubernamental, eclesiástico, sindical, etc. Nadie es un “hombre importante” para sus amigos, tampoco si es mujer, creo. Existen infinidad de anécdotas que ilustran acabadamente esta circunstancia. Dicen que esta característica también la padece el mismísimo Presidente de la Nación cuando va a descansar a su ciudad natal, RIO GALLEGOS, y aterriza a comerse un asado en un mítico taller de autos, allí es “Lupín” y nunca el Primer Magistrado. Es una forma de hacerlo sentir – como lo es- un hombre común ahora con responsabilidades extraordinarias… por el Dr. Elvio Macchia