Díscoli emprende su camino Europeo
La travesía de Eduardo Díscoli por el mundo llegó a Clarín hace pocos días y sus vecinos en Santa Lucía se alegraron por el recuerdo permanente de este vecino a su punto de partida. En una nota muy bien ilustrada que apareció en la edición digital del Diario Clarín se destacó el periplo de Eduardo Díscoli que lleva seis años recorriendo el mundo a caballo. Avanzando en su plan, ya en Europa y esperando condiciones para retomar el camino, el jinete santalucense ya ha dejado atrás un paseo por la 5º Avenida de New York y hasta encuentros con la guerrilla colombiana.
La historia de Eduardo Díscoli sigue ganando repercusión internacional y en el país una reciente nota de Clarín.com permitió que millones de personas se enteraran de su patriada. Cuenta en este informe que en 2001 “vendió su criadero de chanchos, su auto, su casa y todas las pertenencias materiales que tenía. Hizo las valijas, ensilló al “Niño Bien”, a “El Chajá“ y a “Chalchalero”, para partir desde Santa Lucía, su pueblo natal en la Provincia de Buenos Aires, hacia ¡Estados Unidos! Su objetivo: llegar a Washington, cruzar a Europa, bajar a Africa y desde allí volver a Sudamérica.”
Díscoli lleva recorridos más de 21 mil kilómetros y todavía le faltan unos tres años de camino. Una de la fotos más impactantes fue la que lo muestra portando la bandera argentina por la 5º Avenida de New York.
Las aventuras de Díscoli pueden seguirse a través de su diario de viaje online. Allí se lee: “Dormí con príncipes en hoteles 5 estrellas, pero también, y sobre todo, en pocilgas, al aire libre, en estaciones de servicio, donde haga falta, con mendigos, delincuentes y toda clase de gente”. En algunos casos, por evadir de forma inconsciente las rutas establecidas, o por perderse terminaba transitando páramos, pueblos casi abandonados. Riéndose recuerda que, a veces, había gente que jamás en su vida había visto un caballo: “En algunos lugares de montaña, en Bolivia, la gente se asustaba cuando me veía llegar con esos animales”.
En Ecuador, cuando viajaba por un camino rodeado de árboles, una boa constrictora cayó por de encima de su cabeza y de los caballos, que salieron despavoridos. “Pero el encuentro más fiero- cuenta con orgullo- fue la vez que pasando por Potosí un perro salvaje se me agazapó. Bajé del caballo y cuando el animal saltó, saqué el machete y le corté una pata.” ¿Y el perro? Cayó al precipicio aullando.
Díscoli recorre entre 30 y 40 kilómetros por día y se solventa el recorrido entre los giros de su familia y amigos y las changas como guitarrero en restaurantes, junta para los gastos inmediatos. Han llegado a pagarle hasta 50 euros la noche. Salvo por una jugosa donación de Coca-Cola de Estados Unidos (10.500 dólares para cruzar los caballos a Europa), generalmente se las arregla al modo criollo. “Hay veces que no tengo un sope y pienso ‘¿Cómo carajo sigo?’. Pero ante la adversidad, me fortalezco. No pienso ni puedo abandonar este proyecto que ya no es sólo mío, sino de mucha gente que represento y que por diversos motivos nunca podría hacer lo que hago”, dice.
Los vecinos de Santa Lucía, anchos, esperan que comience a recorrer tierras europeas y que algún canal de los que se ve por aquí lo muestre erguido y adelante con su epopeya como si recién hubiese comenzado.