Déficit en Salud tras la Gripe A
Según informes de la Subsecretaría de Salud, la Gripe A “desapareció”. El área sobrepasó en un 60 por ciento su presupuesto habitual mientras duró la emergencia y deberán devolver al presupuesto municipal “en cuotas” los 20.000 pesos de más que debieron utilizar.
Da la sensación de que la Gripe A desapareció de nuestras vidas, que son apenas recuerdos los días en que la vida giraba en torno a la más popular e importante enfermedad del año. Tal vez nunca habrá números exactos sobre los muertos por la pandemia, pero superan los 400 y los afectados son más de ochocientos mil en el país.
En San Pedro, los números oficiales finales indican que son aproximadamente 250 los pacientes que fueron atendidos con síntomas de Influenza A y a quienes se les aplicó el tratamiento y la medicación necesaria para combatir la enfermedad.
Sin embargo, nadie está en condiciones de afirmar cuántos de los atendidos fueron efectivamente pacientes que tuvieron Gripe A, ya que sólo un pequeño porcentaje de pacientes pasó por el análisis de rigor, arrojando un total de ocho confirmaciones. Lo mismo sucede con los fallecidos, ya que hubo al menos cuatro personas que perdieron la vida en el periodo del denominado “pico de la pandemia” y con síntomas, pero no se pudo confirmar si la “gripe porcina” fue la causa de la muerte de, incluso, pequeños de menos de dos años.
“Desapareció”
Aunque la Gripe A ya no está presente en las conversaciones diarias, el problema continúa en varias provincias argentinas, principalmente en las más pobres del norte del país.
Desde la Subsecretaría de Salud del Municipio, el Dr. Julio Caraballo informó que la enfermedad “está erradicada” y ya no hay más consultas: “Es extraordinario, la Gripe desapareció. Pero no sólo la A, sino también la de estación”, afirmó el profesional, y explicó que a medida que el tema salía de los medios, la gente se presentaba menos. Hoy ya nadie consulta por Gripe A y si bien se temía un rebrote en el regreso a clases, esto no sucedió.
La crisis económica
La pandemia fue inesperada y no dejó lugar a preparación de ningún tipo de presupuesto. Los hospitales de todo el país se vieron desbordados de un día para el otro y la falta de elementos de higiene fue clave, junto a la falta de dinero para disponer de ellos. En el caso de San Pedro, el sistema de salud —que incluye el Hospital Dr. Emilio Ruffa, los hospitales de las localidades y las salitas de atención primaria— depende del dinero que envía la provincia y se incluye en el presupuesto municipal.
Según datos oficiales de la Subsecretaria, el presupuesto del área se vio superado entre un 55 y un 60 por ciento a causa de la Gripe A. El área de Caraballo, que utiliza entre 25 y 28 mil pesos por mes, durante el mes pico gastó entre 40 y 45 mil pesos. “Ese dinero hay que devolverlo desde la Secretaría y pedí que me lo descontaran en tres o cuatro meses, porque sino este mes no tenía plata ni para pagar la luz de los Centros de Salud”, explicó el Subsecretario.
El funcionario recordó que el presupuesto se arma un año antes y que no se puede “salir” de los montos asignados porque el Tribunal de Cuentas podría pedir una investigación. Ante la consulta sobre la posibilidad de destinar fondos especiales en una emergencia, respondió: “Se podría, pero es mucha burocracia”.
La campaña local
La clave del éxito en este tipo de enfermedades es la prevención: evitar el nacimiento de miles de millones de mosquitos en la temporada veraniega. Para esto son tres las áreas municipales que el fin de semana comenzaron una campaña de “descacharrización” –tal como la llamó Caraballo–, que consiste en recorrer los barrios de la ciudad durante los próximos diez fines de semana e incitar a que los vecinos se deshagan de los “cacharros” o elementos sin uso en los que se pueden crear las larvas.
Personal municipal recorre las calles de los barrios, dando a conocer la visita y el por qué de la misma; luego, personal de Obras Públicas es el encargado de recoger y trasladar los elementos. A su vez, Bromatología estará a cargo de las campañas de fumigación.
La idea de esta campaña es eliminar los huevos incubados el año pasado y que en muchos casos resisten a la fumigación porque se encuentran ubicados en la parte inferior de los “cacharros”, donde el veneno no llega.
A su vez, colocaron “larvitrampas” –recipientes en los que se atraen a los nuevos insectos para poder estudiarlos y medir la cantidad existente– e impartirán charlas en las escuelas. “El chico es el motor de la casa, el que agarra y tira el cacharro”, aseguró Caraballo, quien explicó además que creen que la campaña coincidirá con el nacimiento de los primeros mosquitos de dengue y que esa tardanza es consecuencia de la emergencia por la Gripe A.