Día de la Radiodifusión Argentina {2º parte}
Lo que en un principio fue el pasatiempo de un grupo de jóvenes curiosos y emprendedores, con el correr del tiempo se convirtió en el compañero insustituible del hogar, músicos, cantantes y artistas que sólo se conocían por sus discos, actuaban en los auditorios de las emisoras y llegaban a la audiencia “en vivo y en directo” Gardel, Corsini, D´Arienzo, Canaro, Pugliese, la jazz Santa Anita, Varela Varelita, Maurice Chevaliert, Antonio Tormo, Agustín Magaldi, Alberto Margal y tantos otros. Las noticias eran recibidas al instante, cuantos inmigrantes habrán llorado pensando en sus seres queridos allá en Europa cuando, en Septiembre de 1939, llegaban las primeras noticias de la invasión a Polonia por las tropas alemanas dando comienzo así la segunda Guerra Mundial y habrán salido eufóricos a festejar al enterarse, por el mismo medio su finalización en 1945; o los españoles apenados por la guerra civil de su país, quien, que tenga algunos años, no recuerda a “Los Pérez García”, “El Glostora Tango Club”, la redacción de “El relámpago”, “Chispazos de tradición”, la familia Rampullet, Tomás Simari “el hombre de las mil voces”. Los radioteatros que se emitían en episodios por Radio Mitre, Porteña o las “Dos carátulas” emitida por Radio Nacional, “El boyerito de la cara sucia” de Atilano Ortega Sanz, “El león de Francia”, “Fachenzo el maldito” Humberto Lopardo “Pichirica protagonista de tantas novelas o muchos otros, cita obligada en torno a los viejos receptores en horas de la tarde. Las grandes carreras de turismo carretera trasmitidas por Luis Elías Sojit allá por los años 40 y 50, los partidos de fútbol relatados por Fioravanti, Lalo Pelliciari, el gordo Muñoz. También la radio fue portadora de las grandes mentiras, en el ámbito internacional y a nivel nacional, quien no recuerda por ejemplo a los varios golpes de estado que sufrimos en nuestro país y a sus voceros loando a los mentores y convertidos luego en fervientes defensores de los derechos constitucionales, a los ministros de economía con sus infalibles planes que luego fracasaban estrepitosamente, a los candidatos a gobernantes prometiendo todo y no cumpliendo casi nada o las noticias sobre la guerra de las Malvinas por nombrar unas pocas.
A principios del año cincuenta, con la llegada al país de los primeros radios a transistores, la popular “SPICA”, y los que se comenzaron a fabricarse en el país, la radio dejó de ser solo la compañera del hogar para serlo en cualquier lugar del planeta.
Llegó la televisión, ¿qué va a pasar con la radio? llegó internet, las emisoras empiezan a transmitir por ese medio, nadie va ha escuchar radio; ¿será así?, en opinión de quien esto escribe la radiodifusión es insustituible, no va a desaparecer nunca, la radio es independiente, es un escenario inmenso y un teatro sin entradas, llega a los más recónditos lugares sin que nada ni nadie lo pueda detener, no necesita de prestadores, nadie le puede bajar la palanquita, en cualquier parte del mundo se monta una estación radio transmisora y puede ser escuchada en todas las latitudes, infinidad de emisoras clandestinas no han podido ser silenciadas por ningún gobierno, democrático o no y, si no tenemos corriente eléctrica, baterías o pilas, escucharemos con una radio a galena.