Culminó exitosamente el “Operativo Voluntad”
Un movimiento ciudadano generado espontáneamente a través del aire de “La Radio” 92.3, buscó estrategias y alternativas para combatir el fuego en la zona de islas, demostrando que si el desastre ecológico hubiera sido combatido a tiempo, y como corresponde, podría haber sido controlado.
No son comunes las circunstancias en las que la conciencia colectiva se unifica, para tocar al unísono, como una orquesta bien afinada. Hacen falta muchos ingredientes para que una gran cantidad de gente, alejada y dispersa habitualmente entre sí en sus formas de vida y pensamiento, consolide una acción en conjunto para dar un puñetazo como sociedad. Pero a veces sucede. Después de haber padecido las consecuencias del fuego de las islas por más de un mes, y tolerado la burla de ver como los medios intentaban hacer creer que el gobierno había dispuesto un fenomenal operativo en Zárate, dentro del marco del llamado “Plan nacional para el manejo del fuego”, la indignación ciudadana venía en aumento.
La sumatoria de eventos y circunstancias que rodearon a los incendios en las islas, como el desastre ambiental para la flora y fauna, o la tragedia humana para los isleños, o las molestias y las consecuencias terribles para la salud, junto a los trágicos accidentes de tránsito que provocó el humo y la mentira y toda la farsa que el gobierno montó para aparentar ocuparse de la catástrofe, hacían ruido en el humor general de la opinión pública, frente a estos acontecimientos.
El martes de la semana pasada, la noticia de que el humo y la niebla se habían cobrado la novena vida humana en 20 días en las puertas mismas de nuestra ciudad, terminó de colmar la paciencia de la ciudadanía.
Y una de las voces que se escuchó temprano esa mañana expresando su hartazgo, fue la de Alejandro Guzzo, un conocido productor frutícola de la zona que desde el lugar de la indignación y la impotencia, lanzó un llamado que terminó convirtiéndose en un grito de guerra de una comunidad sedienta de resultados: “Hagamos algo”.
“Hace más de 20 días que estamos con los incendios y rogando que llueva, y aparentemente no va a llover”, decía Guzzo preocupado. “…Si seguimos esperando que alguien haga algo, nadie va a hacer nada. Entonces, propongo que juntemos acá en la zona a los productores que tengamos tractores, tanques de agua y máquinas hidrantes, y con la logística que nos pueda proveer la Municipalidad en materia de barcazas, combustible, y comunicaciones, llevemos las herramientas a la isla para combatir el fuego”.
El razonamiento de Guzzo, tan simple de entender y tan osado para llevar adelante, se basaba en que según el, los productores de fruta tienen máquinas para curar las plantaciones, que cargan 2.000 litros de agua y tienen una bomba impulsora de presión de agua. Además, tractores y tanques de 5.000 litros, que se podían llevar.
Fue como una explosión de entusiasmo y liderazgo para los oyentes de “La Radio”, que automáticamente hicieron reventar los teléfonos con ideas, propuestas y donaciones para concretar la iniciativa de Guzzo. “Necesitamos logística, barcazas y combustible. Hay que organizar un operativo” decía el productor. “…Ustedes pueden servir como herramienta difusión y convocatoria, pero si es una buena idea hagámoslo. Juntémonos”, “tenemos que meternos en la isla y echarle agua al fuego”.
Nacía de esta manera, espontáneamente y con La Radio como nexo, el “Operativo Voluntad”.
El “Operativo Voluntad”
La mejor demostración de que existía una demanda insatisfecha en la sociedad con respecto a este tema, fue la catarata de donaciones espontáneas que comenzaron a llegar a las oficinas de “La Radio y La Opinión”, antes que ni siquiera fueran solicitadas. Cientos de personas se acercaron, o se comunicaron vía telefónica, para donar alimentos, frazadas, colchones, combustible y todo el material que se fue requiriendo para llevar adelante el operativo. A esto, se le sumó la desinteresada colaboración de personas como Raúl Manchone, ex jefe de Bomberos de San Pedro, que se ofreció para coordinar los primeros pasos de la operación, o el señor Fernando Giovannetone quién aportó toda su experiencia al frente de la brigada naranja de bomberos de Córdoba, para garantizar que todo se hiciera dentro de las condiciones de seguridad lógicas para las circunstancias.
En la vorágine de llamados, de listados de voluntarios y de la coordinación del operativo, comenzaron a repicar los teléfonos de los responsables de Defensa Civil de nuestra ciudad, y los reproches entre los mismos porque les estaban “marcando la agenda”, como se le escuchó decir a un importante funcionario. Inmersos en el microclima de la política, Defensa Civil se llamó a una reunión “urgente” en el Cuartel de Bomberos, para debatir sobre estos ciudadanos que se estaban organizando por fuera de la estructura burocrática establecida para estos casos.
Pasado el mediodía de martes, partió desde el camping del Club América, el barco “Don Flores”, que se encargó de recorrer durante todo el día la “Vuelta del Sur, y los cortes “San Carlos” y “Salvatierra”, de la zona de Lechiguanas desde donde se instrumentaron todas las pruebas del operativo.
En la embarcación, además de una gran cantidad de voluntarios la mercadería y medicamentos donados, viajaron dos periodistas del diario “Crítica de la Argentina”, que realizaron un muy interesante documento fotográfico de la crisis en la zona. Durante ese viaje, se previeron y planificaron las potenciales áreas de prueba del sistema para atacar el fuego que había propuesto Guzzo esa misma mañana, con las que se creía que se comenzaría al día siguiente.
Pero en tierra, la realidad era otra. Después de la reunión de Defensa Civil, el titular local de la misma y Secretario de Gobierno de la Municipalidad Juan Almada, se reunía en las oficinas de “La Radio” con un grupo de ciudadanos que participaban como voluntarios del operativo, entre los que se encontraban Guzzo, Manchone y Lorenzo Bennazar, para convencerlos de la imposibilidad práctica de llevar adelante el plan tal como había sido concebido. “Es imposible entrar en la isla con maquinaria de semejante peso” decía Almada en la reunión. “Las condiciones de la isla, en las que predominan los bañados, hacen que las únicas alternativas para combatir el fuego sean el trabajo manual, como en Zárate, o el ataque aéreo por medio de aviones hidrantes”. En la misma reunión, el Jefe de Bomberos Fabio Giovannetone, explicaba los motivos jurisdiccionales y de seguridad, por los que no podía poner a disposición a sus hombres para la tarea. Sus gestos, y palabras, dejaban entrever ya el cansancio y el hartazgo que le estaba provocando tener a sus hombres prácticamente rehénes del show del Gobierno Nacional, en el que todos reconocían que “no se estaba apagando nada”. Pocas horas más tarde reconocería públicamente que “no hay voluntad política de apagar el fuego”.
En un comunicado emitido en forma oficial por Defensa Civil, el organismo explicaba entre otras cosas que el fuego no estaba “cerca de los pobladores de la zona”, que no se consideraba prioritario atacarlo porque no existían “pobladores en riesgo, y que evaluada la posibilidad de atacar los focos con maquinarias, “se concluyó que esto no es posible pues mayormente el terreno es inhóspito por tratarse de bañados”.
Con el ánimo deshecho de los voluntarios, a quienes se les solicitó expresamente que abandonaran su iniciativa, el operativo pareció extinguirse, en medio de una sensación de que se estaban desperdiciando los recursos que la comunidad de San Pedro estaba poniendo a disposición para combatir el fuego.
Las reuniones con gente de Defensa Civil continuaron durante todo el día, llegándose a reunir incluso sobre el final de la tarde con Carlos Mariezcurrena, Director de Defensa Civil de la provincia de Buenos Aires, para ofrecerle utilizar, al menos, los aviones fumigadores que se habían ofrecido a trabajar en el operativo. Finalmente, el funcionario terminó argumentando que en realidad, si no había aviones hidrantes trabajando en la zona, era porque el humo lo impedía.
Voluntad para ayudar
Es imposible hacer un recuento de la cantidad de donaciones que llegaron para el “Operativo Voluntad”. Fueron entregadas en los estudios de La Radio en forma directa y a colaboradores.
La mayor parte del dinero en efectivo donado, fue destinado a la compra de combustible.
Como ejemplo podemos citar desde servicios de traslado, lanchas, tractores, comestibles, bebidas, grupos electrógenos, caños, barcazas, lanchas, y todo lo que la imaginación sea capaz de alcanzar.
En las próximas horas, el equipo de coordinación hará un balance final para ser publicado junto a la numeración de los recibos contabilizados en La Opinión Semanario. En el caso de la ropa y otros alimentos que fueron entregados a los nativos de la isla durante la jornada del martes 22 del corriente, es imposible tener un registro por la diversidad de elementos donados.
Operativo Recargado
El jueves parecía que el sueño había quedado enterrado bajo una pila infernal de expedientes burocráticos y problemas jurisdiccionales. Descartada ya la propuesta de combatir el fuego por aire y con un listado nada despreciable de ofrecimientos de tractores y carros de arrastre para fumigación, que no podían ser utilizados según el consejo de Defensa Civil, una nueva estrategia para sofocar los incendios en la isla surgió esa mañana a través de los oyentes de “La Radio” Emilio Peiró y Jorge Villalón.
La propuesta consistió en poner en funcionamiento un buque arenero con un sistema de cañerías para inundar la zona y que el fuego no se extendiera hacia las cercanías de las viviendas y los colmenares en riesgo. Solamente minutos después de lanzada la idea, el propietario de un barco con esas características, Fabián Bassi, ofreció el “Juan Francisco”, una vieja embarcación de la década del 20, capaz de bombear mas de 200.000 litros de agua por hora sobre la superficie de la isla.
Varias personas recorriendo las mismas, determinaron el sector “ideal” en el cuál se instalaría la estructura.
El equipo, en varias embarcaciones, partió desde distintos sectores de la costa hacia la zona de la Vuelta del Sur para implementar el operativo. Las primeras conclusiones de quienes recorrieron la zona, fueron que la tremenda sequía que venia aquejando la zona, había secado tanto la tierra que no iban a existir inconvenientes para circular por allí con tractores y carros de arrastre, tal cual fue concebido el plan original.
Mas allá de esto, se probó la técnica que ya utilizaba la “Compañía Lechiguanas” cuarenta años atrás, con equipos cientos de veces mas potentes: El inundar la zona, para controlar los incendios. La estrategia, probó ser sumamente eficiente, logrando inundar bajo 30 centímetros de agua (y apagar por completo) una superficie de mas de dos hectáreas cuadradas, en sólo poco más de una hora y media de trabajo.
La gesta de la Vuelta del Sur
Fue tal la satisfacción y la confianza que les dió a los voluntarios el éxito conseguido a partir de la experiencia con el barco arenero, que el día viernes y durante el fin de semana, los “brigadistas civiles” redoblaron la apuesta, y sumaron al “Juan Francisco” tres tractores con sus respectivos carros de arrastre para trabajar isla adentro.
Transportados por medio de barcazas, estos equipos de trabajo fueron llevados desde San Pedro hasta la zona de islas, donde pudieron acceder sin ningún tipo de problemas.
En forma temeraria, un grupo de voluntarios entre los que se encontraban Alejandro García, Jorge D´andrea y Alan Ocampo y junto a vecinos de la zona de islas, acompañaron a Guzzo a apagar focos en los que las llamas llegaban a los 3 metros de altura.
Durante 3 dias consecutivos, durmiendo en una pequeña casilla de campaña y prácticamente sin parar, el equipo de voluntarios encabezado por Guzzo combatió todos los focos a los que tuvo acceso, acudiendo muchas veces al llamado desesperado de vecinos que temían perderlo todo entre las llamas.
El método, con las obvias limitaciones humanas y materiales inherentes a la pequeña escala con la que se hizo, demostró ser altamente efectivo para combatir incendios en la isla, y marco una tremenda diferencia en toda la zona de actuación de estos brigadistas.
Finalmente, con el método probado, y la ayuda de la lluvia en la tarea emprendida el grupo emprendió el día lunes el retorno definitivo.
El trabajo realizado por estos hombres y mujeres, hizo dejar a sus familias y enfrentarse con situaciones que los pusieron en riesgo por una causa loable. Es por eso, que en la tarde del lunes, una verdadera multitud los recibió entre aplausos y demostraciones de agradecimiento, para las personas que realizaron la gesta ciudadana en la Vuelta del Sur. De esta manera, las tres barcazas (Jul y Ana, El Ciudadano y La Argentina) arribaron al ginche de la ex celulosa, pasadas las 15:20 Hs.
Era el final de un sueño que parecía imposible, pero que se había concretado. Atrás quedaban las valiosas anécdotas y recuerdos, pero por sobre todas las cosas, la satisfacción y el haber podido demostrar la potencia que tienen los ciudadanos al organizarse, y que la tenacidad, supera todos los obstáculos.
¿INCAPACIDAD O NEGLICENCIA?
Esta es la pregunta que debemos hacernos todos los Argentinos en referencia a los incendios de pastizales en las islas.
La respuesta depende de las directivas que se bajaron desde el Gobierno a los encargados de la extinción, pero si actuamos con lógica y conocimiento se debería haber procedido de otra manera. Tomando como puntos de referencia que las acciones se realizaron con base en Victoria (E. Ríos) y Zárate (Bs.AS), donde se centralizaban las mismas y también todos los medios de comunicación Nacionales, entre San Nicolás y San Pedro se estaban quemando miles de hectáreas de isla de la Pcia. de E. Ríos que afectaban todas las localidades de la Pcia. de Buenos Aires, pero esos incendios estaban a muchos Kms. de las ciudades y seguramente no interesaba apagarlos.
Si tenemos en cuenta que el Plan Nacional de Manejo del Fuego alquiló entre Diciembre de 2007 y Marzo de 2008 doce aviones hidrantes a modo de prevención para los posibles incendios por un valor de $7.000.000.- (Ocubre 2007 – Decreto 607 ), pero como los Técnicos de la Secretaría de Medio Ambiente dictaminaron que entre los meses de Abril y Julio no había posibilidades de incendios se cortó el contrato de los aviones (fuente lanacion.com 23/04/08).
Si se quería extinguir en forma rápida y eficiente, deberían haber declarado la emergencia en las provincias afectadas que debería considerarse de carácter Nacional por las implicancias que tenía, formar un Comando Operativo con personal capacitado (NO PUESTOS POLITICOS), alquilar nuevamente los doce aviones hidrantes , tomar entre Victoria y Zárate y determinar acciones divididas en cuadrículas, utilizando un avión en cada sector con apoyo de helicópteros para transporte del personal que completaría las acciones en tierra, atacando en todos los sectores al mismo tiempo, utilizar personal de las distintas Provincias (afectadas o no) sin límite jurisdiccional para la operatividad, esta es la manera de trabajar en una catástrofe de estas características y magnitud sin extenuar a un montón de voluntarios que no contaban más que con los elementos de mano y algún helicóptero con balde, evidentemente o NO se quiso trabajar de esta manera o NO se supo trabajar de esta manera, espero que la Justicia tenga en cuenta cuando en los juicios evalúe los procedimientos y actuaciones si hubo INCAPACIDAD O NEGLIGENCIA.
Muchas gracias por el espacio.
Once cumpleaños sin velitas que apagar
Desde el año 1997 reposa sobre el escritorio de la gobernación de la provincia de Buenos Aires un decreto firmado que nunca se aplicó. En aquel entonces el gobernador Eduardo Duhalde se adhería al Plan Nacional de Manejo del Fuego pero hacía falta una reglamentación que pusiera en marcha las actividades pertinentes. Durante once años ninguna autoridad bonaerense consideró necesario implementarlas, bajo la plena seguridad de que en nuestra provincia no se producen incendios de magnitud. La historia de un pequeño gran error de cálculos.
La Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable está en el ojo de la tormenta o para ser más preciso en el foco del incendio. Es responsabilidad del área dirigida por la Dra. Romina Picolotti afrontar los intensos fuegos que tienen lugar en el Delta de la Provincia de Buenos Aires. Este cronista supuso que debido a la gravedad de la situación, en las oficinas ubicadas en San Martín 451 de la Capital Federal habría alguna autoridad dispuesta a responder a varios interrogantes.
La frialdad de los pasillos y el hermetismo de aquellos que se encargan de la atención al público remarcan una hostilidad poco esperable de una Secretaría que supone trabajar en pos de la comunidad. Cuando nos acercamos a la mesa de entradas nos dijeron que no estaban dando ninguna información respecto a los incendios. Las comunicaciones las daban a través de informes de prensa publicados en la página web y que era precisamente allí en www.ambiente.gov.ar donde encontraríamos todo lo referido al tema que era de nuestro interés en este momento.
La inquietud surgió por la marcada inacción por parte de las entidades del Estado en relación a los focos de incendio en el noreste de la Provincia de Buenos Aires y el suroeste de la provincia de Entre Ríos. En nuestra curiosa e inquietante búsqueda sobre el tema, comenzamos a indagar sobre el funcionamiento del Plan Nacional de Manejo del Fuego, que en algunas provincias funciona con marcada rapidez y que sin embargo en este caso brilló por su ausencia. Cabe aquí refrescar la memoria de aquellos distraídos. En el año 1997 unos incendios forestales de gran magnitud sorprendieron en la Secretaría de Recursos Naturales (así se llamaba por aquel entonces) ni más ni menos que a la famosísima María Julia Alsogaray. En respuesta a esta situación, y siempre como reacción al conflicto con la falta de previsibilidad habitual, se dictó la resolución 222/97 que hacía operativo el Plan Nacional de Manejo del Fuego que había sido creado y aprobado un año antes.
Ahora bien, ¿Si hay un Plan Nacional de Manejo del Fuego por qué no actuó en tiempo y forma en esta situación? Aquí es donde el cine juega una mala pasada. Por estos momentos usted está pensando que existe en la Argentina un hangar repleto de aviones cargados con agua y pilotos experimentados en turnos rotativos prestando cuidadosa atención a un radiocontrol, que puede solicitar su ayuda cuanto antes. Bien, lamento desilucionar al lector aquí, la vida real es muy diferente. Nuestro país no cuenta con aviones hidrantes propios. A través de una licitación aprobada en 2007 por la resolución 607 de la Jefatura de Gabinete, se pagaron 7 millones de pesos en el alquiler de aviones de observación y de combate directo contra el fuego.
Sin embargo, los errados pronósticos de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable no asignaron ningún aeronave a la zona del Delta. Así rezaba el documento oficial que desarrolla el plan de despliegue anual “En Abril, Mayo y Junio no hay aviones desplegados preventivamente por la nula peligrosidad de incendios, al observarse el patrón de estadísticas”.
Cabe destacar aquí, a pesar de esta falta de previsión, que el Plan Nacional de Manejo del Fuego consta de numerosas actividades de prevención y capacitación en lo que a su materia se refiere. Lo curioso es que a través de un decreto firmado en el año 1997 por el entonces gobernador de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, nuestra provincia se encuentra adherida a este plan; sin embargo jamás se reglamentó su operatividad. No parecía necesario en una provincia donde no son comunes los incendios forestales a gran escala pero para qué tener algo que no se puede usar, sería una interesante pregunta. Como un guiño del destino hacía ya algunos meses el Organismo Provincial para el Desarrollo Sustentable (OPDS), ente que entiende en la materia a nivel provincial, estaba trabajando en la adhesión y había manifestado su compromiso de realizarlo lo antes posible. Sí cabe analizar la situación en cuestión de tiempos, once años suena demasiado tarde; la torta de cumpleaños en esta oportunidad trajo las velitas encendidas.