Cuento del tío por partida doble
Dos conocidos vecinos y dos comercios fueron estafados por personas que se hacían pasar por otras. En ambos casos llamaron por teléfono, pidieron mercaderías, dejaron un número celular y nunca atendían.
El cuento del tío se actualiza permanentemente y de vez en cuando en nuestra ciudad aparece algún que otro vivo con ganas de molestar y quebrar la buena predisposición de las víctimas.
Durante los últimos días se conocieron al menos dos casos que, si bien no fueron denunciados debidamente, sí trascendieron a través de los medios con la sola intención de advertir a quienes todavía no pasaron por lo mismo. Ambos casos tienen varios puntos en común pero los nombres citados y los lugares elegidos son diferentes; además, una de las historias todavía permanece con su final abierto. La modalidad no es nueva en nuestra ciudad y hasta no hace mucho tiempo se denunciaron situaciones similares de las que sus protagonistas eran siempre los mismos. Una reconocida pareja que engañaba la buena fe de las personas y se apoderaban de lo que se les ocurriera citando nombres de profesionales o políticos conocidos.
El Cuento del Tío I
Uno de los hechos sucedió semanas atrás cuando una persona dijo ser quien después no era: un jugador del fútbol local.
Se presentó en la distribuidora Leo-San y encargó un pedido en el que figuraban distintas clases de bebidas a nombre del Dr. Alberto Bona Chiogna, “que eran para una fiesta de los médicos, que se llevaría a cabo en pocos días”.
Consultado el conocido profesional, grande fue la sorpresa ya que en ningún momento había adquirido esa mercadería y menos a través de otra persona.
Horas después comenzaron las sospechas, teniendo en cuenta que se había advertido que quien se había presentado utilizó un nombre falso. Es más, el joven dejó un número de celular y cuando fue consultado por primera vez atendió y dio una versión algo confusa, pero desde el segundo llamado nunca más respondió. Otra persona llegó al lugar y retiró el pedido, pero la atinada intervención del empleado que había despachado el pedido lo llevó hasta el domicilio del posible estafador.
En la vivienda dio con el supuesto jugador de fútbol que no era y después de escuchar mentira tras mentira y ver cómo quiso sacarse de encima la situación, logró cobrar lo le que habían encargado.
El Cuento del Tío II
En este caso la historia no tuvo el mismo final pero tiene algunas características que van más allá y llegan a indignar, porque aún existen personas en la ciudad que siguen manejándose con la misma impunidad de hace años.
Otra reconocida distribuidora, una de las más antiguas de la ciudad, recibió un pedido en nombre de Pablo Actis, Gerente de la planta ARCOR. Vinos de primera marca, jugos y otros productos que en total ascendían a la suma de 4.000 pesos aproximadamente.
La confianza existente entre las partes no levantó sospecha en un primer momento, pero con el paso de los días y al corroborarse que el encargo por parte de la firma fabril no había existido, se comprobó que se trataba de un engaño. “Después que se llevaron el pedido volvieron a llamarme para pedirme los datos y hacerme la boleta”, dijo indignada la víctima. Además, a él también le dejaron un número de celular pero ante cada llamado nadie atendió.
En este caso el final sigue abierto, porque lo que los estafadores no tuvieron en cuenta fue que “alguien” los estaba mirando y aparentemente la mercadería fue descargada en otro comercio.