Cuatro muertos por accidentes de tránsito en menos de un mes
Los números señalan que en tres semanas fallecieron cuatro personas. Las víctimas fueron Jorge Omar Lillo, Claudia Albide, Lucas Fermani y Jennifer De los Santos. Los tres primeros circulaban en moto y sin casco. La última, una niña de 3 años, fue embestida por un automóvil en el camino al Aeroclub cuando intentaba seguir a su hermana.
Las tragedias de enero ya suman una muerte por semana. En 28 días, San Pedro registra el triste número de cuatro personas fallecidas en accidentes de tránsito, tres de ellas circulaban en moto y sin casco.
Los hechos registrados en las últimas horas obligaron al Intendente interino Fabio Giovanettoni a hacer referencia al tema durante los primeros minutos de la conferencia de prensa en que realizó diferentes anuncios (ver página 3). En ese marco manifestó que dio órdenes claras al nuevo Secretario de Gobierno Martín Baraybar para que se tomen medidas urgentes.
El martes por la mañana se conoció la noticia del deceso de Jennifer De los Santos, una nena de tres años de edad que fue embestida por un automovilista en el paraje Villa Jardín.
Según se supo, la pequeña intentaba seguir los pasos de su hermana mayor que había cruzado el camino que va al Aeroclub para cargar agua en una obra en construcción cuando el conductor de un Chevrolet Vectra bordó circulaba por el lugar sin advertir que la niña salió corriendo.
El automovilista, chapista de profesión, circulaba en el automóvil de un cliente rumbo a su taller cuando sucedió el accidente. Fue imputado por homicidio culposo y prestó declaración inmediatamente después del hecho. La causa está en manos de la Fiscala Viviana Ramos.
Jennifer, que en la vivienda del mojón 198 vivía junto a sus tres hermanos y su mamá en situación de toma –por ello cruzaban a buscar agua– murió en el acto producto del impacto.
Conmoción por el fallecimiento de “El Mono”
Lucas Fermani, hijo del reconocido Joselito y de Adriana, se crió y vivió los mejores años de su vida en Villa Igoillo, un barrio donde supo cosechar una gran cantidad de amigos que el martes lo despidieron con muchísimo dolor.
Mecánico de profesión, amaba las motos como a nada y desgraciadamente el destino quiso que encuentre la muerte cuando viajaba a bordo de una de ellas.
El joven de 30 años protagonizó un gravísimo accidente el sábado por la noche en la intersección de Caseros y Aníbal de Antón. Todo indica que el siniestro se originó cuando partió del semáforo de Sarmiento y Caseros, tomó velocidad y al pasar la primera cuadra se encontró con un Volkswagen Gol al que le rozó la patente para luego perder el equilibrio y caer del rodado.
Gravemente herido tras golpear su cabeza contra el cordón, sin casco, ingresó con un paro cardíaco a la Guardia del Hospital, donde lograron reanimarlo. Fue derivado al Instituto San José de Pergamino, donde finalmente dejó de existir el lunes pasado al mediodía.
El martes decenas de jóvenes en sus motos se sumaron a la emotiva despedida de Lucas. Los padres y sus siete hermanos agradecieron a través de las redes sociales el cariño demostrado hacia “El Mono”, dueño de “una hermosa y grande sonrisa” que quedará guardada en el recuerdo de todos y cada uno de los que fueron a despedirlo.
Tres motociclistas, ningún casco
El fallecimiento de Lucas Fermani se suma a la “triste estadística de un muerto por semana en accidentes de tránsito”, tal como evaluó y resumió Paola, una de las hermanas del joven a este semanario.
Lucas es la tercera víctima en lo que va de 2015 de un accidente en el que hubo al menos una moto involucrada. El primero fue Jorge Omar Lillo, de 37 años, un trabajador municipal que circulaba a bordo de una moto Okinoi 110 cuando en la intersección de San Martín y calle 66, por motivos que aún no se han establecido, fue embestido por una Volkswagen Surán azul. Lillo sufrió un fuerte golpe en la cabeza que le generó un importante traumatismo de cráneo que luego provocó su deceso.
La triste estadística la completa Claudia Albide. Una mujer de 47 años que el martes de la semana pasada viajaba junto a su hermana en una motocicleta hacia Río Tala. El pésimo estado de la ruta 1001 las obligó a realizar una maniobra imprevista que sorprendió al conductor del Fiat Palio que no logró esquivarlas y las chocó. Claudia golpeó su cabeza contra el parabrisas y murió en el Hospital producto de las graves lesiones; Graciela continúa recuperándose.
En los tres casos hay un factor común: todos sufrieron lesiones importantes en la cabeza y ninguno llevaba casco.
Protección necesaria
El caso protector fue creado en 1947 cuando empezaron a fabricarse de piel para los ciclistas o las personas que montaban a caballo ya que se consideraba peligrosa la falta de protección en la zona de la cabeza. Tres años después los cambiaron por cascos con capas de madera y fieltro reforzado que morigeraban el impacto. En el ‘55 se crearon los de fibra de vidrio y en el ’66 se presentó el primero “integral”.
Parece absurdo recordar que su uso es obligatorio no sólo para la seguridad del conductor sino también para el resto de la ciudadanía. Siempre debe llevarse puesto. El índice de mortalidad en accidente de conductores de motos cuando no utilizan casco es tres veces mayor que quienes lo utilizan. Es la única barrera que impide el contacto directo del cráneo con algún objeto o superficie, absorbiendo el golpe y reduciendo la aceleración.