Cuatro conflictos pusieron a la salud local en jaque
Los médicos de Cicop comenzaron con un paro de 72 horas. Los de la Guardia montaron carpa y atienden “sólo emergencias”. Osprera intimó al Círculo Médico a que reanude las prestaciones que cortaron hace dos meses. La clínica San Martín paga los salarios en cuenta gotas y desde Atsa aseguran que “no hay insumos”. En cada conflicto hay miles de pacientes afectados en los que parece que nadie piensa.
El miércoles en que este semanario llega a sus lectores tiene a la salud sampedrina jaqueada por conflictos que tienen a miles de personas afectadas en todas las capas sociales de una comunidad que asiste impávida a disputas de intereses que si bien no le son ajenas aparecen como lejanas en la medida en que se trata de discusiones de las que no participa activamente.
En los cuatro, dos vinculados a la salud pública y dos a la privada, está el factor dinero como corazón del problema. En cada uno, los actores enfrentados tienen sus razones y oponen sus argumentos. En todos, el perjudicado es el paciente.
La Municipalidad tiene a los médicos del servicio de emergencias, que responden al Sindicato Único, con una carpa montada desde el sábado frente a la Guardia y con la decisión de no atender otra cosa que no sean urgencias.
Por otro lado, la comuna hizo una apuesta para evitar mayores tensiones en el Hospital y ofreció una modalidad de pago a los médicos nucleados en Cicop pero fue rechazada en asamblea y ahora enfrenta un paro por 72 horas.
La clínica San Martín sigue sin cumplir en tiempo y forma con los salarios, a lo que se suman amenazas de cierre del sanatorio y la falta de insumos denunciada por las trabajadoras de Sanidad.
Osprera, una de las obras sociales con mayor cantidad de afiliados en la ciudad, no tiene atención por parte del Círculo Médico, que impuso aumentos en sus prestaciones que resultan “excesivas” en comparación con lo que pagan otras prestadoras similares.
La salud en tiempos de campaña
Lo que sucede en la Guardia es parte de lo que advirtió este semanario el mes pasado, cuando se desató un conflicto por un presunto acuerdo para pagar cada guardia semanal al 1,5 y las de fines de semana al doble. En la mesa chica del gabinete sostenían que era un planteo inviable que hicieron a Creus y que no lo aceptaban, aunque alguna vez alguien habría dicho que sí.
Los profesionales del servicio de emergencia, que sostuvieron el sistema de salud el año pasado, cuando Cicop hizo paro todo el tiempo, querían un trato similar al del resto de los trabajadores municipales y cobrar su salario en la primera tanda del cronograma.
El Ejecutivo dijo que no lo podía cumplir y cerró la discusión. Luego reclamaron un porcentaje del 50 por ciento sobre el básico –de alrededor de 5.200 pesos– como plus por su tarea para quienes cumplen guardias activas, el pago de viáticos y el abono del aguinaldo que les deben.
En medio de la tensión, el Secretario de Desarrollo Social Nicolás Macchia, a cargo de Salud, encabezó una conferencia de prensa junto al Director de Atención Primaria Fabián Artenzio, en la que aseguró que es imposible pagar la bonificación que piden los médicos de emergencia y que ello asciende a “350 mil pesos”.
Macchia clausuró las negociaciones hasta tanto los profesionales levanten la carpa y aseguró que la situación “tiene un trasfondo político”, vinculado a “la interna” del FpV en la que el intendente Giovanettoni compite con Pángaro y Estelrrich.
El lunes al mediodía, tras la conferencia de prensa para rechazar la bonificación que piden los de emergencia, el Gobierno ofreció a los médicos de Cicop abonar en un pago las dos cuotas del aguinaldo adeudado y en otras dos cuotas el incremento retroactivo que también deben. Sin embargo, tras el final de la asamblea, al mediodía de ayer, la posición fue rechazar la propuesta de “pago del aguinaldo desde septiembre”.
Ni tirios ni troyanos dicen lo que está en juego: no habrá atención de salud para los más vulnerables de la ciudad mientras persista el conflicto, a menos que sea una urgencia insoslayable.
Los profesionales nomenclados dentro de la “carrera médico hospitalaria” –que incluye a médicos pero también a personal de Desarrollo Humano a los que Dalmy Butti puso en esa categoría– representan el 18 por ciento del total de empleados. En la masa salarial, llegan al 26 por ciento y cuestan con guardias de porcentaje y de reemplazo, bonificaciones y aportes, alrededor de 4.700.000 pesos. Son en total 167 profesionales. 133 en planta permanente y 34 temporarios.
Al cierre de esta edición, Roberto Borgo y Martín Baraybar trabajaban para destrabar los dos conflictos desatados en el Hospital.
Un Círculo perfecto
En los últimos años, el Círculo Médico ha vuelto a ser materia de debate ante la disputa con obras sociales en torno al incremento de sus prestaciones. El año pasado hubo un largo conflicto con Femeba que involucró a 24 obras sociales, prepagas y mutuales, que se reprodujo desde mayo pasado con unas seis, de las cuales fueron acordando de a poco, con excepción de Osprera, la obra social de los trabajadores rurales que tiene además a monotributistas afiliados y es, junto con Ioma, la mayor prestataria de la ciudad.
En abril habían dialogado entre las partes para que el costo de los valores a facturar se equiparara con Femeba. Sin embargo, un mes después, la negativa de Osprera de abonar los altos aranceles propuestos por el Círculo Médico provocó que esa asociación cortara los servicios, situación que se mantiene desde el 15 de mayo hasta ahora.
En el medio hubo diversas conversaciones telefónicas y vía correo electrónico en la que no alcanzaron acuerdos, ni siquiera cuando Osprera aceptó pagar los mismo aranceles que Ioma, superiores a los de Femeba, a lo que el Círculo Médico respondió con valores aún más altos, que según informaron desde la obra social “superarían 100 por ciento sobre la facturación promedio” y que luego redujeron primero al 70 y luego al 53 %.
Osprera remitió una carta documento para pedir la restitución de las prestaciones, bajo la advertencia de denunciar penal y administrativamente por “abandono de persona” ante lo que consideran una “actitud extorsiva y monopólica” por parte de los médicos.
“Esta es una lucha desigual, donde un conflicto de índole económica por aranceles, tiene de rehenes a los beneficiarios rurales de San Pedro que ven vedada su posibilidad de acceso a la salud”, sostuvieron desde Osprera y agregaron: “No debe nunca olvidarse que los profesionales han podido cursar sus estudios en la Universidad Pública con el aporte que todos los ciudadanos hacen, entre ellos los trabajadores rurales y sus familia”.
Ante la publicación de la carta documento en la web de La Opinión, el doctor Germán Gurmindo Arana, miembro de la Comisión Directiva, comento allí: “Osprera pretende que los médicos trabajen por valores vergonzosos” y se refirió a la campaña política del Vicepresidente nacional de la obra social, Cecilio Salazar:: “Deberían destinar menos en publicidad y dádivas personales para mejorar la calidad de prestación”, prácticamente una acusación que apunta a la utilización del dinero de la obra social para fines electorales.
La San Martín, en problemas
La clínica San Martín sigue sin abonar como corresponde los salarios de su personal. La semana pasada hubo medidas de fuerza y las autoridades del sanatorio pagan en cuenta gotas los sueldos.
El lunes completaron el salario de los empleados que cumplen con media jornada y desde el gremio Atsa aseguraron a este semanario que hubo “presiones y amenazas” contra las trabajadoras de la clínica. “Lo primero que les hicieron fue dejar de saludarlas, después les dijeron ‘vos cobraste, trabajá’ y lo último fue que van a cerrar la clínica”, señaló la dirigente sindical Nilda Iglesias.
“Las compañeras nos dicen que no tienen insumos, es desesperante”, aseguró. Señaló que esperaban novedades hacia el cierre de esta edición aunque aclaró que el diálogo entre las partes estaba cortado