Cristina Mateos fue declarada inocente en el juicio por el crimen de Tito Boccardo
El defensor oficial Alejandro Ares rebatió la pericia criminalística, que orientaba al caso hacia un homicidio y logró que el jurado ciudadano se inclinara por considerar no culpable a la acusada. En Fiscalía sabían que el caso iba a ser más difícil de lo que pensaban en principio, porque la prueba era muy técnica. Cristina Mateos estuvo presa desde diciembre de 2016 hasta el viernes, cuando, tras el juicio, se fue en libertad.
El viernes, antes de las 21.00, el jurado ciudadano que tuvo a su cargo el juicio por la muerte de Norberto “Tito” Boccardo y declaró “no culpable” a Cristina Mateos, su expareja y única sospechosa de haberlo asesinado el 7 de noviembre de 2014.
Los alegatos del defensor oficial, Alejandro Ares, fueron convincentes para los vecinos de la región que oficiaron como jurado: atacó la pericia de Criminalística para señalar que no estaba demostrado que Boccardo haya sido asesinado por su expareja, como planteó el fiscal Manso en su acusación.
Cristina Mateos había sido detenida dos años y 45 días después de que muriera Boccardo, acusada de haberla asesinado. Con la pericia de Criminalística, Manso sostuvo que no había sido un suicidio sino un asesinato y pidió detener a la expareja de Boccardo. La instrucción inicial la había desarrollado la destituida Gabriela Ates.
En su elevación a juicio, Manso había señalado que, a partir de los testimonios recogidos, el móvil del crimen, por parte de Mateos, era “quedarse con los bienes” de Boccardo. Sin embargo, durante las audiencias, el jurado no consideró lo mismo y decidió que la acusada recupere su libertad.
Más de 30 testigos pasaron por el estrado para que los vecinos elegidos como jurados escucharan sus testimonios. En el Tribunal ciudadano, hubo quienes lloraron cuando Mateos dio su versión.
El fiscal Marcelo Manso intentó convencerlos de que ella mató a Boccardo para quedarse con sus bienes y montó una escena para simular un suicidio. Pero la defensa de Ares fue más convincente para sostener que no estaba demostrado el crimen ni la autoría.
Aquella mañana del 7 de noviembre de 2014, los primeros en llegar a “La Armonía”, ubicada en el mojón 272, fueron el chofer de una ambulancia y el médico del servicio de emergencias del Hospital. Detrás de ellos llegaron los policías de la Comisaría y la Científica.
En el dormitorio de la pareja, yacía sobre la cama el cuerpo sin vida de Tito Boccardo. Estaba boca arriba y tenía un orificio de bala en la cabeza, del lado derecho. Su mano diestra cruzaba el pecho. Una Bersa Thunder 9 mm estaba arrojada en el piso, a la izquierda.
La pericia criminalística, que La Opinión publicó en detalle en otras ediciones, señaló que no había manera de que el cuerpo quedara en esa posición tras dispararse a sí mismo: la posición de las manos y la ubicación del arma lo establecieron.
Sin embargo, el defensor oficial rebatió esos elementos probatorios y su alegato hizo que el jurado ciudadano concluyera que la acusada no era culpable.
Quizás si el juicio hubiera sido con un Tribunal técnico, el resultado hubiera sido distinto. Se sabe que el jurado ciudadano suele tener problemas para incorporar prueba técnica y este era un juicio que se resolvía en el área pericial, no con las declaraciones testimoniales.
Como el jurado sólo dice “culpable o no culpable”, no se conocen los fundamentos de su decisión. Para la Defensa, bastaba con sembrar la duda respecto de los elementos de prueba. Esa fue la tarea de Ares, que cumplió con creces. Tras una hora y media de deliberación, el veredicto fue a favor de Cristina Mateos.
Manso consideró que el fallo fue “injusto” y señaló: “Yo repaso una y otra vez, y siempre se puede mejorar, pero no encuentro explicación acerca de por qué la absolvieron. El defensor, hay que reconocer, hizo una excelente tarea”.
El fallo no se puede apelar, porque así lo establece la ley de juicio por jurados. Tras la audiencia del viernes, Cristina Mateos recuperó la libertad. La Justicia la declaró inocente.