Crimen en Río Tala: “No queremos que con mi hermano pase lo mismo que con Nicolás”
La familia de Jesús Gutiérrez espera que se haga justicia y que los asesinos del joven de 21 años paguen por el delito. Pretenden que se acelere la investigación para que no se pierda pistas como ocurrió con el asesinato de Nicolás Castillo.
A poco más de una semana de la muerte de Jesús Gutiérrez en Río Tala no hay detenidos ni novedades significativas en cuanto a él o los responsables de haber descerrajado los disparos que le costaron la vida. Sólo hay sospechas que cayeron, desde el primer minuto, sobre varios jóvenes que serían quienes llegaron a la casa de la familia Palacios y originaron un infierno de balas hasta prácticamente acribillar al joven de 21 años.
Por ahora se tomaron testimonios y se relevaron todos los indicios que ordenó la investigación. Sin embargo, la reconstrucción de los hechos abre interrogantes sobre el resto de las personas que se hallaban en el lugar como testigos del accionar de los agresores y que salvaron sus vidas por milagro.
Aseguran que los por ahora sospechosos se manejaron con demasiada precisión, frialdad y violencia, casi como “un grupo mafioso” que, sin medir consecuencias, llegaron a la propiedad y sin mediar palabra, dispararon.
Hasta el momento la justicia tiene identificadas a cinco de las cuatro personas que los testigos aseguran haber visto en la vivienda de la calle Lavalle de esa localidad. Si bien todas habrían disparado, el desafío de la instrucción es probar quién portaba y disparó el arma 9 mm que hirió de muerte a la víctima.
“Mi hermano no pertenecía a ningún grupo”
Aldana Gutiérrez, dialogó con La Opinión y, en medio del dolor y la impotencia que le genera la pérdida de su hermano, describió como se siente desde el momento en que tomó conciencia de lo sucedido.
Abocada a fortalecer a su mamá y a sus hermanos, aseguró que “Jesús Gutiérrez no pertenecía a ninguna banda, como dijeron por ahí”.
“Es cierto que el problema es entre dos grupos, pero él no tenía nada que ver. Si él no hubiera ido a llevar el hielo hoy estaría con nosotros”, sostuvo.
La joven relató que esa noche su hermano había ido a la casa de los Palacios a llevar una botella con hielo y que por fatalidad encontró la muerte. “Llegaron varios y tiraron, mi hermano fue y la ligó de rebote”, señaló y agregó: “A los asesinos no les importó nada, tiraron a todos los que estaban en la casa, hasta criaturas había”.
Sobre el avance de la causa Aldana indicó: “Lo único que sabemos es que hubo declaraciones de testigos y que habría algunos identificados. Lo único que queda es agarrar a los asesinos, porque si la Justicia no hace nada, Dios se hará cargo”.
Jesús Gutiérrez vivía de las changas que hacía y era beneficiario del programa Progresar. Residía con dos hermanas y su mamá, viuda, a media cuadra de donde fue asesinado. En total eran nueve hermanos y él era el menor de los cinco varones.
Concurrió a la escuela de Río Tala y fue jugador del club de fútbol infantil de la localidad, Independiente, y luego integró los planteles juveniles del club Las Palmeras, aunque hace un tiempo ya no participaba. Tuvo “una linda infancia”, dijo su hermana.
El malogrado joven iba a cumplir 22 años el próximo 15 de febrero y mañana jueves se cumplirán dos años del fallecimiento de su papá, quien se desempeñaba como portero de la escuela de la localidad.
“Era amigo de Nicolás Castillo”
“No quiero que con mi hermano pase lo de Nicolás Castillo”, destacó Aldana en referencia al joven también de Río Tala que fuera asesinado en enero del año pasado.
“Nicolás Castillo era amigo de mi hermano, vivían a dos cuadras y media, eran dos buenas personas que no deberían haber terminado como lo hicieron”, dijo.
Si bien las causales de las dos muertes no están del todo claras, existen algunas particularidades que tienen ambas historias en común, como la violencia y brutalidad utilizada, por ejemplo, y hasta algunos mecanismos típicos de las pandillas.
Tanto la muerte de Nicolás Castillo como la de Jesús Gutiérrez tuvieron ribetes enigmáticos, con aristas pocos claras que quizás nunca se puedan conocer con profundidad.
Castillo desapareció el lunes 12 de enero de 2014 y apareció un mes después en un bañado. Tenía un golpe en la nuca, lo habían quemado y su cuerpo estaba estaqueado contra el piso, como para que no apareciera más.
Gutiérrez murió el lunes 25 de enero de este año y terminó siendo víctima del enfrentamiento entre dos bandos que se venían agrediendo desde hacía varios días.
El grupo armado llegó a la casa de Río Tala y comenzó a disparar a mansalva, uno de los proyectiles dio en Gutiérrez, quien cayó malherido y momentos después falleció camino al Hospital.
Ambas familias reclaman justicia y quieren saber quiénes son los asesinos. Uno de los casos va camino a quedar impune; para el otro, desean que no corra la misma suerte.