Crimen de Cordara: el sicario “Calamar” Almirón se negó a declarar
Hizo uso de su derecho a permanecer callado. Es el último detenido por el caso y está acusado de ser el autor material de los disparos que mataron al sampedrino Mauricio Cordara, chofer de Pablo Ansaloni, en Colón.
Agustín Alfredo “Calamar” Almirón, último detenido por el asesinato del sampedrino chofer de Pablo Ansaloni, Mauricio Cordara, se negó a declarar en la audiencia virtual para su indagatoria celebrada este martes ante la fiscala de Colón Magdalena Brandt, responsable de la investigación del caso.
Calamar, de 22 años e hijo de un policía condenado por su colaboración con el grupo narco conocido como Los Monos, hizo uso de su derecho a permanecer en silencio en la declaración indagatoria, primera instancia de defensa que tiene como acusado del crimen.
El joven decidió no hablar, por lo que por lo pronto no aportó nada respecto de lo que ocurrió antes, durante y después del asesinato del sampedrino en Colón. Calamar fue quien le disparó a quemarropa en la puerta de la casa de Pablo Ansaloni, cuando el chofer dejaba a los hijos del dirigente gremial de Uatre/Osprera y exdiputado nacional, hoy candidato al Congreso en la lista de Javier Milei.
Almirón es considerado un sicario a sueldo y no sólo en este caso. Su detención se produjo en el marco de la investigación por el asesinato de un policiía identidicado como César Carmona, ultimado a balazos cuando llegaba a una de las sedes de la Agencia de Investigación Criminal de Rosario.
Además de Calamar Almirón, por el caso están detenidos el que se ocupó de contatar a los sicarios, los que trabajaron en la preparación del automóvil robado con el que fueron desde Rosario a Colón a cometer el crimen y uno de los dos ocupantes del Palio, Iván Alonso, de 19 años.
La hipótesis sobre la que trabaja la fiscala Brandt señala que el blanco de los sicarios era Pablo Ansaloni y no su chofer, el sampedrino Mauricio Cordara, a quien asesinaron. Con Calamar se cierra el círculo sobre los autores materiales y los que aportaron la logística. Pero todos ellos fueron contratados por autores intelectuales todavía desconocidos para la Justicia.
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