Crecen los robos de bicicletas en lugares públicos
La falta de control y la inseguridad reinante han hecho que se incrementen los robos de bicicletas en lugares públicos. Padres y alumnos están en alerta y hasta dicen saber quienes son, pero las autoridades no hacen nada.
Día a día las quejas y los reclamos sobre los robos de bicicletas se hacen oír cada vez con mayor fuerza. Es que nadie “mueve un pelo” para evitar que se extienda la cadena de robos de bicicletas en diferentes entidades, ya sean clubes, establecimientos escolaras o dependencias municipales. Son contados con los dedos de una mano los casos en donde se han tomado medídas, y en muchos casos no alcanza el personal del lugar y hasta es imposible poder custodiar los sectores, más allá de los reclamos que se vienen realizando desde hace un tiempo prolongado ante las autoridades que corresponden.
Los lugares en donde más robos se han registrado según las quejas de los padres y hasta los propios jóvenes, son en el Estadio Municipal, el Hospital y la Escuela Normal. Por supuesto que se citan estos tres lugares, porque son los que han tomado mayor repercusión.
Quienes se dedican a esta clase de ilícitos saben muy bien como moverse y adonde concurrir, pues estos tres lugares indicados son muy concurridos durante toda la jornada y a pesar de que cuentan con personal destinado a permanecer en los accesos y controlar lo que allí sucede, en muy pocas ocasiones se han podido abortar.
Es más, las víctimas han señalado como responsables a algunos personajes vinculados directamente a esas dependencias, pero nunca hubo denuncias firmes ni medidas drásticas “a pesar de los comentarios”, pues en algunos casos dicen tratarse de personas vinculadas al poder político, que periódicamente ocupan puestos designados a dedo o por conveniencia para efectuar tareas de mantenimiento o de porteros.
Las autoridades de cada establecimiento saben de la problemática, pero reconocen que es una tarea muy riesgosa y quienes deberían estar en el lugar custodiando a diferencias de un policía por ejemplo. Pero además es casi imposible detectar un robo, porque en su mayoría quienes los efectúan son chicos que se mezclan con el resto y nadie los identifica. En algunos lugares se ha puesto custodia policial y hasta el propio personal, pero han dado pocos resultados.
Los padres han mostrado en varias ocasiones su preocupación por esta modalidad que a pesar de que no toman repercusión, crece a pasos agigantados, se habla de verdaderas bandas organizadas y hasta del intercambio de rodados con otras ciudades, que las reforman en cuestión de minutos y que en horas nada más son puestas nuevamente en circulación. Pero es hora que con las reservas del caso se hagan las denuncias, que se tomen medidas y que los chicos principalmente puedan circular sin temor y sin encontrarse de golpe con otro chico que le apunta y le roba con total impunidad.
El negocio de siempre
El robo de bicicletas es una de las modalidades delictivas que no suman en las estadísticas de la policía. Hasta para la propia comunidad es un hecho menor pero no hay dudas que si se tuviera en cuenta como tal, los números se irían por las nubes. También hay que sumar las decenas de robos de similares características que no son denunciados y pasan desapercibidos, para quienes deben controlar.
Además en su mayoría, son protagonizados por menores que promedian los 15 años que amparados por algún mayor de edad y hasta por las propias leyes, saben que son de fácil comercialización. Es más, la propia policía confirmó que en un plazo muy corto comenzarán a inspeccionarse algunos comercios, pues se estima que algunos son quienes las compran por un precio irrisorio para después pintarlas, acondicionarlas y venderlas por una suma muy superior a la adquirida fuera de San Pedro. Por ejemplo: una bicicleta, sea del rodado que sea y de cualquier tipo y color es comercializada por unos 30 pesos, mientras que las que tienen el cuadro cromado cuesta unos 50 pesos. Después en las bicicleterías se ofrecen a más de 200 pesos, es decir… un verdadero negocio.