Cosas de la basura
El debate sobre la deposición final de la basura recobró estado público en la última sesión del Concejo Deliberante. Un proyecto de iniciativa ciudadana propone “Basura Cero”. Hubo reuniones con el Intendente sobre el tema antes de acercar el expediente, que fue ingresado por el Bloque Justicialista para su discusión en el recinto y fue pasado a Comisión.
La basura es un problema, eso lo sabemos todos. Dónde ponerla es una preocupación que gana cada vez más las agendas de campaña y a veces hasta las de gobierno. En San Pedro, la problemática aparece cada tanto, cuando el humo de la quema en la zona del basural se cuela por las ventanas en la vida cotidiana. De lo contrario, cuando dejamos la bolsa en la vereda, pareciera que nuestra relación con los deshechos se terminara.
Unos vecinos que viven en la zona del Club Los Andes, cansados de enviar mails y pedir audiencias, se hicieron presentes en uno de los operativos de seguridad y le plantearon al Intendente la problemática. Un mes más tarde, presentaron como iniciativa ciudadana un proyecto de ordenanza de Basura Cero de unos 60 artículos, que llevó al recinto el Bloque de Concejales Justicialistas y pasó a Comisión tras debatir si debían incluirse las palabras “iniciativa ciudadana” en el expediente.
Tratar los residuos
La basura que producimos —los llamados residuos sólidos urbanos, RSU— necesita un tratamiento que permita su posterior deposición. El tratamiento más conocido es el de basurero a cielo abierto, método en el que la basura es recogida de los hogares y depositada en un terreno alejado de las zonas urbanas. Este método fue paulatinamente suplido por el relleno sanitario, método que consiste en la recolección, separación de lo inorgánico recuperable, y posterior enterramiento en grandes pozos que son tapados con tierra.
En las últimas décadas se comprobó que este último método —que se pretendía superador del anterior— en realidad es tan peligroso para el medio ambiente como aquél, pues la cantidad de RSU reciclable es ínfima, y, de todas maneras, la producción de gases y lixiviados acaban por contaminar las napas y las tierras de una considerable extensión del territorio que circunda la zona donde esté emplazado el relleno. Por ello, se inició en el mundo un proceso de concientización tendiente al fraccionamiento en origen de los RSU, separando orgánicos de inorgánicos, para su posterior deposición. Las plantas de reciclaje para material inorgánico han sido completadas con plantas de compostaje que permiten reutilizar también los residuos orgánicos y, a la vez, generan trabajo genuino para los recuperadores de basura (cirujas, cartoneros, etc.).
Basural a cielo abierto es el sistema que en la actualidad se usa en San Pedro: un terreno donde se depositan los residuos tal y como llegan desde los hogares. Allí, en muchos casos, se los prende fuego o se los cubre con tierra. La basura en estos lugares no se degrada, o lo hace muy lentamente y de forma parcial en algunos de sus componentes. Provoca la proliferación de roedores, moscas, cucarachas, etc., que son vectores de graves enfermedades. Su costo ambiental y sanitario es muy alto, por lo que en muchos lugares del mundo y del país se erradicaron hace tiempo. En provincia de Buenos Aires, se dictaminó que para 2008 debían ser erradicados los 72 basurales a cielo abierto que existían, entre ellos el de San Pedro.
El relleno sanitario es el método que suplió a los basurales a cielo abierto. Si bien representan una mejora respecto de aquello, sus desventajas son importantes: la basura prácticamente no se descompone, teniendo una degradación anaeróbica que genera gases de alta toxicidad (se llama anaeróbicos a aquellos procesos que ocurren en ausencia de aire). Durante más de trescientos años, se generarán estos gases cancerígenos para la población que habite kilómetros a la redonda del basurero. La eliminación es algo ficticio, ya que lo que se hace es esconder la basura transformándola en algo perjudicial para el entorno. Los llamados líquidos lixiviados se originan en el módulo de un relleno sanitario como producto del agua de lluvia que, al atravesar la masa de residuos sólidos disuelve, extrae y transporta (“lixivia”) los distintos componentes sólidos, líquidos o gaseosos presentes en los residuos allí dispuestos, contaminando todo a su paso.
Control o no control es la cuestión aquí, pues según un estudio de 2007, a cargo de Nicolás Scioli y Florencia Thomas, responsables del Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible, de los 32 rellenos que existen en la provincia, sólo 12 tienen control del vertedero. También existen unos 83 que no tienen planta de tratamiento, contra unos 22 que sí poseen. Vertedero controlado, con planta de tratamiento, recuperación, reutilización y reciclaje, con una gestión ciudadana de fraccionamiento en origen, que permita separar en cada uno de los hogares al menos los residuos orgánicos de los inorgánicos aparece como lo más viable para suplir al basural de cielo abierto.
La Ordenanza
El proyecto de Ordenanza presentado es un marco para regular el manejo de los RSU, “estableciendo pautas, principios, obligaciones y responsabilidades en la gestión, privilegiando la aplicación de los principios constitucionales e internacionales que rigen este tema en particular”.
Se trata de un proyecto de “Basura cero”, en un expediente de 11 páginas y 63 artículos que procuran “dejar de lado el plan de importar o recibir basura de otros municipios y reemplazarlo por un cronograma de abandono de la dependencia que impone el relleno sanitario con un programa serio y sustentable de ‘Basura Cero’ que tendrá su última frontera para el año 2020”. El proyecto pasó a comisión y provocó una discusión que dejaba de lado la cuestión de los residuos para debatir formalidades sobre la presentación de los expedientes que llegan por iniciativa ciudadana (ver recuadro Formalidades)
Tasa para todos
Un funcionario, reunido con algunas organizaciones sociales preocupadas por el tema, dijo en 2008 que los proyectos de planta de recuperación y tratamiento diferenciado eran “para la luna”, por los elevados costos. La idea de crear una tasa está presente en cada conversación sobre el tema. “Podríamos hacer varias cosas, pero todo implica una plata que no tenemos”, se excusa otro funcionario. Otro, más cercano al escritorio alrededor del que se toman las decisiones, explicó: “La Ordenanza para la tasa ya está redactada, pero es saladita y eso implica un riesgo. Hay que solucionar el tema cuanto antes, pero los números no cierran y nadie quiere arriesgar nada”, mucho menos en plena campaña.
Los plazos se acortan, el basural a cielo abierto sigue contaminando, las empresas responsables de trabajar en la zona lo hacen con el método ensayo/error, probando cosas que, según ellos mismos aseguran, “no saben bien qué resultados pueden dar”.
En otras ciudades del país ya decidieron que, a pesar de no contar con gran presupuesto ni mucha experiencia, era hora de poner el cuerpo en el asunto y cerraron los basurales, crearon un relleno sanitario controlado con planta de recuperación y reutilización de los residuos, dispusieron horarios de recolección diferenciados para residuos orgánicos e inorgánicos, invitan a las escuelas porque consideran que los niños pueden lograr persuadir a sus padres, dignificaron el trabajo de los recuperadores de basura formalizándolos y permitiéndoles hacer su tarea en condiciones más favorables. Un ejemplo de ello es la Municipalidad de Victoria, Entre Ríos, con una cantidad de habitantes y un tonelaje de basura diaria similar a San Pedro, cuya experiencia puede verse en el documental “R3 ¿Qué hacemos con la basura?”, publicado en Youtube, o en el sitio web www.escompromisodetodos.com.ar, donde se refleja el proyecto, o bien visitando el lugar como hacen a diario colegios de todo el país.
Propuestas de madrugada
Un grupo de vecinos se encontró con el Intendente un Sábado por la noche y desde la una de la madrugada pudieron dejarle sus inquietudes sobre la quema de basura.
En nuestra ciudad se oyeron hasta ahora varias propuestas para solucionar el tema de la basura. Desde la creación de un relleno sanitario compartido con Baradero y Ramallo, que transformaría a la ciudad en basurero regional, hasta el traslado de los residuos de los tres municipios hacia el vertedero controlado con planta de San Nicolás. La segunda opción, que era la elegida por el gobierno local, no prosperó por diferencias con el municipio nicoleño.
Así, en la reunión mantenida con vecinos, Barbieri aceptó: “La situación se nos fue de las manos” y, como en otras intervenciones públicas, recordó: “Si bien este no es mi basural, es el que no puedo solucionar”. En esa reunión aseveró que se retornó al proyecto de relleno sanitario y que siguen buscando terreno, ya que el que esperaban comprar en la zona de La Tosquera, cerca del basural a cielo abierto, no podría ser autorizado ya que, como dijo el propio Intendente, “no cumple los requisitos, porque tiene un colegio a 300 metros”.
Los vecinos habían concurrido a la Municipalidad en el horario en el que el Intendente atendía reclamos por inseguridad, aduciendo que la quema de basura ponía en peligro la seguridad de su salud y la de sus hijos. Barbieri los atendió, como siempre, predispuesto y durante más de una hora intentó explicar la situación. “Se quema más que nada durante la noche, porque los que van a cirujear no ven y encienden la basura”, explicó el jefe de gobierno. Una vecina, sorprendida, le preguntó: “¿No se puede iluminar el lugar?”, a lo que el mandatario respondió: “No se me había ocurrido”.
“Esto lo vamos a tener que resolver porque se nos vencen los plazos”, dijo Barbieri. “Le dijimos que ese plazo ya venció”, contó un vecino. “Le hablamos de las desventajas del relleno sanitario, dijo que las plantas de separación las tienen en cuenta, que es lo que piensa hacer, pero que lo quiere hacer bien”, relataron. “Le dijimos que tiene que apuntar a basura cero, y que eso lleva años. Que en vez de esconderlo debajo de la alfombra, empiecen a trabajar”, explicaron los vecinos. “Si yo le llevo un relleno sanitario a esta gente me saca corriendo”, le escucharon decir a Barbieri, quien preocupado por las elecciones que se avecinan, arriesgó: “Si pongo una tasa para esto, la gente no me vota. Si lo pongo en tal o cual lado la gente se puede enojar”.
Formalidades
El proyecto redactado por los vecinos fue enviado al Conejo Deliberante para solicitar su tratamiento. Lo tomó el Bloque Justicialista y lo presentó con el rótulo “Expte. Nº 1758-09 Bloque Justicialista e Iniciativa Ciudadana”. Al momento de su tratamiento, el Concejal de la UCR Abel González pidió una moción, aduciendo que la presentación estaba mal hecha y que debían sacarle lo de “iniciativa ciudadana”, tras un debate poco productivo, en el que no sabían bien cómo se resolvía la cuestión, decidieron quitar lo que reclamaba González.
La Opinión consultó a Eduardo Polimante, quien durante su gestión como Concejal presentó un proyecto que modificó el reglamento interno del HCD permitiendo a los vecinos acercar proyectos de Ordenanza. “El ciudadano puede redactar un proyecto y presentarlo a mesa de entrada. Allí, algún bloque o la presidencia del Concejo puede tomarlo y presentarlo para su debate”, explicó Polimante. Consultado sobre la situación particular que se dio con el proyecto de basura cero, el también ex Diputado respondió: “Es una cuestión de ética. El bloque puede no poner lo de iniciativa ciudadana, pero se estaría quedando con un crédito que no es el suyo. No me parece que deba hacerse objeción por eso, porque es importante que los Concejales digan públicamente en el recinto que lo que presentan lo llevó un ciudadano, es lo más ético”.