Convocan a marcha por Ariel Gomila y por “elegir dónde y cómo queremos vivir”
Con la finalidad de recordarlo y pedir el pronto esclarecimiento del crimen, familiares, amigos y otras víctimas de hechos de inseguridad marcharán el viernes y participarán de una misa. Hasta el momento, hay un solo imputado por el caso y está prófugo.
A tres meses del asesinato del productor viverista Ariel Lido Gomila, el crimen todavía está en proceso de investigación y la causa avanzó hasta el pedido de captura del prófugo Ulises Fernández, cuya aparición es fundamental para desentramar la historia. Por esa detención, por los 90 días desde aquella fatídica noche, por seguridad y justicia para todos, pero también por el derecho a elegir dónde vivir y morir es la marcha del viernes.
La familia del hombre de 77 años asesinado el 7 de febrero pasado, angustiada, impotente pero nunca rendida, convocó a una movilización que tendrá lugar el día exacto en que se cumplen los tres meses del homicidio. A las 18.30 concentrarán en la esquina de Mitre y 3 de Febrero. Desde allí caminarán hasta Perón, darán la vuelta por Pellegrini para pasar por la Municipalidad y se detendrán en la plaza Constitución, donde participarán de una misa que se desarrollará en la parroquia Nuestra Señora del Socorro, en memoria del viverista asesinado.
El objetivo de la familia es el de recordar a la víctima, pero también sentirse acompañados de manera tal de reunir fuerzas que les permitan continuar con la lucha para exigir justicia.
“No es contra nadie sino a favor de la justicia por mi abuelo y de un San Pedro más bueno para todos. El pedido es de justicia y que las líneas activas se profundicen. Hacen falta más intensidad, rigor”, dijo Juan Gomila el sábado en Sin Galera, cuando invitó a toda la comunidad a sumarse.
“A la gente le pido, realmente, que nos anime en esta búsqueda de justicia y de verdad”, dijo el joven dirigente mallorquín y aseguró que se trata “de la búsqueda de justicia y de vivir donde uno quiera y con quien quiera. Ellos vivían solos en el campo y por qué no vivir de viejos en el lugar que uno quiere. Yo mil veces pensé vivir en el campo, y también está prohibido ese derecho”.
Robo, tiros y muerte
Ariel Gomila fue asesinado durante la madrugada del 7 de febrero pasado en su campo del paraje El Espinillo. Regresaba a su casa junto a su esposa cuando se encontró con un grupo aún no determinado de delincuentes que robaban en su casa. Hubo un intercambio de disparos y fue alcanzado por una bala, mientras su esposa permanecía en el auto.
A las pocas horas del hecho, el Fiscal Marcelo Manso tenía sospechoso y líneas de investigación. Uno de los allanamientos que ordenó fue en la casa de la ahora exconsejera escolar Silvina Sampol, docente y a su vez sobrina de Gomila. Allí fueron por elementos que están en análisis y en busca de Ulises Fernández, quien ya no estaba. En el lugar encontraron droga lista para la venta, lo que provocó otra causa penal.
Semanas después, con otros datos a favor y un testimonio que para el fiscal fue relevante, a Fernández se lo asoció con el asesinato y se libró una nueva orden de captura por Homicidio. El sospechoso, aun hoy, permanece huyendo de la Justicia.
La noche del crimen, el nieto del productor asesinado tuvo que guiar a ambulancias, policías y otros vehículos oficiales a la entrada del campo, porque nadie conocía el camino ni había iluminación suficiente. “Acá vive gente”, recordó Juan Gomila tras pedir una mayor atención para la zona rural del partido.
Otro matrimonio que deja el campo, cansado de los robos
Luis y su esposa viven en la zona rural, en el cuartel 9, cerca de la escuela 18. Cansados de los robos, contaron su triste experiencia a La Opinión.
“Teníamos una quinta en la cual hacíamos huerta y criábamos animales, pero un día mataron una vaca, otro día llevaron lechones, luego los cerdos más grandes, otro día mataron otra vaca… Con todo esto, decidimos irnos de a poco al pueblo, pero un día que volvimos por la mañana luego de habernos ido a la tardecita, llegamos a la entrada y nos encontramos con la tanquera abierta, el candado cortado, miramos para adentro y faltaba un acoplado, cuando llegamos a la casa nos dimos cuenta que habían robado porque seguíamos encontrando candados rotos de la puerta del garaje, donde faltaban garrafas y herramientas; de la casa, que también abrieron, se llevaron la batería de cocina, tenedores, cuchillos, radio, TV, reloj de pared, mercadería, ropa, perfumes, entre otras muchas cosas”, contaron.
“También cocinaron, comieron, vaciaron la heladera, dieron vuelta y pisaron todo, “revolviendo, buscando quién sabe qué”, relataron. También les llevaron unas 70 gallinas y plantas, “todo esto en el carro de acoplado de dos ruedas, tirado por un caballo, que se nota en la tierra por donde salieron”.
“Así como el nuestro, hay muchos casos desconocidos en la zona. Desde hace unos años vienen ocurriendo y siguen”, señalaron.
Luis y su esposa, como tantos otros, se ven obligados a irse. “A abandonar todo, contra lo que uno quiere: seguir viviendo tranquilos en el lugar que uno elige”, como dijeron.