Contra el aumento de la luz, habrá marcha la semana que viene
La asamblea que se reunió en Independencia reveló contradicciones en el discurso de los miembros del Consejo de Administración de la cooperativa durante la reunión con representantes de los vecinos. Decidieron marchar con velas el miércoles 7, desde Coopser a la Municipalidad, para pedirles a los concejales la declaración de emergencia tarifaria.
Los usuarios/clientes/socios de Coopser que comenzaron a reclamar tras recibir las facturas del servicio de electricidad con fuertes aumentos, tras la autorización del gobierno de María Eugenia Vidal que dispuso el tarifazo, decidieron en asamblea convocar a una marcha para el miércoles 7 de marzo, desde las 21.00, que partirá de las puertas de la cooperativa y llegará, por el centro, a la Municipalidad, para reclamar ante el Concejo Deliberante la declaración de emergencia tarifaria.
Lo decidieron el lunes por la noche, en una asamblea de la que participaron unas 50 personas y que tuvo lugar en el club Independencia, donde se encontraron para que los representantes del grupo que participaron de la reunión con los miembros del Consejo de Administración relatarán lo sucedido.
El relato de la reunión fue sorprendente: “Son unos caraduras”, “nos mintieron en la cara” y “nos meten la mano en el bolsillo” fueron parte de lo que concluyeron quienes contaron lo que quienes conducen la cooperativa les respondieron ante sus consultas.
“Sus explicaciones no nos cerraron. Las respuestas que nos dieron no cierran. Nos mintieron en la cara”, aseguraron.
Una asamblea reveladora
Lucas Reynoso y Valeria González llevaron la voz cantante como representantes del grupo en la reunión con Coopser. Relataron que ante muchas consultas, los presentes –Silva, Longueira, Groppo, Peralta, Montesino– se contradecían entre sí. “Quizás no tuvieron una reunión previa entre ellos para ponerse de acuerdo para mentir”, se quejaron.
“Lo peor es que dijeron que la provincia les imponía a la cooperativa el precio”, señalaron y explicaron que Coopser podría socializar las utilidades para bajar el costo del servicio, pero que para ello se debe modificar el estatuto, algo que el Consejo de Administración no quiere hacer y para lo que invitaron al grupo que reclama a hacer una lista y ganar las elecciones.
“Se puede modificar el estatuto, pero desde adentro. Entonces hay que participar, porque ellos pueden hacer lo que quieren”, dijeron los vecinos. “Palabras de ellos: ‘somos cooperativa en servicios sociales, pero no en electricidad’”, reveló Reynoso.
La queja por la toma de estado de los medidores
El tema es uno de los más controvertidos. En pleno siglo XXI y a contramano de lo que sucede en muchas ciudades, Coopser toma el estado del medidor a mano. Una persona llega al domicilio y, sin avisar el propietario, registra los kw consumidos y envía la información a la cooperativa, que factura en consecuencia.
“Nosotros tenemos que confiar en esa persona, supone que todos los meses lo hace bien”, se quejaron. En Coopser les informaron que hubo “empleados que fueron despedidos porque hubo denuncias acerca de que ponían el estado desde la casa, en lugar de ir a tomarlo”.
En la asamblea había una mujer a la que le tomaron 33 días de consumo para una factura y 19 para la siguiente. Otra contó que a su vecina hacía dos meses que no le pasaban a registrar el consumo. “No es serio”, concluyeron.
“En vez de invertir en una clínica, sobre lo que hay muchas preguntas, se tendría que haber invertido en tecnología, como hay en otras ciudades, que es satelital”, se quejaron. “Desde el Inti nos dijeron que los medidores de San Pedro no están homologados”, informó Valeria González.
Cooperativos pero no tanto
La cantidad de ejemplos que dan cuentas acerca de un comportamiento poco solidario desde la Coopser para con sus socios se reprodujeron durante la asamblea.
Hay cosas incomprensibles, como el caso de un comerciante que relató que tiene un medidor trifásico en su negocio y que fue a pedir “un monofásico para la casa, que está arriba, y me quisieron cobrar 10 mil pesos”. Decidió alimentar su hogar desde el local.
Cuando alguien va a quejarse, factura en mano, la advertencia es siempre la misma: hay que pagar. “Una señora fue a reclamar y se largó a llorar porque la respuesta que le dieron fue: ‘¿A quién votó?’”, contaron en la reunión.
Un comerciante contó que tuvo que despedir a un empleado por los costos que le implicó el aumento de la luz. Mientras eso sucedía, una mujer que seguía la reunión por la transmisión en vivo vía Facebook de Sin Galera, contó: “Están matando a los comerciantes, al laburante, es terrible lo que estamos viviendo. Mi hija debe vender la pollería. Es una tristeza, tanto esfuerzo para nada. Pierde todo”.