Conflictos vecinales, patrulleros dañados, policías agredidos y operativos fuera de control
En las últimas semanas crecieron las situaciones de violencia contra las intervenciones de la policía. Desde que una bala de un efectivo terminó con la vida de Ángel Luna, los cuestionamientos crecieron y el accionar de los agentes se pone en duda pero con consecuencias graves. Los llaman cuando la violencia es inevitable y hay bandos enfrentados, pero cuando arriban se unen todos para agredirlos.
Desde la muerte de Ángel Luna tras un llamado que su propia familia efectuó para pedir ayuda policial, recrudecieron los episodios violentos contra agentes y patrulleros. Aquel día fue su padrastro quien reconstruyó los pasos que le permitieron al fiscal Marcelo Manso primero y a Hernán Granda luego (ver página 9) sacar conclusiones sobre el verdadero escenario donde se produjo el disparo letal. Esa mañana, la furia contra las fuerzas de seguridad era inocultable.
Efectivos poco preparados en operativos que no siempre pueden cumplirse como son ordenados terminan heridos o como protagonistas de situaciones de violencia que surgen en medio de conflictos vecinales que bien podrían ser abordados por otras áreas del Estado y no necesariamente por la policía.
Dos botones
de muestra
La semana pasada ocurrieron dos hechos dignos de considerar, en medio de otros tantos que suceden a diario. En estos días, una de las particularidades es que el Jefe de la Policía Comunal, Juan Catalano, y el titular de la Comisaría, Andrés Galiano, están de vacaciones.
El Ministerio de Seguridad dispuso que el comisario inspector Pablo Socorpad reemplace a la máxima autoridad, que desde el escritorio observó la ardua tarea que le tocó a Andrés Caretta, el segundo a cargo de la dependencia –única, por cierto–, que fue el coordinador real de la policía.
Uno de los hechos relevantes ocurrió el viernes en calle Obligado al 2200 cuando una discusión de familia terminó con disparos con postas de goma que provocaron lesiones, en medio de una situación descontrolada que obligó a las fuerzas de seguridad a emprender la retirada con, según reportaron desde la Comisaría, tres efectivos lesionados por objetos contundentes, situación que incluyó hasta un block de motor arrojado sobre el techo de un móvil.
También allí el denominador común fue la convocatoria a las fuerzas de seguridad por agresiones entre familiares que se salieron de cauce. Una vez que arribaron las patrullas, los gritos y los piedrazos culminaron con corridas y varias horas de conflicto.
Algo similar había sucedido el martes, cuando un matrimonio que había presenciado la reyerta entre policías y sus hijos llegaron a esta redacción para contar una versión distinta a la de la policía respecto de lo ocurrido en la zona de Saavedra y Hermano Indio.
Liliana y Roberto Macelli aseguraron que que “no eran perros pitbull” los que atacaron a los efectivos que también protagonizaron en el lugar un episodio que pudo haber terminado en tragedia cuando un agente cargó el arma para amenazar a un menor de 17 años.
En esa ocasión otro vehículo de la Bonaerense quedó averiado por los piedrazos que arrojaban vecinos enojados cuando, detuvieron a los hermanos Mauricio Leonardo y Leonela Macelli, acusados de agredir a los efectivos
Cambios para la sede de la exjefatura distrital
En medio de las reyertas barriales, en la zona de Fray Cayetano Rodríguez y Sargento Selada, donde todavía está ubicada la exjefatura Distrital y ahora Jefatura de Policía Comunal de San Pedro hay preocupación por su traslado. Los vecinos de ese barrio, que suele ser epicentro de conflictos, no alcanzaron a expresar su malestar por la falta de pago de alquiler que implicaría el desalojo.
La semana pasada, el intendente interino Ramón Salazar y el empresario Carlos Torrillo, titular de TAP San Pedro, firmaron el comodato para que la máxima autoridad policial local traslade sus actividades a un edificio construido en el predio de la firma, ubicado en Crucero General Belgrano al 2800, que repite una modalidad que ya había adoptado la Policía Científica, que tiene asiento también en el predio de un privado dedicado a la actividad transportista en ruta 1001.