Con tijera y con serrucho se cortó mucho, mucho…
Los cortes de boleta dominaron la elección y posicionaron al menos a dos candidatos que sin estructura lograron buenos resultados. Fue notoria la disputa entre Barbieristas y Rosistas. Macchia quedó anonadado por sus resultados. Monfasani apeló a ocultar su vinculación con Kirchner y Casini cosechó los mejores frutos.
El deporte de la tijera en elecciones ya se ha hecho costumbre. Los candidatos no sólo dirimen en las generales lo que debían decidir en internas partidarias sino que utilizan una misma nómina para diferenciarse. Así, aparecen los odiosos números que delatan todo tipo de maniobras y preferencias. Con el Justicialismo dividido y ocultando las boletas kirchneristas, Barbieri se alzó con un nuevo triunfo. Utilizó su descomunal aparato clientelar e hizo la vista gorda entre sus principales colaboradores cuando ordenaban a los punteros cortar la boleta de Rosa para establecer la disconformidad que sentían tras el armado de la lista.
Monfasani apeló a sus propios métodos y logró superar dos veces la cifra repartidora instalándose como la principal oposición y ocultando la pesada mochila que a su criterio implicaba llevar a Néstor Kirchner en el cuerpo principal de su boleta. Prefirió concentrarse en su poder territorial y apelar al sentimiento peronista en su estado más puro. “El Turco” jugó todas sus fichas y hasta se dio el lujo de fustigar a Mariano Veiga, su compañero en la lista de Diputados Provinciales en su acto de cierre de campaña.
Casini construyó en silencio sus desacuerdos con Patricia Roca. Tejió su prolija alianza con el poderoso Sindicato de Trabajadores Rurales y emuló el conciliador estilo Pro. Fue mucho más allá de los pronósticos y, con su colectora para De Narváez, logró posicionar al peronismo disidente como segunda fuerza en San Pedro, pese a que su aliada local no renovará la banca que ocupará hasta el 10 de Diciembre. Quintana aportó mucho más de lo que todos imaginaban, genuinamente peronista y sin esgrimir más que su profesión de pintor y el sentido común, conquistó de acuerdo a cómputos extraoficiales la nada despreciable suma de 3037 votos, apenas unos 164 menos de los que requería la cifra repartidora que utilizó el barbierismo.
El caso de Fortunato y su mentor, el ex Diputado Polimante, merece un capítulo aparte, desde que decidieron junto a un grupo de vecinos amarrarse a la lista del Acuerdo Cívico y Social que llevaba a Barbieri como diputado. Fue la opción para muchos de los que no querían “salir del corral” y deseaban fervientemente “marcarle el territorio a Rosa” y, si era posible, dejar a Martín Pando fuera del Concejo.
En cuanto al resto de los candidatos, el único que se cargó a los Kirchner al hombro fue el Dr. Nicolás Macchia, quien pudo haber tenido mejor suerte si no hubiese sido por la influencia del Ex Concejal Elvio Macchia cuando —al no poder acordar con otros sectores— decidió gastar el as de espadas en la primera vuelta. Una picardía para la incipiente carrera política que podía abrirle el camino a la intendencia, compartiendo la discusión con una nueva generación de dirigentes con perfiles muy interesantes. Las dádivas y los fondos de dudoso origen, sumados al triste papel del asistencialismo clientelar, le hicieron perder a su propio hijo la mejor oportunidad para construir un proyecto alejado de las viejas prácticas de su partido.
Si Macchia y Monfasani hubiesen ido bajo el mismo paraguas, hoy estarían acumulando más bancas que las que habían soñado cuando iniciaron la campaña.
Pero claro, las elecciones pasaron y el 10 de Diciembre está lejos. En ese lapso, Barbieri tiene que preparar su salida y decidir quiénes quedarán en el Gabinete de Pablo Guacone, su sucesor hasta el 2011. Se sabe que le ha prometido a Sergio Rosa allanar las dificultades y para ello tiene dos caminos: dejar a Guacone abandonado a su suerte o realizar los cambios en los meses que se avecinan, aunque ello signifique llevarse a su despacho en Capital a algunos de sus más fieles colaboradores.
Para el Justicialismo llega la oportunidad de estrechar filas. Todos saben que la hegemonía del Intendente se diluye con su partida. Quien actuó con mayor inteligencia fue, nuevamente, el Ex Intendente Pángaro, permaneciendo al margen y con una expectativa importante de ser llamado a ocupar algún cargo en el Gabinete de Scioli. De hecho, Esther Noat ya está trabajando en el ámbito de la Jefatura de Gabinete que lidera Alberto Pérez.
De propuestas, ni hablar. Al menos en esta campaña, salvo la reiteración de salud, trabajo, educación y seguridad —que no son temas inherentes al Concejo Deliberante— no se escucharon ideas interesantes.
San Pedro tiene varias miradas: ha dejado de votar partidos para elegir personas, usa la tijera, premia, castiga o se esperanza con proyectos disparatados pero actúa con una indiferencia ciudadana que apabulla apenas pasan unas horas de cada comicio. Es esa conducta la que hace que el control social funcione poco o nada porque aún no se ha arraigado lo suficiente la idea de tener un sistema de representación directa en cada Concejal.
Un corte y una quebrada
Buscando las cifras que demuestran la voluntad popular, se pueden encontrar varias curiosidades.
Mario Barbieri obtuvo en su ciudad la nada despreciable cifra de 12.027 voluntades –de acuerdo a las 127 de las 136 mesas que publica la Justicia Electoral- con la lista del Acuerdo Cívico y Social que lo llevó como tercer candidato a Diputado Nacional representando al cobismo. Si se compara con los guarismos que obtuvo para su tercer mandato de Intendente (15.423) perdió 3.396 votos, pese a ir acompañando dos nóminas comunales (Rosa y Fortunato).
Ahora bien, si se compara su resultado con el de la lista de su frente vecinal Acción por San Pedro, la diferencia es más notoria y el corte cuasi brutal: 1.680 sufragios le sacó de ventaja a Sergio Rosa, los mismos que pueden haber ido a parar a Horacio Fortunato, que logró 2.581 votos. La lista que impulsó Polimante estuvo a poco más de 600 votos de obtener una banca.
El caso del Pro Peronismo es más particular. En el orden nacional y sin candidato sampedrino llegaron a ubicarse como segunda fuerza en San Pedro. Más de un 34% de los ciudadanos le dieron la mano a De Narvaez-Solá. Por convicción o por derrotar al Kirchnerismo, entre el Acuerdo Cívico y Social y el Pro Peronismo llegaron a un 75% de las voluntades.
Pese a todo, Kirchner-Scioli le deben bastante a Macchia y Monfasani. Casi un 19% de los votantes siguió el mandato partidario, eso hace pensar que el Justicialismo aún conserva un piso más que interesante para trazar un proyecto a largo plazo y con nuevos dirigentes que han surgido en los últimos meses con muchas ganas de reemplazar a los “popes” que actuaron como dueños del Movimiento de Perón y Evita.
Castells, con su parafernalia de marchas y reclamos, logró llevarse de San Pedro más plata que votos. No llegó al 1% y sin embargo, con sus prácticas extorsivas, le arrebató al Municipio y a otras organizaciones cuantiosas sumas en especies: leche, cuadernos, lápices, bolsas de alimentos que no tuvieron un destino demasiado loable. Sus allegados cuentan que repartió poco y el resto se lo llevó en su combi para el Gran Buenos Aires. De todos modos, las elecciones anticipadas no lograron superar la participación de otros comicios. Por la gripe, la lluvia del atardecer o la falta de interés, esta vez no se llegó al 80%.
Mesa a mesa, me enamoré de ti
La llovizna del atardecer animó a los representantes de los partidos que necesitaban llegar a una cifra repartidora que parecía imposible. Finalmente, el número clave de la cifra repartidora se estableció en casi 3.300 votos de acuerdo a la proyección sobre los resultados que publica la página oficial del Gobierno de la Provincia. Ese caprichoso número era el escalón para una banca. Sólo tres listas lograron superarla: la de Rosa, que por apenas 200 votos no la triplicó; la de Monfasani, que por poco menos de 50 no la duplicó; y la de Casini que la superó por 1.300 sufragios. El famoso sistema D’Hont hizo el resto, distribuyendo 2, 1 y 1 respectivamente, más los que por mayor cociente fueron otorgados uno a cada uno y a partir de allí en proporción al ganador los restantes. Hoy la batalla está en determinar quién se queda con un concejal más. En una comunicación que Daniel Monfasani mantuvo con el Ministerio del Interior, corroboraron que le corresponden 3 concejales y no 2 como dice el oficialismo. Si no hay acuerdo habrá que solicitar la apertura de urnas, porque Martín Pando ya fue proclamado como quinto concejal y la lista del PJ, establece que ese lugar es para Estela Fernández.
Claro que confiar en las planillas de los fiscales es más que un atrevimiento. De manera increíble se cometen torpezas a punto tal que algunos relataron que hubo presidentes de mesa que olvidaron llenar el telegrama que debe girarse a la Junta Electoral.
Las matemáticas fallaron en varias mesas en donde se encontraron cifras absurdas o casilleros en blanco. En al menos veinte certificados de escrutinio los votos en blanco se habían imputado a una sola categoría de candidatos.
Por ese sólo motivo la cantidad de votantes no coincidía con lo registrado durante el día. No importó, pasó como en otras elecciones cuando el apuro por culminar la jornada y las tendencias irreversibles llevaron a todos a abandonar el centro de cómputos para salir a festejar. Es más, ahora se ocultan planillas “por las dudas” y para no repetir lo que sucedió en las últimas legislativas, en las que un día después del cierre advirtieron que entraba un Concejal del Partido de Silvio Corti, Matías Velo (hoy votando junto al oficialismo).
Damián Mosquera fue el encargado de traccionar el voto del joven electorado femenino. Pese a los esfuerzos que hizo para transmitir su mensaje, las mujeres preferían la anécdota de la llamada que Ante Garmaz hizo a La Radio para saludarlo como ex alumno de su escuela de modelos.
La mayor cantidad de cortes fue para Diputados Provinciales. No es fácil deshacerse de la parte media de la boleta pero la gente pudo más y evitó en un gran porcentaje elegir candidatos provinciales porque la oferta era pobre o a consecuencia del temor a la confusión.
El voto de las localidades otra vez ofreció sorpresas. El tradicional bastión de Santa Lucía, que desde hace tiempo le dio los votos al peronismo representado por Rodolfo Trelles, esta vez se decidió por Acción por San Pedro.
En un año y medio, el padrón electoral creció. En 2007 estaban habilitadas para sufragar 40.676 ciudadanos, en esta elección se sumaron 1.555 nuevos votantes.