Comienza una ola de conflictos gremiales con imprevisibles consecuencias
Están frescas las imágenes de protestas callejeras encabezadas por dirigentes de organizaciones barriales. También se sintió con toda su firmeza el tenor de una protesta a cargo del sindicato más poderoso del país en las puertas de una planta de silos. Esta semana la suma de la reacción de los municipales nucleados en ATE y disconformes con el aumento anunciado por el gobierno local y los representantes de UATRE que palean cereal en Terminal Puerto San Pedro, lograron concitar la atención pública con el anuncio y la ejecución de medidas de fuerza. En el camino también resultaron afectados los camioneros que perdieron horas valiosas por el bloqueo de la empresa Terminal Puerto San Pedro. Hay fuertes trascendidos de acciones similares en otros ámbitos emulando lo que sucede a nivel nacional y aprovechando la tendencia favorable a la razón por la fuerza antes que la fuerza por la razón.
Una batucada en la madrugada de un lunes, que algunos confundieron con el prolongado festejo de un club de fútbol que había ganado un campeonato después de muchos años, fue el principio. Los “camioneros” de Moyano desembarcaron en las puertas de Ramón Rosa y Compañía con pocas ganas de charlar y un mandato firme: absorber a todos los choferes de la empresa. Lo lograron después de los días justos de espera. No hubo violencia pero sí presencia violenta. La firma aceptó y ahora se defiende en otros ámbitos menos perjudiciales para quienes deben transitar por las calles. Denuncian presión y no hace falta que lo hagan porque eso ejercieron claramente. Los camioneros tendrán sus razones para reclamar el pase al convenio que los incluye, pero la modalidad se discute. O en todo caso, la discuten quienes se animan.
En la misma semana un grupo de dirigentes barriales, con una larga experiencia a pesar de su juventud, llevaron al centro de la ciudad una protesta poco clara que se abortó con una propuesta menos clara aún. El grupo de Gabriel Benítez, tan cercano al gobierno municipal como alguno de los funcionarios, salió a pedir trabajo, cortó la calle Mitre y recibió “para su contención” mercaderías y algunas otras promesas que probablemente no tranquilizaron a las bases, pero sí a los “representantes” que diariamente esperan en las escalinatas del palacio municipal alguna respuesta a sus gestiones.
Con estos conflictos diferentes pero parecidos en el pasado cercano, esta semana, justo la del fin de semana largo y la que tiene como eje el turismo para el que muchos se preparan con gran entusiasmo e ilusión, surgieron nuevas protestas.
Inoportunas casualidades. Promediando la semana y al filo de comenzar a recibir visitantes que recorrerán una zona promocionada como bella y pacífica, aparecen en la agenda, una movilización de empleados municipales afiliados a ATE que hasta el cierre de esta edición estaba propuesta para el viernes al mediodía con mucho ruido y bastante visible.
En otro plano, el conflicto desatado entre los trabajadores de UATRE con Terminal Puerto San Pedro, arrastrando a los camioneros cargados de cereal para ser transferido a un barco que desde ayer esperaba en el puerto, provocó la intervención judicial tras una denuncia penal por parte de Terminal Puerto San Pedro. Piden un 40% de aumento que ni siquiera la Secretaría de trabajo logró destrabar. Todos sufrieron las consecuencias, en dinero y en tiempo, pero por sobre los conflictos individuales o empresariales hay una señal que alarma y es la de la llegada de la conflictividad laboral como no se tenía registro tiempo atrás y con un preocupante guiño de sectores políticos y sindicales que juegan en estas protestas sus propios partidos e internas, apoyados en la acuciante necesidad de aumentos salariales de los trabajadores.
UATRE, camioneros y
recomposición social
Silencio, absoluto silencio. “No estamos autorizados para hablar”, decían los muchachos que diariamente con convenios claramente desfavorables en comparación con otros trabajadores del sector, palean cereal en lugares en los que muchos no resistirían diez minutos.
El reclamo de un mejor jornal para los paleros recibió, tarde, el respaldo del sindicato que los representa porque los propios “compañeros” visitaron los medios la semana anterior enojados por la falta de apoyo de UATRE y lo hicieron con duras críticas hacia los mismos que ayer les dieron un acompañamiento mayor que el que tal vez esperaban.
La CGT de San Pedro (que tiene otros planes además de proponer la instalación de un monumento por el 1º de Mayo) tuvo su primera intervención directa en un conflicto que se planteó mucho antes de la medida de fuerza que se inició ayer.
Los trabajadores habían comenzado pidiendo un aumento de un 20% y cuando llegó el apoyo sindical salieron a pedir un 40% y tal vez, merecen mucho más. Sobre todo cuando los propios delegados gremiales les enrostran que Terminal Puerto San Pedro paga un 30% de lo que pagan empresas de Colón o Rosario. El pedido de aumento al jornal (a $ 50), la demostración de fuerzas y de contactos de los propios dirigentes compartió la escenografía con los cortes y semi cortes que los camioneros alternaron antes de las medidas definitivas.
La intervención del Ministerio de Trabajo a través de su delegado local, el Dr. Carlos Casini, también reanimó otra estructura cuya participación en situaciones conflictivas había quedado relegada. “Todos están afilados porque se vienen muchas como éstas”, comentó un prestigioso político alejado del escenario actual.
La desigualdad en los convenios de trabajadores que sienten que sus horas valen distinto dependiendo de los “padrinos” o del nivel de presión con el que cuenten es demasiado grande. Es inmensa la frustración en un puerto que ya está lo suficientemente averiado como para que además de hacerse famoso por sus pozos o por su inactivo consorcio, también se cargue con un índice de conflictividad laboral que no tenía.
Indignación oficial
con ATE
Tras un largo análisis, el gobierno municipal salió a presentar con ribetes de gran anuncio la semana pasada una recomposición salarial. Para todos, afiliados o no a los sindicatos, este aumento representa un reajuste de las partidas que integran los haberes de bolsillo aunque algunos casos, no hay aumento tangible sino consolidación de montos “en blanco”. Algo por lo que muchos trabajadores estarían dispuestos a luchar prioritariamente si no se viviera un escenario de inflación que hace que cada vez el dinero alcance para menos.
El aumento anunciado por el gobierno municipal que representa unos dos millones más de gasto anual se produce como consecuencia de la incorporación al básico de la suma no remunerativa que se estaba pagando en forma adicional, sin imputarse a los componentes sociales. Así, un trabajador con 30 horas semanales pasará a cobrar 717 pesos (el 19,3% de los empleados), un trabajador con 40 horas semanales 900 pesos (el 6.2% de los empleados), un trabajador con 44 horas semanales pasa a cobrar 974 pesos (el 13,1%) y un empleado de 48 horas semanales 1.047 pesos, alcanzando este ajuste al 62.2% de la planta. A esos montos deben sumarse las asignaciones familiares, horas extras, etc.
También en el caso de un empleado categoría 13, con 48 horas el sueldo de bolsillo alcanzará los $ 1.016,-
Los jornalizados tuvieron un aumento del 29 por ciento y ahora el jornal vale $ 22,02 y remarcan que ningún salario podrá ser considerado por debajo de la línea de la pobreza o la indigencia y que se pagarán en San Pedro los sueldos básicos municipales más altos de la zona.
La reacción sindical fue despareja. El Sindicato de Trabajadores Municipales más cerca del gobierno en el último tiempo, aceptó el aumento tal como se planteó y los trabajadores que están alineados con ese sector dejaron en manos de sus representantes la negociación que se abre en la Mesa de Relaciones Laborales, constituida también a pedido de los gremios.
ATE reaccionó diferente y algunos de sus representantes salieron a expresar su rechazo de manera categórica, utilizando algunas frases que abren interrogantes. Cuestionaron los sueldos de los funcionarios, dijeron que el Intendente está sentado arriba “de una parva de plata” y decidieron salir a enfrentar el “aumento encubierto” en la calle.
Esta reacción puede ser considerada una actitud espontánea producto de lo que se interpreta como una acumulación de postergaciones y también es observada, al menos desde el gobierno de Barbieri como una burda utilización política del tema. Del lado de los trabajadores, las injusticias son las que más pesan. Hay documentación que en las próximas horas estará en manos de los medios que hablan a las claras de los sueldos de quienes se consideran “acomodados políticos” y hasta un cuestionamiento sobre nombramientos de larga data como el de la Jefa de Compras. Los de ATE prometen desnudar irregularidades con números y nombres de quienes cobran montos idénticos por horas extras y sueldo. Tal sería el caso, de una secretaria que percibe 1.100 pesos de sueldo y una cifra exactamente igual por el cumplimiento de horas extras.
Más allá de las consideraciones, el lunes en una asamblea en la que se llegó a plantear la idea de una olla popular en las puertas del palacio municipal durante jueves y viernes santo, se decidió finalmente movilizar a los afiliados de ATE el viernes al mediodía hacia la Municipalidad.
“Vamos a llevar pasacalles y pancartas para que la gente turista vea lo que nos está pasando a los municipales de San Pedro”, comentaron a la salida de la asamblea que propagó sus conclusiones por todos los ámbitos en los que se desempeñan integrantes de ATE.
Desde la Secretaría de Hacienda, Hugo Salviolo reaccionó como pocas veces y algunos llegaron a escuchar sus gritos de ira ante las declaraciones de Marcelo Marelli quien ha llegado a generar una indignación infrecuente en varios funcionarios.
Cabe destacar que uno de los principales argumentos oficiales para darle toda la relevancia al anuncio de la semana pasada, fue que este aumento representa casi dos millones de pesos anuales para el municipio y que esa cifra que no será trasladada a las tasas (no habrá aumento) ni será utilizado el superávit.
“La realidad es que la gran mayoría de los empleados notarán un aumento importante. No así quienes carecen de antigüedad. Además, al pasar al básico los $ 124, también se beneficia a los jubilados” comentaron ayer explicando que no hay razones para semejante queja.
La conflictividad municipal en la calle, es nueva. La actitud asumida por los dirigentes y las diferencias entre unos y otros llama la atención. El punto de partida está ante nuestra vista pero el final, movilización mediante, es totalmente imprevisible. La foto del viernes además de contrastar con las que muchos imaginaban ver en el fin de semana largo, probablemente sea la primera de muchas que se irán generando cada vez con mayor frecuencia.
Lo que se viene
Hay mucha calma contenida y muchos acuerdos endebles que hoy sostienen a sectores al borde de reaccionar.
No se nota una muñeca firme para atender el tenor de cada reclamo sin cometer errores y existe también una clara dependencia política de sectores que así como en algunos momentos defienden o guardan silencio, en otros pueden salir a la calle a movilizarse. La campaña política se lanzó mucho antes de lo previsto pero con discusiones lejanas a lo programático y todo está a la vista.
EL CONFLICTO EN NUMEROS
l 100 trabajadores de UATRE a $ 36 por día representan $ 3.600 en sus bolsillos.
l 100 jornales, sumadas las cargas sociales para Terminal Puerto San Pedro, oscilan entre los 5.000 y 6.000 pesos, atendiendo los montos por salario familiar, cargas sociales, etc.
l 210 camiones cargados de cereal representan por día una pérdida mínima de 600 pesos considerando el viaje desde una ciudad cercana.
l 210 camiones en la Playa, implican viandas, servicios sanitarios y jornales de choferes cuyo valor se desconoce.
l 1 camión cargado de soja lleva 30 toneladas que a valor actual, suman 15.000 pesos por camión.
l 1 Barco en espera para cargar en el puerto, se lleva una indemnización por “lucro cesante” cuya cifra se desconoce, ya que está íntimamente ligada a los contratos que mantiene con la firma exportadora y su cargador, en este caso Terminal Puerto San Pedro.
l 1 barco amarrado que no puede cargar por cualquier circunstancia cobra de acuerdo a cada contrato un monto de multas que pueden establecerse según su carga y urgencia de cumplimiento en un mínimo de 20.000 dólares diarios.
l 1 trabajador afiliado al SUPA (obreros portuarios) cuesta a su empleador, por día alrededor de 75 pesos.
l 1 trabajador afiliado a SEAMARA (apuntadores), diariamente puede llevar a su bolsillo entre 80 y 140 pesos por día, en casos de prestar servicios de manera prolongada.
l No se puede estimar el valor que se acumula entre actuación de policías, patrulleros, agentes fiscales, abogados, miembros de la Secretaría de Trabajo y otros costos que intervienen en un conflicto.
Ante estos, que son sólo algunos de los números, el ciudadano se pregunta si no será posible aportar un poco de sensatez a la negociación, elevar la remuneración de los trabajadores y evitar que de este modo se sigan sentando precedentes conflictivos para un puerto que aún resulta competitivo frente a los privados que seguramente recibirán con los brazos abiertos, a clientes como ADM que ayer se quedó sin cargar.