Comentando la carta de Daniel
Dentro de toda la mierda que uno lee en estos días, de ambos lados del conflicto que está desangrando a la Argentina, prefería ficar callado. Pero leyendo la carta de Daniel en el correo de lectores. “¿Quién soy?” me tocó el alma. Porque vi magistralmente expuesto el drama de esa mayoría silenciosa que es la que siempre paga los platos rotos, y que debe representar un 80% del pueblo argentino. Esa masa de obreros fabriles, obreros intelectuales, PEONES DE CAMPO Y RECOLECTORES DE FRUTAS, amas de casa, la gente común que lucha todos los días para llegar a fin de mes con las necesidades básicas satisfechas. O contando las moneditas para pagar el colectivo. Es esa gente común que paga las consecuencias de esta “patriada” llena de simbolismos falsos, donde mucha gente está vendiendo gato por liebre. Eso duele aún a aquellos que no sufrimos las consecuencias de esa locura. Y duele porque es una verdadera locura que armen todo ese despelote para que unos pocos ganen ALGO menos de lo MUCHO que ganan, en bien del conjunto de la sociedad. ¿O será que los empresarios agrícolas que lideran ese movimiento van a pagar el doble o el triple a los peones rurales que son los que laburan para que ellos aumenten sus riquezas? Y los pequeños productores que tienen la misma mentalidad patronal de los grandes, ¿no se dan cuenta que los están usando de forro para que la pueblada tenga un aspecto “popular” que impresione a la gilada? Por eso me pareció tan acertado el planteo de Daniel, que sin dejar de criticar al gobierno, no compra el pescado podrido de ese circo montado con los colores patrios, y se da cuenta que es la gente común como él, la “del montón”, la que va a pagar las consecuencias de todo esto. El Gobierno que está debería ser criticado por la falta de una REFORMA AGRARIA, sin la cual la Argentina nunca va a ser un país desarrollado, y no por las retenciones. ¿Será que esos empresarios rurales aceptan el principio de que la tierra es de quien la trabaja? ¿Qué el derecho a la propiedad tiene la limitación que le impone el bienestar general? Están en juego las vaquitas, la soja...¿qué me dicen de las verduras que no se exportan y que están a precios absurdos? ¿eso no viene del campo? Cuando fui a Argentina, vi que verduras, legumbres y frutas estaban en general tres veces más que lo que cuestan aquí, en Brasil, inclusive considerando la diferencia cambiaria. ¿Cuál será el motivo de esa gran diferencia? ¿Clima, suelo, agua? Ciertamente no. Es el fruto de una política que fomenta las pequeñas economías familiares para la producción de alimento (incluyendo una tibia reforma agraria), no sólo obra de Lula, sino en gran parte mérito del MST, que con sus ocupaciones e invasiones ayudó a colocar el problema en pauta. Un país no se construye con espasmos ocasionales, llenos de emotividad y sensiblería, pero sin argumentos sólidos o capacidad de autocrítica, ni aún cuando se levanten banderas válidas. Se construye en los pequeños gestos diarios, repetidos por unos y otros, en el cambio de actitudes, en la capacidad de dialogar, y fundamentalmente, en la humildad para reconocer fallas y coraje para corregirlas. En el aceptar que las partes no somos el todo, y que nuestros derechos terminan donde comienzan los del otro. El día que gente como Daniel, y muchos otros jóvenes más tomen cartas en el asunto, el bodrio comienza a arreglarse, aunque sea de a poco. Es lindo ser parte de un pueblo que camina para frente, y no para atrás Eduardo Flores Limeira- Brasil