Cocheras, un negocio rentable que no paga ningún tributo
El crecimiento del parque automotor hizo proliferar galpones y locales para dejar el auto durante la noche. Sin embargo, al no haber legislación local vigente, esta actividad comercial no está regulada, no aporta al Estado ni brinda ningún tipo de seguridad jurídica para quienes contratan.
Las publicidades de automóviles dicen que “ahorra en 0 KM” es una gran opción. Muchos les hicieron caso. Aunque el sector automotriz es uno de los que mayor baja ha mostrado en los últimos meses, su crecimiento exponencial en la denominada “década ganada” es innegable. De la misma manera, la venta de autos usados también subió. La era del “consumo interno”, como le llaman. Ello provocó la aparición de un negocio que es cada vez mayor pero que nunca fue regulado en San Pedro: las cocheras.
En el centro, en los barrios, capaces de albergar decenas de autos o menos de diez, en estaciones de servicio o en lavaderos, los estacionamientos para guardar el auto a los que recurren aquellos que no tienen espacio para estacionarlos bajo techo en sus casas proliferan en la ciudad.
En un recuento rápido, la redacción de La Opinión encontró más de 20. Se calcula que son más de 30 las que existen a las que se suman las de vecinos que tienen un garaje desocupado. No hay datos oficiales, claro: porque ninguna está habilitada como tal; porque no existe una actividad comercial en la ciudad; porque no hay tributo a pagar, es decir no hay recaudación al respecto.
Diversas leyes nacionales y provinciales hablan de la actividad, que debe ser regulada por los municipios. En el país, algunas ciudades tienen ordenanzas desde hace décadas y otras aprobaron las suyas en los últimos años.
Un negocio rentable
En el centro, un auto normal paga entre 350 y 500 pesos por mes. Una camioneta puede pagar 600. Las cocheras, como se dijo, tienen capacidad promedio de 10 a 15 vehículos. Las hay con y sin techo, lo que hace mover el precio.
Un promedio de 400 pesos por mes por automóvil hace para un cálculo de 15 automóviles un ingreso total libre de impuestos relacionados a la actividad comercial de 6.000 pesos.
En la actualidad, quien tiene una cochera sólo paga los gravámenes municipales y provinciales que abona cualquier vecino por su inmueble. Nada más.
Algunos ofrecen servicios de seguridad como cámaras, portones eléctricos, sensores y vigilancia nocturna, pero son los menos y los más caros.
En los municipios donde la actividad está regulada, los requisitos para los locales cerrados de guarda transitoria están diferenciados de aquellos que ofrecen servicio de estacionamiento por hora.
Requisitos mínimos
En cuestiones de seguridad, construcción, ventilación e iluminación es donde más especificaciones hay. Son muchas, precisas, contundentes y establecen algo que es lógico: restricciones para evitar que cualquier galpón con cuatro palos y una media sombra se transforme en un negocio. El ejemplo está tomado de casos sampedrinos, sí.
Muchas de esas normas exigen seguros contra incendio, robos y lesiones a terceros, que permiten no sólo cubrir a los vehículos que están bajo su guarda sino también para las personas que trabajan allí. Porque además son generadoras de empleo, por supuesto.
Esas prerrogativas son condiciones sine qua non para habilitar un comercio de estas características en aquellos distritos donde la actividad existe como tal.
Como son un comercio, deben exponer las tarifas y tener un libro de quejas disponible. En la provincia de Buenos Aires, una ley establece que la Policía debe dejar un libro rubricado y foliado, norma que surgió en el marco de los controles para evitar el robo de automóviles y autopartes.
Regularizar y recaudar
La proliferación de este tipo de comercio obliga al Estado a prestar atención. Por un lado, porque es su deber resguardar los derechos de quienes contratan un servicio y que, llegado el momento, no tendrán elemento alguno para defenderse ante cualquier eventualidad que pudiera surgir, ya que no existe relación de consumo alguno.
Por otro lado, permitiría que la competencia sea leal y acorde a las prerrogativas que afectan a cada negocio: qué se puede hacer y qué no; qué se debe hacer; qué se debe pagar y cuánto.
Además, implicaría a las alicaídas cuentas del Municipio un ingreso nuevo, ya que esta actividad no existe en las ordenanzas fiscal e impositiva vigentes, por lo que hoy no hay instrumento alguno que permita cobrar por un negocio rentable e irregular.
Los remises, también
Las agencias de remises tienen por ordenanza la exclusividad de dos espacios frente a sus locales. Deben pagar por ello, 1.166 pesos por cada una por año. Muchas en la ciudad se apropian de más espacio, por las dudas.
En materia de remises, el Municipio se apresta a clausurar una agencia que no cumple con ningún requisito: no está habilitada y sus autos son de modelos anteriores a los exigidos por ley. Como si fuera poco, su propietario es pariente de un encumbrado funcionario político al que, probablemente sin que él sepa, nombra cada vez que los inspectores lo van a visitar.