Cobarde robo y agresión a una mujer
Una mujer mayor que se trasladaba en bicicleta por Güemes e Ituzaingó fue interceptada por dos delincuentes que se movilizaban en un ciclomotor. La maltrataron, amenazaron y se llevaron su cartera. El hecho se produjo a las cinco de la tarde sin que nadie advirtiera lo que estaba ocurriendo. Los gritos de la mujer alertaron a un trabajador que intentó capturar a los delincuentes sin éxito.
Ya no hay hora, ni lugar, ni modalidad en que los delincuentes tengan reparos para cometer un ilícito. Día a día se acrecientan los robos, los asaltos, los arrebatos, que a su vez van acompañados de forcejeos, insultos, gritos y agresiones.
En esta oportunidad la víctima fue una mujer de unos 60 años, que trabaja en un establecimiento escolar y circulaba en su bicicleta a tan solo dos cuadras del centro de la ciudad. Puntualmente, por Güemes e Ituzaingó.
María, venía de un consultorio médico de donde había retirado los resultados de un estudio que se había realizado semanas atrás.
Al llegar a la mencionada esquina, la sobrepasa un ciclomotor en el que viajaban dos muchachos (una modalidad muy común hoy en día), según aseguró la víctima, “bien vestidos, altos y de unos 25 años”. Uno de ellos se bajó rápidamente del rodado mayor, la tomó de un brazo y la obligó a bajar de la bicicleta. Comenzó a maltratarla y a exigirle que “le diera la cartera y la bicicleta”.
María, con mucho coraje, le pidió que le dejaran el rodado porque es su herramienta de trabajo.
Entonces fue allí donde el delincuente extrajo un cuchillo y se lo apoyó en el cuello intimidándola con mayor vehemencia para que le entregara “todo”. Como la situación no cambiaba apoyó el arma en la zona del estómago de la mujer gritándole que la iba a cortar. Toda esta situación duró varios minutos y sin que nadie advirtiera lo que estaba pasando, a pesar de encontrarse en una zona céntrica y transitada.
Mientras la mujer seguía resistiendo el ataque, en un determinado momento, comenzó a gritar “¡me roban… auxilio!” y así alertó a un joven que se encontraba descargando un camión muy cerca del lugar.
El testigo emprendió una carrera para atrapar a los delincuentes, pero éstos huyeron rápidamente del lugar. Antes de marcharse, amenazaron nuevamente a la víctima indicándole que “la volverían a encontrar”.
Se llevaron solamente su cartera que contenía algunos caramelos, papeles y los resultados de unos estudios médicos, que aunque no tienen valor, contenían todos sus datos personales, situación que la puso más incómoda aun. María destacó la solidaridad del joven que intentó capturarlos, y que intervino en el momento.
Lo increíble de este caso es que se produjo en plena tarde, a las 17 horas, en una zona comercial y céntrica, que es el acceso a uno de los establecimientos educativos más concurridos de la ciudad.
Al cierre de esta edición no había responsables detenidos.