Cinco años por robar un kiosco
A pocos más de dos meses de haberse producido el hecho, la Justicia condenó a un joven de 26 años por robar un kiosco en plena zona urbana.
Con una celeridad sorprendente condenaron a un joven sampedrino acusado de robo calificado por uso de arma.
El 2 de diciembre de 2009 se produjo el ilícito y el pasado 17 de febrero se llevó a cabo la audiencia en donde se dictó sentencia. Allí, de común acuerdo, la Fiscal de Juicio Dra. Gabriela Ates y el Defensor Oficial Hernán Orsi firmaron el trámite de juicio abreviado con la conformidad del imputado quien estuvo presente durante la misma. Todos, compareciendo ante la Jueza, Dra. Laura Fernández.
El robo se produjo cerca de las 22:00 horas en un kiosco ubicado en Juan B. Justo 55, frente a la estación de servicio Shell.
Hasta allí llegó el joven ahora condenado, de apellido Correa de 26 años, en compañía de otra persona de sexo masculino quien no pudo ser identificado. Previo a intimidar con un arma blanca a la empleada del comercio la despojaron de la suma de trescientos pesos en efectivo y de tarjetas telefónicas de la empresa Claro por un valor de cuatrocientos pesos.
En la causa se hallan probados diferentes elementos que se sumaron a la investigación para resolver el caso.
El acta de procedimiento que labró el personal policial que arribó al lugar, y también el relato de un testigo quien aseguró que minutos antes dos personas a quienes describió señalando que una de ellas portaba un arma blanca, le habían sustraído dinero en efectivo y algunas tarjetas telefónicas fueron decisivos para los agentes judiciales.
Un sereno de la zona reconoció a uno de los sujetos, justamente, el condenado. La damnificada indicó la dirección que los delincuentes habían tomado.
Se probó que en la búsqueda, en un bar ubicado en calle Rivadavia al 2600 se encontraba el penado en compañía de un sujeto de sexo masculino, por lo que ante testigos se procedió a la requisa urgente secuestrándose dentro del bolsillo de las bermudas que vestía, dinero en efectivo y en la cintura una cuchilla. Además se secuestró un chaleco, una campera de algodón marrón y una gorra.
Un punto en particular que tuvo la causa fue que la damnificada reconoció al sujeto ya que había sido compañero suyo en la escuela.
Finalmente se acordó la aplicación de una pena de cinco años de prisión de efectivo cumplimiento, teniendo como atenuante el acatamiento al trámite de Juicio Abreviado y la carencia de antecedentes penales. Otros delincuentes pululan por la ciudad con antecedentes y delitos de rango más grave. Tal vez sea una cuestión de buenos abogados.