Cientos de sampedrinos testigos del trágico recital del Indio
Arribaron a Olavarría en micros, combis, autos particulares y algunos se animaron a “tirar dedo”. Todos regresaron sanos y salvos a sus casas aunque sus familiares sufrieron a la distancia. Miles de fans de diversos puntos del país quedaron varados en la ciudad sin sus pertenencias e incomunicados.
“Llegué a las 5.00 del boliche después de que clausuraran todo y me puse ver cosas en internet. Entre eso me encuentro con que en el recital del Indio murieron dos personas. Inmediatamente llamé a mi viejo que estaba con mi hermano allá. Intenté dos veces y me contestó. Ellos no estaban al tanto de lo que había ocurrido”. El relato es de un joven que, a pesar de encontrarse a 450 kilómetros de Olavarría, se anotició antes que sus familiares de las muertes y heridos que dejó el recital del Indio Solari en el predio La Colmena.
Es imposible conocer el número exacto de sampedrinos que estuvieron en el show que pasará a la historia por lo trágico. El puñado de habitantes locales llegó en colectivos, combis, autos y, los más osados, a dedo. En su mayoría, lo hicieron en los días previos al sábado para ser parte de la famosa “misa ricotera” el mayor tiempo posible. Los recitales del ex líder de Patricio Rey y Los Redonditos de Ricota no comienzan cuando aparece en el escenario sino que algunos días antes los fanáticos comienzan a juntarse en espacios abiertos muchas veces acondicionados para la ocasión.
Vecinos que estuvieron en la ciudad bonaerense confirman, en primer medida, que los problemas fueron los mismos que en cualquier recital de Solari. Focos de conflictos aislados e ingreso de miles de ricoteros al show sin entradas, como principales. Pero en Olavarría todo se multiplicó por el inexacto pero gigantezco número de personas que colmaron primero la ciudad y, después, el espacio preparado para la fiesta que terminó en tragedia. El alcohol y el consumo de drogas condimentaron una de las escenas más patéticas de los últimos años a nivel nacional.
Desde San Pedro familiares de asistentes al “pogo más grande del mundo” pasaron minutos y hasta horas de incertidumbre hasta que lograron comunicarse con los suyos. Incluso algunos se pusieron al tanto el domingo a la mañana porque todo ocurrió en la madrugada. De a poco, regresaron a la ciudad sanos y salvos, sin secuelas del recital que se cobró dos víctimas, una de ellas de apellido Bulacio, oriundo de Garín y de similar apellido que Walter, joven de 17 años detenido y asesinado por la Policía Federal en el marco de un recital de “Los Redondos” en el estadio de Obras Sanitarias en 1991.
Los argentinos se acostumbraron a las tragedias populares generadas, en su mayoría, por cadenas de errores y negligencias por parte de los que tienen que llevar adelante la situación. La Justicia determinará si los dos fallecidos y lesionados son responsabilidad de los productores del recital, del intendente de Olavarría, Ezequiel Galli, que puso en jaque a todo el Partido al constituirse en fiador del evento, del Indio Solari, del público, de la seguridad o quien fuese.
San Pedro puede decir que sus ricoteros volvieron todos. Una mirada egoísta pero realista. Suena a que fueron a una guerra. Salieron sin armas, a divertirse. Pero los que debían asegurar que todo fuera una fiesta, los depositaron en un campo de batalla.