Cien años de enseñanza en el Paraje El Matadero
El establecimiento de la Escuela “Vicente López y Planes” que albergó a varias generaciones de familias de productores rurales, se vistió de fiesta, el viernes, para celebrar su centenario. Emocionados discursos, agradecimientos y memorables recuerdos de ex alumnos y ex directivos, se sumaron al acto al que asistieron más de doscientas personas. Los docentes se animaron a cantar una canción dedicada a la querida escuela.
Nadie faltó el viernes a la cita. La Escuela Nº 13 estaba vestida de fiesta con globos de color amarillo y rojo que formaban guirnaldas de flores atadas a las ventanas. Su galería, que albergó durante tantos años a niños que luego fueron padres y nietos de otros alumnos, mostraba orgullosa los afiches con fotografías de diferentes décadas.
En la entrada, un cartel brillante anunciaba la celebración: el centenario de “la escuelita del Matadero”, como cariñosamente la llaman quienes tuvieron la dicha de formar parte de su comunidad.
En una mesa decorada para la ocasión, los recién llegados se encontraban con un souvenir perfecto. “Mi Escuela cumple cien años” fue el título elegido para una pequeña revista en la que además de contar la historia del establecimiento, se publicaron fotos entrañables de alumnos, padres y docentes.
En el patio de cemento previo a la canchita de fútbol y especie de pequeño campo de deportes, las sillas estaban perfectamente acomodadas en dos filas. Allí se sentaron ex docentes, ex alumnos, autoridades municipales, policiales, de Prefectura y del ámbito educativo, y muchos vecinos que forman parte de tradicionales familias de productores rurales que recordaron emocionados la trayectoria de esta pequeña escuela.
El acto contó con la bienvenida de la directora actual, Hilda Ferro, la lectura de un texto escrito por una ex alumna que hoy en día es docente y que recordó con mucho cariño su paso por ese establecimiento, algunos otros discursos y el agradecimiento a un padrino que ha colaborado con la escuela, el Dr. Daniel Spirópulos, quien está radicado en esa zona. Después, todos los docentes con una carpeta en la mano, entonaron una canción dedicada al especial cumpleaños formando un coro que fue muy aplaudido. Para cerrar, se presentó un video en el que se repasó la historia de la escuela con entrevistas especiales a ex alumnos, entre otros Miguel Angel Sbert, que hoy tiene 81 años. “Usábamos guardapolvos blancos, la escuela tenía pisos de ladrillo y el pizarrón estaba sostenido por tres patas. La maestra lo podía mover hacia distintos lugares del salón… Cuando no hacía los deberes me ponían en penitencia detrás de él”, recordó con lucidez Sbert.
A este recorrido de recuerdos, se sumó el ex director del establecimiento, el maestro Vicente Fucci y la ex docente Rosa Taurizano que dejaron más enseñanzas y como no podía ser de otra manera, alguna lágrima de emoción.
Historia centenaria
La Escuela Nº 13, Vicente López y Planes, fue creada a principios del año 1906 en la vieja casona donde actualmente funciona la Sociedad Protectora de animales, en el mismo Paraje. Esa propiedad pertenecía al Sr. Juan Uriz. La enseñanza estaba a cargo de la directora Srta. María Luisa Pedernera y César, y la docente era la Srta. Aminta N. Pedernera y César que atendían 1º y 2º grado, con una inscripción de 84 alumnos. En el año 1911, la escuela se mudó al actual edificio aunque por supuesto era mucho más pequeño. El lugar fue cedido por el Sr. Carlos Necol y Hnos. Funcionaba hasta 3º grado y había entonces 87 alumnos. La Directora era la Srta. Sarah Hernández y la maestra, la Srta. Jacinta Victoria Hernández.
Más tarde, la misma familia Necol posibilitó que el edificio se ampliara para cubrir las necesidades y en 1951 donaron un terreno de 70 por 70 metros para que la escuela se instalara definitivamente.
Esta porción de la historia está documentada en cartas enviadas por el ex director Vicente Fucci, entre 1856 y 1957, a la entonces inspectora Mercedes B. de González. Esta funcionaria agradecía también la destacada actuación de otros vecinos, como Roque Taurizano y Wilfredo Gisler, que con equipos mecánicos trabajaron en el terreno para la formación del parque, y a quienes donaron dinero para construir un aula nueva, Cristóbal Grimalt, Ramón Roca, Juan Maseda, Luciano Fucci, Bernardo Gomila, Daniel Ledesma, Jaime Walls, Enrique Gomila, Santos Laiz, Julio Pane, Pascual Laurino, Andrés Roca, Salvador Prohensal, Francisco Perroud, Manuel Sobrino, Juan Puertas, Angel Cámpora, Federico Brant, Sebastián Adrover, Eduardo Mastroiani, Walter Tulissi, Pedro Todón, José Tófolo, Rogelio Saccá, Ramón Franch, Matías Capó, Gabriel Parera, Manuel A. Crivelli, Joaquín Laiz, Simón C. Mercado, José Sbert, Higinio Guardia, Juan Pessoli, Julio Ohiler, Tomás Tommasi, Antonio Bordoy, Luis Guereta, Victorio Gorvalán, Juan Garea y Roque Taurizano. Muchos de ellos desaparecidos, pero eternamente presentes en el corazón de su querida escuela.