El estado deplorable del Cementerio quedó en evidencia cuando Ceremonial de la Provincia llegó para despedir los restos de Nelson Lillo, el policía local asesinado el 25 de enero. El predio ya no está custodiado por Policía Local, hay baños que nadie limpia, y los destrozos y robos se producen incesantemente. La semana pasada una pareja que llegó para efectuar la limpieza de una bóveda, se encontró con las puertas cerradas minutos antes de las 18.00. Una vendedora de flores alcanzó a verlos para dar aviso.
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