Positivo-Negativo: La crónica policial semanal de “El Cebita”
El Cebita es el pseudónimo del autor de las crónicas semanales de La Opinión en su edición impresa. Sus historias circulan en todos los rincones de la ciudad, con un relato, que con especial mirada, tendrán en cada ejemplar un capítulo. La columna completa.
Entre tantas pálidas, al fin una buena para la ciudad: cayó en cana el “Pillo” Troche. Se mandó cualquiera el tipo, estuvo preso en el Penal, salió y volvió a hacer macanas. Por lo menos lo agarraron por el afano a Los Pinos, pero por arte de magia se acabaron ese tipo de robos que se estaban poniendo de moda. ¿Por algo será no?
Pasó de todo en la semana, pero los arrebatos a toda hora y en cualquier lugar siguen como si nada. Mujeres, en su gran mayoría, y menores son las víctimas preferidas de los cacos, que siguen haciendo lo que se les canta y con total impunidad.
Los que no aprenden más son los de los boliches. Este fin de semana les cayeron con todo y prácticamente no quedó ninguno abierto. Eso sí, ¿habrá llegado la hora de que se los castigue para que escarmienten? Hay algunos boliches que rompieron todos los récords, ya perdí la cuenta de las veces que los cerraron.
En el Hospital no pegan una. Salazar apretó el acelerador y no quedó ni un chorrito adentro, por más que estuvieran acomodados. Pero igual se afanaron un monitor. Vaya a saber quién fue, pero el que se lo llevó tenía data. Ahí, sobre la calle Belgrano, no hay cámaras ni personal de seguridad. Cri, cri, cri, cri.
Se armó un lindo quilombo “limítrofe” entre los vecinos del barrio Atepam y el barrio 25 de Mayo. Justo sobre la calle Casella, donde se juntan ambas barriadas. Culpan a una vecina que no los deja tranquilos, les tira piedras, los insulta, los amenaza, hasta corrió con un palo a uno que pasaba y aseguran que camina desnuda por la vereda. El otro día, los vecinos se cansaron y le quemaron gomas delante de la casa pero ella, lejos de achicarse, les volvió a tirar piedras.
Todo bien con los muchachos de Tránsito y los controles diarios pero el fin de semana a la tardecita le llevaron con el guinche la camionetita a un matrimonio que había salido a pasear. Es cierto que estaban estacionados sobre la línea amarilla, pero qué buenos sería que eso lo hagan todo el día y con todos, así la ley sería más pareja para todos. Se harían un pic-nic los muchachos de Burgos, Roleri o quien sea que los maneje.
La que parece que no estaba del todo limpia es Adriana, la mujer de Baradero que denunció a un policía de la Federal y a un amigo porque le manosearon la hija y le tiraron unos tiros. Aseguran que en la fiscalía de Granda en Baradero y en la de Tanús en San Nicolás tiene dos causas en camino, una de las cuales ya está por ir al juicio. Igual, una cosa no tapa a la otra.
El barrio Paraná está en alerta. ¡Un afano tras otro! Todos apuntan a algunos grupitos que no viven tan lejos de ahí pero, por ahora, nada nada de nada. El domingo los vecinos dijeron basta y al enterarse de que habían entrado a otra casa salieron a la calle, re calientes.
Vuelvo a reclamar: adónde están los “ochenta y pico” policías recibidos de la “Local”, los de la Comisaría, los de la DDI, la Rural… ¡Bah, todos! Bueno, me olvidaba de los jueces de Garantías, que en definitiva son los que deciden y que, últimamente, largan a todos.
A no ilusionarse: parece haber llegado la solución contra la inseguridad, pero sólo por unos días. El Comisario Pérez, sampedrino que maneja la Vial de la provincia, nos mandó por unos días motos y policías como para hacer dulce y custodiar la ciudad. Ojalá que estos sí controlen en los barrios más quilomberos, paren a los que tienen que parar en las calles por donde los chorros van y vienen. ¡No los quiero ver en la esquina del banco, eh!