Caso Nicolás Castillo: los estudios confirmaron que la sangre hallada era humana
Los exámenes efectuados en los laboratorios de la Asesoría Pericial de La Plata certificaron que las manchas halladas en la casa y en el auto de la familia Castillo son de sangre humana. El ADN practicado a cada uno de los familiares, incluido el joven asesinado, confirmará si pertenece a alguno de ellos. Además serán comparados con los estudios solicitados por la Fiscal Ramos, quien investiga la aparición sin vida del cuerpo mientras Manso investiga la desaparición.
La Justicia se tomó su tiempo pero valió la pena esperar. A medida que pasan los días aparecen los detalles oficiales de cómo se fue pergeñando esta historia que teje uno de los casos más difusos y aberrantes de los últimos tiempos y que se cobró la vida de un joven de apenas 20 años, de cuyo asesinato se desconocen los móviles.
A punto de cumplirse tres meses de la aparición del cuerpo, avanza la instrucción de la causa y a su vez se conocen resultados oficiales de muchos de los estudios y pericias efectuadas en relación al caso, las mismas que confirman varias de las sospechas que tenían los investigadores.
Una de ellas es que la autopsia reveló que la víctima murió por un golpe certero recibido en la nuca. Es decir que Castillo no fue asesinado en el lugar donde fue hallado o, al menos, el cuerpo no fue encontrado en su posición original.
La sangre habla
Uno de los casos puntuales –y que por algún motivo en particular el Fiscal Marcelo Manso había ordenado levantar los rastros– es el de las manchas de sangre que había en el interior de la casa de la familia Castillo en Río Tala y en el auto Ford Falcon gris de su propiedad.
En primera medida, los reactivos efectuados apenas se advirtió la presencia de rastros de sangre lo habían certificado. Para tener certezas, las muestras fueron enviadas a la Asesoría Pericial de La Plata.
El examen hematológico mediante el que se examina la sangre para obtener información importante no solo confirmó las sospechas sino que reafirmó que se trata de manchas de sangre humana. Es decir que las manchas halladas en una sábana, en un pantalón de varón, en el calzado de una mujer, las que había en el baúl del
Ford Falcón de la familia y en el patio de la misma casa pertenecen a alguna persona que haya estado allí y que sangró.
Es por eso que ahora se aguardan con expectativa los resultados de los estudios de ADN practicados al propio Nicolás Castillo y a su círculo íntimo para determinar si la sangre descubierta corresponde a alguno de ellos.
Los rastros advertidos en el interior de la casa se encontraron en una de las habitaciones, mientras que las que estaban en el patio eran bien visibles. Ante las consultas periodísticas que se le efectuaron a la madre del joven asesinado en aquel momento, ella respondió que era “la sangre de una gallina que había matado el perro”.
Los resultados a los que resta arribar serán determinantes para el avance y podrían precipitar el esclarecimiento del caso. Sobre todo con el ADN, que no solo comprobará o descartará muchas hipótesis sino que también permitirá que el cuerpo de Nicolás Castillo sea entregado a sus seres queridos, que tanto han reclamado por su cristiana sepultura.
Un caso a punto de esclarecerse
El joven de 20 años, quien desde hacía algunos meses vivía con su madre y dos hermanos en la ciudad de Baradero mientras que el resto de la familia habitaba la casa de Río Tala, fue visto por última vez el lunes 12 de enero. Dos días después, es decir el 14, su madre radicó la denuncia para dar con su paradero. Durante todos esos días se tejieron un sinfín de versiones e hipótesis. El 16 de febrero, en un bañado cercano al río Arrecifes, fue hallado el cuerpo sin vida de Nicolás Castillo.
Desde aquel momento se reunieron muchos indicios, algunos descartados. Pasados en limpio todos, los caminos conducen al mismo lugar. Aun así, no hay sospechosos imputados y sólo los resultados de las pericias determinarán donde murió y quien podría tener relación con el asesinato.