Caso Nápole: Elevaron a juicio la causa contra dos mujeres por falso testimonio
Durante la instrucción se pudo comprobar que dos testigos fraguaron su declaración a favor de la víctima y ahora, el fiscal las lleva a juicio. Las cámaras de seguridad fueron determinantes para poder llegar a la verdad.
Mientras se aguarda por la fijación de la fecha del juicio contra Nazareno Monzón (24 años), la única persona que fue hallada como principal sospechoso de haber asesinado a Pedro Caballero en el interior del bar Nápole, el fiscal Marcelo Manso inició en paralelo otra causa relacionada al hecho y que también la elevó a juicio.
El trabajo del equipo de la Fiscalía 5 dio sus frutos y después de varios días de observar y volver a mirar las imágenes reportadas por las cámaras de seguridad sobre lo acontecido esa trágica madrugada, lograron establecer que los testimonios de dos mujeres que aseguraron haber visto lo sucedido no fue así, por tal motivo ambas quedaron imputadas y ahora irán a juicio.
Es un caso que no ostenta muchos precedentes pero fueron tan dudosos los relatos de las jóvenes que despertaron las sospechas del fiscal como para poner en marcha otra investigación.
El homicidio se produjo mientras los jóvenes habían concurrido al lugar a divertirse entre amigos. Se desconocen los motivos, pero en un determinado momento se generó un incidente entre varias personas cuyos resultados desembocaron en la tragedia; al menos tres personas resultaron heridas pero quien llevó la peor parte fue Pedro Caballero, un joven de 28 años, oriundo de Ramos Mejía, quien había arribado con familiares y amigos a pasar el fin de semana largo en San Pedro.
La víctima tenía una herida a la altura del pecho y fue trasladada por sus propios amigos al Hospital “Emilio Ruffa” pero la grave lesión sufrida le provocó un cuadro irreversible y a los pocos minutos
falleció.
En un primer momento se hablaba de tres personas como los agresores de Caballero pero luego de descartar distintas hipótesis se indicó a Monzón como el autor material del hecho.
No vieron nada
Los instructores de la fiscalía observaron varias veces las imágenes de lo que acontecía esa noche, tanto afuera como adentro del local. Las ahora imputadas se presentaron como testigos y aseguraron haber visto cómo Monzón asesinó a Pedro Caballero en la madrugada del lunes 14 de noviembre de 2016 en el interior del bar ubicado en la calle Mitre al 1100.
Las acusadas se mantuvieron siempre sobre sus dichos pero las imágenes reportadas esa noche demostraron que las mujeres no estuvieron en el momento del incidente. Se pudo ver claramente el instante en que llegan al comercio aunque lo hicieron momentos después de que se produjo el asesinato, lo que deja prácticamente nula la posibilidad de que hayan observado lo que sucedió. Las jóvenes no habían estado cuando Monzón apuñaló a Caballero y la instrucción de la causa así lo refrendó.
Faltar a la verdad les podría costar muy caro a las incriminadas ya que el delito por falso testimonio previsto en el artículo 275 del Código Penal de la Nación Argentina vaticina una pena que va de un mes a cuatro años de prisión, ahora, si el falso testimonio se comete en una causa criminal, en perjuicio del inculpado, la pena será de uno a diez años de cárcel.
La validez de las cámaras de seguridad
Por desconocimiento u omisión siempre se puso en duda la eficacia de las cámaras de seguridad del centro de monitoreo municipal. Desde la justicia aseguraron que no es así y que los aportes del material requerido en reiteradas oportunidades han colaborado y mucho para resolver casos o esclarecer distintas situaciones. Distintos es que no se den a conocer o no trasciendan.
En el caso Nápole, el rol de las cámaras de seguridad del centro de monitoreo fueron determinantes ya que una vez que se estableció que las jóvenes habían faltado a la verdad se pudo rearmar el recorrido que hicieron esa noche hasta llegar al comercio y así establecer que no se hallaban allí en el momento en que se comete el asesinato.
A través de las distintas imágenes reportadas se pudo observar el recorrido que las testigos hicieron desde proximidades de las calles 3 de Febrero y Noseda, en el barrio Villa Lolita, hasta las puertas del bar ubicado en la calle Mitre al 1100.
En este caso, como en otros tantos más, el material fílmico grabado por las cámaras de seguridad fue determinante ante una situación que de otra manera hubiese pasado desapercibida.