Caso Gomila: Antes del juicio, el testigo clave tiene custodia de Prefectura
La Justicia dispuso que Fernando Olmos, el único testigo que compromete a Ulises Fernández, tenga custodia permanente, las 24 horas. Dos efectivos de la Prefectura Naval Argentina lo acompañan en su puesto de trabajo en el Buque Museo General Irigoyen y en su vivienda particular. El empleado municipal había denunciado amenazas en varias oportunidades. El lunes hubo una situación extraña con un personal de la DDI.
Sin fecha para el juicio que resolverá acerca de las responsabilidades de Ulises Fernández en el asesinato del viverista Ariel Lido Gomila, el único testigo que lo compromete tiene desde hace unos días custodia de la Prefectura Naval Argentina.
Así lo dispuso la Justicia, luego de que Fernando Olmos denunciara en más de una oportunidad que recibía amenazas y que temía por su integridad física, situación que atribuía directamente a su condición de testigo clave de la causa.
Dos efectivos de la fuerza nacional que depende del Ministerio de Seguridad que conduce Patricia Bullrich lo acompañan a todas partes. La custodia es permanente, las 24 horas, tanto en su vivienda particular como en su trabajo como empleado municipal, que cumple en el Buque Museo General Irigoyen.
El lunes, en el puesto de trabajo hubo un extraño altercado en el que habrían estado involucrados efectivos de la DDI, la policía de investigaciones. Llegaron en una camioneta, a toda velocidad, y bajaron para entrar al buque, porque querían hablar con Olmos, situación que la custodia del testigo impidió.
El testimonio de Fernando Olmos señala que la noche del asesinato de Gomila volvía de Gobernador Castro en un Renault 12, a través del camino rural y que, en la zona de la casa del viverista, escuchó detonaciones compatibles con disparos de arma de fuego.
La primera vez que declaró no dijo que había visto personas. Luego señaló que tenía miedo de que le pase algo a él o a su hija, por eso no había contado todo. En su testimonio final relató que al pasar por la casa de Ariel Lido Gomila vio dos personas que corrían desde la entrada, “a unos 15 o 20 metros de poste de luz” y en dirección al camino.
“Uno de ellos era Ulises Fernández, al cual pude reconocer enseguida porque lo conozco de antes y era gordito, petiso y peladito; el otro era medio morrudo, pelo corto, no pude ver bien el color, de tez blanca, pero no sé quién era”, refirió.