Caso Dara: la recompensa en el camino del secuestro extorsivo
Los presuntos secuestradores de la menor de edad sabían que la joven estaba pronto a cobrar una suma de dinero, lo que no sabían era cuándo. La insuficienca de los datos hizo que fallara su cometido. Ello implica que contaban con información y reseñas sobre el movimiento de la familia. Qué sabían y cómo lo obtuvieron.
Pasaron diez días del secuestro extorsivo de Dara, de 17 años, y prácticamente no se han producido novedades en cuanto a la investigación. A la familia le retiraron la custodia policial y aplazaron la citación de la Justicia Federal para que declaren.
A pesar de que el hecho fue caratulado como “secuestro extorsivo”, hasta el momento no hubo detenciones ni sospechosos a la vista. Aunque, respetuosos de los tiempos de la Justicia, siempre se espera que en cualquier momento haya novedades, más aún en un caso donde una persona asegura haber sido privada de su libertad por uno o varios sujetos.
Todo se ha dilatado demasiado como para desentramar una historia plagada de versiones en la que las pocas certezas estarían centradas en una recompensa que los secuestradores solicitaban.
Dara desapareció en la medianoche del sábado 23 de agosto cuando se dirigía al cumpleaños de una amiga, al que nunca llegó.
Durante las primeras horas de la madrugada su padrastro comenzó a recibir mensajes intimidatorios, hasta que le exigieron 150.000 pesos de recompensa para que le devolvieran a la joven. A partir de allí comenzó la búsqueda y fuerzas policiales de toda la región estuvieron abocados a esa tarea.
Finalmente, sobre las primeras horas de la noche del domingo siguiente, Dara fue abandonada por desconocidos, que la arrojaron de un auto y con sus ojos tapados.
A partir de allí se comenzó a tejer una historia de secuestro, dudas y certezas.
Querían la plata
Si bien los investigadores no han brindado ningún tipo de detalles sobre el caso ni acerca de cómo marcha la instrucción, en torno al secuestro existen algunas cuestiones que apuntan a una hipótesis relacionada con los datos con que contaban los presuntos secuestradores y a qué apuntaban.
La Opinión pudo establecer que hace tiempo la menor tuvo un accidente en la vía pública por lo que su familia inició una demanda a la empresa responsable del perjuicio. Al parecer, la acción judicial salió favorable pero por su condición de menor de edad no podía percibir el dinero hasta que cumpliera 18 años.
Evidentemente, quienes privaron de su libertad a Dara tenían ese dato y hacia allí pusieron el ojo. Un mensaje de los tantos que recibió el padrastro de la menor esa madrugada indicaba que pronto iban a cobrar un dinero y por eso le exigían recompensa.
Pero algo falló en cuanto a la recopilación de datos, porque habrían conjeturado que el cumpleaños de la víctima había sido el día anterior al hecho y que ya estaba en condiciones de cobrar el dinero, pero en realidad no fue así.
De todas maneras, no estaban tan errados porque el aniversario de su natalicio es por esta época del año y evidentemente alguien los tenía al tanto de los movimientos de la familia.
Más allá de cualquier marco que pueda tener el caso, por su carátula, el secuestro extorsivo existió, a menos que un vuelco inesperado cambie el contexto de la causa.
Mientras tanto, perduran las mismas preguntas de hace diez días atrás: ¿Dara y su familia conocen a los secuestradores o se trató de una banda? ¿Llegó a identificarlos? ¿Reconoció el lugar en donde la tuvieron cautiva? ¿Por qué a ella? ¿Dónde estuvo? ¿Quiénes fueron? ¿Estuvo programado? ¿Fue una especie de “venganza”?
Sin asistencia
No es la primera vez que sucede pero lo extraño del caso es que a pesar de la repercusión del hecho y sus características, sumado a que se trató de una menor de edad, tanto Dara como su familia no han recibido asistencia profesional, más allá de la que existió mientras ella estuvo desaparecida y a los pocos días.
Ningún trabajador del Servicio Local de Promoción y Protección de los Derechos del Niño y el Adolescente ni de otro ámbito asistencial se acercó a la familia para brindarles amparo debido a los momentos vividos y la crisis que evidenció Dara momentos después de su aparición.
Sólo se advirtió la presencia de una profesional que aportó por esa noche el Ministerio de Seguridad.
Lo mismo sucedió con el ámbito escolar, más aun si se tiene en cuenta que desde que sucedió esto ninguno de los hijos de la familia regresó a clases. Hay sospechas, y así se lo denunció, acerca de que personas desconocidas llamaron a la escuela donde concurre el hermano menor de la víctima preguntando por él. Esa misma tarde, un llamado anónimo alertó sobre la presencia de un artefacto explosivo.
A todo esto hay que sumar que la Justicia federal cambió la fecha de declaración de la joven y de su familia, que estaba prevista para la semana pasada. Por otro lado, la Policía retiró desde hace una semana la custodia que había destinado en su vivienda. Todo ello más allá de que tiempo atrás habían denunciado amenazas telefónicas que preanunciaron lo que sucedió.