Caso Andreani: Juan Ibarrola fue detenido y liberado, entregó $ 20 mil a la policía y no se los devolvieron
Trabajador rural de 59 años y vecino del barrio Bajo Tala, fue detenido el viernes por la madrugada en uno de los allanamientos ordenados por la Justicia. Por la noche lo liberaron pero no le devolvieron el dinero ni el teléfono. En su casa destrozaron todo y hasta lo golpearon a él, en calzoncillos. No sabe leer ni escribir, sufrió un ACV que le dejó secuelas el año pasado y este lunes vino a La Opinión a ofrecer su testimonio.
Juan Bautista Ibarrola, Juancho, tiene 59 años. El viernes por la madrugada fue detenido en su casa del barrio Bajo Tala por la comisión policial que encabezó nueve allanamientos por el caso Andreani. Ese mismo día, por la noche, lo liberaron porque no había evidencias en su contra. Este lunes vino a la redacción de La Opinión para contar su historia.
Trabajador rural desde que era un niño de apenas siete años, Ibarrola cambió el barrio La Tosquera por el Bajo Tala hace unos años, cansado de que le robaran. Tras sufrir un ACV hace un año, que le dejó secuelas, tuvo que comenzar a pensar en dejar de trabajar en el campo.
El día de los allanamientos llegaron a su casa para detenerlo por primera vez en su vida. Los atendió en ropa interior, porque estaba durmiendo. “Date vuelta, contra la pared”, le gritaron. “¿Qué pasó?”, preguntó. Como toda respuesta obtuvo tres, cuatro golpes.
“Me maltrataron en mi casa”, se quejó. “Me dieron vuleta todo, me sacaron todas las cosas”, relató. Le llevaron el teléfono celular que había comprado gracias a que una hermana le prestó dinero y hasta se llevaron la plata que tenía, alrededor de 20 mil peso.
“Se iban y les dije que tenía esa plata y se la llevaron, eran los únicos 20 mil pesos que tenía”, contó Ibarrola
Juancho Ibarrola no sabe leer. Su mamá falleció cuando tenía 3 años. Al poco tiempo ya estaba en el campo, trabajando. Aprendió todos los oficios del medio rural, pero nunca aprendió a leer y escribir. Por eso para el allanamiento hubo que leerle en voz alta la orden emitida por el juez de Garantías Román Parodi a solicitud de la fiscala María del Valle Viviani, que siguió los pasos de la investigación de la policía que derivó en el procedimiento del viernes.
“Buscaban cadenitas de oro, buscaban armas, zapatillas, unas camperas y no sé qué más. Yo les dije: ‘mirá, si buscás podes buscar todo el mes, todo el año, si querés; acá no vas a encontrar nada’. ‘Si sabemos que las cosas las tenés acá’, me dijeron, como acusándome”, relató.
Juancho Ibarrola vive solo. Los fines de semana, contó, habitualmente a las diez de la noche está en la cama. “No salgo para ningún lado, no hago joda”, dijo. A Andreani le robaron un domingo alrededor de las 23.00.
Después de dar vuelta todo lo que había dentro de su vivienda —una habitación, la cocina comedor y el baño—, le dijeron: “Acá adentro no tiene nada, ni un peso tiene”. Allí fue cuando les dijo que plata tenía. La buscó, porque la policía no la había hallado, y se las entregó. A pesar de que lo liberaron, todavía no se la devolvieron.
“Me hicieron pedazos todo, sin ningún motivo. No pueden desquitarse así con alguien como yo”, se quejó.
Este lunes, junto a su cuñado y su sobrina, Juan Bautista Ibarrola se acercó a Fiscalía para consultar por sus pertenencias. Le dijeron que como todo está en investigación, todavía no le pueden devolver nada y que vuelva la semana que viene.
Mientras estaba en el calabozo de la Comisaría con el resto de los detenidos, todos le decían que no podía ser que lo hubieran llevado a él. Coincidían en considerar “una burla” su detención.
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