Carta abierta a la corrupción, de un Estado corrupto
No obstante lo reiterativo de hechos y situaciones, no dejan de sorprendernos los actos de corrupción cada vez más descarados e insolentes, de un gobierno que pasará a la historia como la putrefacción de una democracia desdibujada por los estragos del autoritarismo, que nada tiene en común con la nacida del pensamiento y obra de los antiguos griegos. La filosofía empleada es la de una autocracia a imagen y semejanza de los pequeños invertebrados políticos que, por un lado se disfrazan de demócratas, y por el otro, bajo un estado de derecho, avasallan el derecho al trabajo, la salud, la educación, la seguridad, la cultura, la soberanía, la esperanza, la ilusión. En definitiva, el derecho a la vida y la libertad. Es, nuevamente, el liberalismo mutilante del sometimiento, la denigración, el manoseo a la autoderteminación, manejando en forma astuta y prepotente el destino de toda la sociedad, sumergiéndola en una deprimente realidad nacional. Antes era el fraude electoral, un fraude avalado desde el gobierno (décadas del ‘30 y el ‘40) que tiñó de ilegitimidad los hechos políticos de esa época. Hoy es el fraude a la dignidad cívica, donde un gobierno que administra fracaso, miseria (aumentaron en 40.000 los pobres) y marginalidad, permuta en una permanente mentira, “beneficencia” en lugar de trabajo para todos, por continuidad…, hablando de grandes cambios y distribución de la riqueza…, cuando adolece de graves defectos estructurales. Ya no emplean el soborno de la “estabilidad” (la inflación está carcomiendo los cimientos de la economía y empobreciendo, aún más, a los que menos tienen, entre ellos, a los jubilados y pensionados, los eternos parias de un sistema cada vez más perverso). Lo saben, y lo desmienten hipócritamente al no tomar las medidas que corresponden, y mienten, mienten permanentemente menospreciando la capacidad intelectual del pueblo, disfrazando la realidad, burlándose de la gente, despidiendo masivamente a empleados y funcionarios del INDEC, por cumplir con los deberes del funcionario público al querer informar al pueblo las verdaderas cifras de la inflación. Y todo esto para permanecer y perpetuarse en el “poder”…hasta el 2019 (ésa es la idea, ya programada…). Porque esa “estabilidad” de la que hablan sólo sirvió para favorecer al “horror económico”, el resto ha tenido que sobrevivir miserablemente en un país donde la corrupción ha hecho metástasis en avanzado estado de aniquilamiento de una sociedad acosada por el miedo y el terror. Porque los manipuladores de este Estado corrupto, saben muy bien que un pueblo temeroso sin perspectivas ni futuro, es un pueblo paralizado, entregado. La corrupción de este Estado corrupto es como una gran mancha oscura que lo va cubriendo todo, haciendo irrespirable la convivencia, entrelazando los tiempos de las cosas animadas convirtiéndolas en inanimadas. Lo grave es que lo inanimado es el ser humano!. En este estado de descomposición institucional y habiendo perdido el control de su propio descontrol, los artífices de la cuarta década infame de la Historia Argentina en el siglo XXI, han avasallado lo último que aún le queda la país (además de la Corte Suprema de Justicia), el Congreso de la Nación, pretendiendo en su demencial carrera de corrupción y anomalía total, sentar en sus honorables bancas a rufianes, serviles e inmorales, para asegurarse la impunidad de sus actos cuando dejen el poder!. Mientras el tiempo corre y la hora llega, este Estado corrupto sigue con su latrocinio. Esta vez le ha tocado el turno al campo, los medios de comunicación y, fundamentalmente, “a la libertad de expresión”, con su destino bajo la guillotina, a la espera de que rueden sus cabezas por el filo de la demagogia y de una economía aberrante, que privilegia a ese latrocinio por sobre el bien común de las personas. He aquí otra trivialidad desmembrando la estructura sin la cual el presente tambalea y el futuro se desintegra como un átomo!. ¿Cuáles son las virtudes que los gobernantes de un Estado corrupto prefieren de su pueblo?. Pues, que ese Pueblo mire con indiferencia, idiotizado por la ignorancia, la decadencia y la denigración de los postulados básicos de la ética, sin la cual el comportamiento humano queda excluido de una sociedad libre, soberana y democrática!. Pero el pueblo esta ahí! Este es un momento histórico. El pueblo se puso de pie y dijo ¡basta! a la tiranía reinante, y en un ejemplo de civilitud, llenó con su presencia todo Palermo y la Av. del Libertador, triplicando a la Plaza del Congreso. La Plaza de la desvergüenza, de la demagogia y la “coima”!... Si lo conocido es lo seguro, lo seguro es lo habitual, lo habitual es lo repetitivo, se deduce entonces que la libertad es tremendamente momentánea y pasajera! Hoy sabemos que el verdadero rostro del “chacal” ya no se oculta, es la ausencia de la dignidad, es una malversación de lo ético y lo moral!. Estos políticos son como el motociclista, están encapsulados. Cada uno en lo suyo. No ven. No escuchan al exterior, como si éste no existiera. El país está bajo el agua pero el político no se entera, por más que esté informado: él sigue su campaña hacia la próxima elección. No pasa nada. Y siguen encapsulados en su soberbia, se olvidaron por eso de su tiempo. Para el individualista ensimismado nunca pasa nada, y por tanto hace lo que quiere. Pero esta vez a esos individualistas insolentes, “capangas de la política subdesarrollada”…, el campo y con el campo todos los que estamos hartos de esta demagogia infame, les estamos diciendo ¡NO! a los “K” y a sus “cortesanos”, “amortajados en la coima” que necesitan, para vivir en la opulencia de su vileza!. Los argentinos hemos derribado múltiples valores, y nada construimos. Eso lo hicimos como personas que somos del mundo, y no en realidad de argentinos. El siglo XXI es iconoclasta, no se respeta autoridad alguna. Tal vez por eso, estos burócratas de la Rosada han desconocido la autoridad del pueblo, el derecho del pueblo, y la necesidad del pueblo a defender sus derechos y su trabajo. Han creído que éramos el “mínimo imponible de una vida sin común”. No podemos esperar las inundaciones para ser solidarios. Este canto de última hora, es la hora de nuestros hermanos del campo; y sirvió para solidarizarnos con nosotros mismos, y en esa solidaridad, nos unimos todos con todos y para todos!.Esto explica porqué los acontecimientos se van precipitando y el pueblo va tomando poco a poco las riendas del fracaso, exigiendo recuperar los valores perdidos, y desarrollando la organización constitucional definitiva del país. Entonces, de ese Estado corrupto sólo quedará: ¡ LA VERGÜENZA DE HABER SIDO, Y EL DOLOR DE YA NO SER! Nélida López.