Candidaturas “testimoniales”
Ante la aparición de las denominadas “candidaturas testimoniales” por una construcción periodística que aparece cada vez que algún episodio supera las posibilidades de ser tituladas con un término que defina correctamente la situación, La Opinión solicitó al Dr. Benito José Aldazábal la columna que se publica a continuación. Es intención de este medio poner a consideración de los lectores la legalidad de las decisiones que se están tomando de cara a las elecciones legislativas adelantadas para el 28 de Junio de 2009.
Definitivamente, asumí la sensación de que vivo en un país de inimputables. Nos ocurren los hechos más tremendos y, luego del estrépito momentáneo, al muy poco tiempo ya no hablamos más del caso y seguimos en la rutina de lo que vendrá. “Acostumbrándonos”, leí en un editorial estupendo de este periódico hace un tiempo. Un ejemplo vivo y reciente es la manipulación de las estadísticas y censos. ¿Qué país puede considerarse serio si miente en sus datos esenciales que hacen a su funcionamiento institucional, social, económico y financiero? Se miden falsamente la inflación, los índices de pobreza y de desempleo, de la inseguridad y de la producción industrial. ¿Cómo actuar en un país así? ¿Acaso no es esto un signo de inimputabilidad?
El tema de las llamadas candidaturas testimoniales es otro ejemplo. Causó indignación y estupor por unos días. Hoy creo que ya es historia. Todos asumimos que ese accionar falaz y estafador hacia los votantes es una realidad con la que tenemos que lidiar hasta que las urnas den su veredicto. Una vez más confrontarán el voto “manada” con el voto “pensante”.
En la faz jurídica estas candidaturas quizás no sean absolutamente impugnables, pero en el aspecto ético y moral son deleznables. Se trata simplemente de estafar al votante.
Lo de formar listas de candidatos o postulantes que ya son funcionarios para cargos legislativos que luego no asumirán causa verdadero estupor y sin embargo ya ha sido aceptado. Y se habrá burlado al electorado como tantas veces. Y ojo que cierta oposición también tiene su culpa en esto. Gabriela Michetti tiene un cargo ejecutivo y ha sido elegida para permanecer en él por dos años más y sin embargo asume su condición de postulante a un cargo legislativo defraudando a quienes la votaron antes. Felipe Solá ha sido elegido diputado por un partido del que ahora reniega y se postula sin renunciar a su banca. Y Francisco De Narváez va por diputado asegurando que “después se verá” o sea que sin tapujos confiesa que en el 2011 irá por Gobernador antes de cumplir su mandato de legislador.
Siendo ya septuagenario he perdido toda esperanza de ver en vida un cambio en las instituciones políticas de mi país e incluso tengo la certeza de que mediarán unos 100 años antes de que cambiemos esta perniciosa metodología de crear pobreza —porque de eso se trata— para tener clientela política continuará sin solución de continuidad. Da mucha pena y más vergüenza ver en Bs. As. a niños, mayores y ancianos durmiendo en plazas y subterráneos en estado menesteroso. ¿Y quiénes han logrado ese fenómeno si no nuestros políticos que se desgañitan clamando en sus postulados que vienen a suprimir la pobreza que ellos mismos utilizan como pretextos electorales…? ¿Acaso no vimos por TV que la Presidente de los argentinos en Salta (cuando el desastre de Tartagal) se “sorprendió” de la pobreza que veía en el país? ¡Como si ella recién apareciera en la política nacional…!
Y si esto que digo se pretende negar, pido que se responda a la siguiente pregunta: ¿Cuántos años hace que el populismo político viene gobernando este país y cómo se explica que la pobreza, el analfabetismo y la miseria se hayan entroncado de tal manera en nuestra realidad actual? ¿Acaso nos estuvieron gobernando “los “marcianos”?
Mi lectura de la realidad es muy desesperanzada. Este tema de las candidaturas “testimoniales”, es apenas un estornudo en la enfermedad terminal de un sistema institucional que ya no funciona más. Debemos comenzar a tomar conciencia de que es preciso analizar nuevas experiencias político-institucionales y allí coincido plenamente con el magistrado de la Corte Suprema Dr. Eugenio Zaffaroni en que deberíamos ir hacia un sistema parlamentario y salir del sistema presidencialista que se encuentra agotado, o la realidad nos pasará por arriba. Este tema no es posible abordarlo en esta nota y deviene de inigualable trascendencia. Por ello creo que esto de las candidaturas “testimoniales” es un simple “resfrío” ante la debacle institucional que se avecina. ¿Ya hemos pensado qué ocurriría el día 29 de Junio si el Gobierno es arrasado en las urnas el Domingo 28? ¿Seguirán los actuales gobernantes…? Esta es una pregunta que también me hago. ¿Y si renuncian porque se consideran “destituidos”… qué sucederá después…? Creo que estamos en vísperas de acontecimientos cruciales e imprevisibles debido a los hechos que, habitualmente, hacen y les suceden a los seres inimputables.