Cada vez son más las denuncias por violación
Son nueve los casos confirmados en lo que va del año. Un índice demasiado alto en una sociedad que se está acostumbrando a convivir con esta problemática, ante la quietud de quienes deberían intervenir.
El crecimiento de la delincuencia callejera no es una novedad, y los casos de violencia familiar y entre vecinos se suman día a día. Lo que resulta difícil aceptar, es que los casos de abuso sexual con acceso carnal se han incrementado notablemente y van mucho más allá de una cuestión social.
Esta problemática parece no tener un control como muchos esperan. Y más allá de la participación de la Justicia y la condena que les imponen a los autores, quedan otras cuestiones por resolver del otro lado de estas tristes historias.
En la mayoría de los casos, quienes deben ocuparse del tratamiento de las víctimas y sus familiares aseguran que después de un tiempo determinado, la asistencia comienza a desvanecerse a la par de cada causa y a veces no sólo por la responsabilidad propia de quienes entienden en los casos, sino también de las propias víctimas.
Este panorama no es nuevo en San Pedro y para quienes están a cargo de los controles, no deja de ser un número más que preocupante, más aún, si se los compara con otras ciudades.
Además, aunque parezca increíble, hay que tener en cuenta que el mayor promedio de casos de abusos, no se produce en la vía pública sino en grupos familiares, resultando incontrolable hasta el día en que se descubre.
No sólo son números
En total son nueve los casos registrados hasta la fecha. Una estadística verdaderamente alarmante por el grado de violencia que se ha utilizado en la mayoría de los casos, todos confirmados tras las pericias como “agravados con acceso carnal”. Además han transformado en víctimas principalmente a mujeres jóvenes de corta edad.
En algunos de los hechos fueron víctimas personas con deficiencias mentales.
Lo más grave de estos números de registros, es que el 90 por ciento se han producido en el seno familiar superando cualquier límite de imaginación posible donde las historias son verdaderamente increíbles.
El primero de los casos registrado, se produjo el último día del 2006. Este hecho tuvo alternativas demasiado particulares, la víctima resultó ser un menor de 12 años que fue engañado por el abusador, quien todavía no ha sido capturado.
El 26 de Febrero se produjo otra denuncia por abuso sexual.
Esta historia es mucho más grave ya que la víctima cuenta con tan solo 10 años y el violador es un familiar directo, que fue detenido y actualmente se encuentra en la Unidad Penal de San Nicolás.
Una de las situaciones que acaparó la atención de los medios más importantes del país fue lo acontecido en el seno de una tradicional familia de músicos de la ciudad. Juan Antonio de 40 años, conocido como “el tigre del teclado” y su concubina, Mirta Raquel de 35, cayeron en manos de la Justicia, acusados de ser partícipes del abuso sexual, donde increíblemente la víctima era su hija de 12 años.
Lo más aberrante de este caso es que esta situación se venía produciendo desde hace tres años y la progenitora de la menor le proveía pastillas anticonceptivas para evitar que la pequeña quede embarazada. La pareja fue rápidamente detenida, el hombre fue trasladado la semana pasada a la Unidad de Penal de San Nicolás, acusado de abuso sexual reiterado con acceso carnal. La mujer se encuentra detenida en la Comisaría de la Mujer de San Nicolás, acusada de corrupción de menores.
Durante el mes de Julio se produjeron los últimos casos denunciados. Uno fue el día 13 en la localidad de Río Tala, donde un hombre de 43 años, José Eusebio, abusó de su hija de 14. El despreciable sujeto, permaneció alojado en la Comisaría local hasta que se dispuso su traslado a la Unidad Penal de San Nicolás.
Al día siguiente se produjo otra denuncia. En este caso se produjo la detención de un hombre mayor de edad, acusado de abusar de una menor de 13 años.
El último caso que se enumera en esta lista de hechos aberrantes, es el que tiene como principal protagonista a Hugo Martín Cáceres, de 23 años y más conocido como el “Santiagueño”. El accionar de este sujeto tiene alguna particularidad con respecto a los demás. Sus víctimas no lo conocían, es decir que a diferencia de los otros abusos, utilizó otros métodos para amedrentar a sus víctimas, aunque en todos los casos lo hizo en horas de la noche, en zonas oscuras, puntualmente obras en construcción.
Cáceres fue detenido el 7 de Junio en su casa. Durante el allanamiento se encontraron diferentes elementos que lo comprometían seriamente, mientras tanto desde diferentes sectores políticos y hasta un estudio jurídico, apostaban a su inocencia. Finalmente se habría llegado a la conclusión que el “Santiagueño” podría ser el autor de tres hechos “confirmadísimos” y que tuvieron en vilo a todo un barrio durante unos cuantos meses. Uno de los hechos se produjo el 1º de Febrero en el que su víctima fue una joven de 13 años. El segundo caso de abuso, que se le imputa aconteció el 13 de Marzo y la víctima fue una joven de 16 años.
El último de los casos que se le adjudica y que fue determinante para dar con esta persona, tuvo como escenario una obra en construcción de la calle Almafuerte, en cercanías del club Paraná.
Fue durante la madrugada del 29 de Mayo y la víctima, una mujer de 18 años, que fue interceptada y llevada por la fuerza hasta el lugar en donde fue vejada.
Hasta aquí se enumeran los casos registrados en lo que va del 2007. Una lista increíble de tristes episodios que han envuelto a vecinos.
Casos simples
A la lista de los hechos caratulados “graves”, podrían anexarse un número aún mayor de casos tan alarmantes como los otros.
Los caratulados como abuso sexual simple, para la Justicia son los menos graves porque no se ha constatado acceso carnal. De todos modos no dejan de ser preocupantes, pues está confirmado que las víctimas sufren los mismos trastornos psíquicos.
Además, muchos de los casos que pueden adoptar como menores, a la hora de armar un cuadro estadístico o algo parecido, no suman, restan.
En San Pedro también es para alarmarse la cantidad de casos de estas características que se han denunciado. El promedio es similar al de los abusos graves, pues en su mayoría los involucrados son menores y no sólo como víctimas sino también como victimarios, con un lazo familiar entre medio.
No hay dudas de que quienes sufren esta clase de vejámenes pasan por la misma situación, porque en la mayoría de ellos no terminaron en lo mismo por cuestiones del momento, ya que las intenciones de los abusadores son prácticamente las mismas.
Por momentos, parecen sólo números, pero en realidad son huellas que marcan a las víctimas para toda la vida.