Buscan testigos para investigar la muerte de un motociclista
Hugo Lobello dice que la causa por la muerte de su hijo fue caratulada como accidente, pero habría testigos que podrían confirmar que se trató de un intento de robo. La víctima era Rubén Darío Lobello, un chofer de la empresa Rucar que falleció el 27 de Noviembre del año pasado, al colisionar con otra motocicleta en Los Andes y Aulí.
La muerte de Rubén Darío Lobello de 37 años ocurrió en el mes de Noviembre y fue considerada hasta la actualidad, tanto por las autoridades como por la comunidad, como el resultado de otro trágico accidente de tránsito de los tantos que se han cobrado vidas en San Pedro.
Pero la familia de la víctima cuenta con otra versión, que de confirmarse podría cambiar la carátula del caso. El padre del occiso, Hugo Lobello dice que habría testigos de lo que ocurrió esa noche que podrían confirmar que su hijo era perseguido por otra persona que intentaba sustraerle el rodado que conducía. “Fue un encierro para robarle la moto”, dijo, afirmando que su interés es convocar a todas aquellas personas que puedan aportar datos sobre lo que ocurrió en la madrugada del 27 de Noviembre de 2005, cuando su hijo circulaba a bordo de su moto Guerrero, que había comprado “hacía diez meses” en un local sampedrino. “He venido varias veces a San Pedro, pero el caso fue cerrado como un accidente. Y mientras yo velaba a mi hijo, el responsable andaba en la calle”, comentó.
Hugo Lobello vive actualmente en la localidad de Quilmes, en el Gran Buenos Aires, pero esta semana arribó a la ciudad y se alojó en un hotel para realizar las diligencias que le permitan solicitar a las autoridades un cambio de carátula.
Persecución y muerte
La muerte de Lobello, quien se desempeñaba entonces como chofer de Rucar, se produjo en la intersección de las calles Los Andes y Aulí, en la madrugada del domingo 27 de Noviembre. El reporte policial indicaba entonces que habían colisionado dos motocicletas, la Guerrero de la víctima y un ciclomotor color rojo conducido por Carlos Barboza, que viajaban en el mismo sentido. Algunos testigos habían confirmado que al cruzarse un perro, las motos habían colisionado. Pero el padre de Lobello dijo que “alguien lo perseguía y el que venía a toda velocidad por la calle de tierra (Los Andes) quería encerrarlo y aminoró la marcha: Rubén cuando vio el encierro, aceleró más. Si los dos hubieran chocado a alta velocidad, los dos tendrían la misma consecuencia pero eso no ocurrió. Uno fue un caso fatal y el otro que estaba parado no”, dijo Lobello que incluso escribió en una carta estas declaraciones y dibujó un mapa que describe dónde y cómo habría ocurrido el accidente.
Como anécdota, Lobello también apuntó que en 1992 su hijo había intentado resistir un robo y que esto sería un antecedente válido para explicar su muerte. “De madrugada en Quilmes, en el año 1992, le quisieron sacar la moto mientras estaba parado en un semáforo. Una persona enfrente, con un revólver en la mano le dijo que pare, él lo enfrentó, le hizo zigzag, pero una bala le pegó en la pierna derecha perforándole el hueso, y así manejó 15 cuadras hasta su casa”.