Buscan al “entregador” del asalto a Deboglio

La policía local investiga el robo que sufriera la sampedrina Sandra Deboglio aunque las novedades concretas por el momento son pocas. El viernes pasado –la jornada siguiente al asalto que ocurrió durante la madrugada- el personal distrital allanó siete viviendas tras obtenerse algunas pistas de los posibles autores.
En un domicilio de la calle San Lorenzo, en el barrio Las Canaletas, se secuestró el televisor color de 20 pulgadas que le habían robado a Deboglio. Pero todavía no hay detenidos y el caso no está resuelto completamente porque se cree que ese lugar podría ser un simple aguantadero donde se guardan cosas robadas, siendo que también se halló una balanza color naranja marca Molero que podría ser el producto de otro robo.
Lo que así aseguran los investigadores es que tanto éste como tantos otros asaltos ocurridos se originan en una “entrega” o mejor dicho en un “encargo” concreto de una persona que en general es conocida o allegada a la víctima. La modalidad es siempre la misma, con la diferencia que en ciertos casos, los datos que ofrecen los entregadores no son ciertos.
En el caso de Deboglio, la misma mujer relató a los medios cómo los ladrones le solicitaban insistentemente un dinero que no poseía pero que ellos estaban convencidos que la mujer había cobrado. Estimaban que eran unos $ 3 mil aunque la víctima es una empleada municipal cuyo sueldo es bastante menor a esa suma.
Las sospechas, aunque por motivos de la investigación no han sido expuestas por las autoridades, apuntan a una persona relacionada con Deboglio que podría haber tenido intereses puntuales en robarle no sólo dinero sino también otros efectos y documentos.
Así fue como por ejemplo, los sujetos se llevaron los papeles de una motocicleta de la mujer.

Una hora de terror
El pasado jueves, alrededor de las 4.30 de la madrugada, Sandra Deboglio despertó sobresaltada en su casa de La Laguna 2637. Su sueño fue interrumpido por varios gritos y el frío de un arma apoyada en su cabeza. Al abrir los ojos vio a cuatro sujetos encapuchados. Uno de ellos, el que le apuntaba con el arma, permaneció a su lado durante la hora que estuvieron dentro del domicilio. Los restantes tres delincuentes, por su parte, se dedicaron a revolver toda la casa en búsqueda del supuesto dinero.
Por lo que hablaban los malvivientes entre sí, Deboglio pudo inferir que los delincuentes habían elegido esa casa siguiendo datos precisos, aunque ella afirma, equivocados. “Si se la vendieron, se la vendieron mal”, les dijo en ese momento.
Sabían además que ella es empleada del Hospital y, en consecuencia, le pedían que les entregara medicamentos. “Me pedían que les diera Rivotril”, comentó luego del episodio muy angustiada.
Finalmente, después de una hora en la que tuvo que soportar que le pincharan las piernas con un palo que tenía un clavo en un extremo, que la ataran de pies y manos y que la amordazaran para evitar que grite, los delincuentes se fueron llevándose un equipo de música, un televisor, una videograbadora, dos celulares, varias cajas de medicamentos, los papeles de su moto y el sueldo de Deboglio, sin que ningún vecino viera o escuchara nada.
Por eso nadie sabe cómo se llevaron tanta cantidad de cosas. En un momento, contó la víctima, hablaban de “llamar a un remis para cargar todo”.
Una vez los delincuentes se retiraron de su domicilio, Sandra salió, como pudo ya que estaba atada de pies y manos, y pidió ayuda a los vecinos. Luego se dirigió a la Comisaría a radicar la denuncia.